T5E05: Reclutamiento

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Ya era costumbre que, siempre que un cartel nuevo fuese pegado en los tablones de anuncios, se armase un revuelo en todo el campus y esta vez no fue la excepción.

Los estudiantes se apresuraron a leerlo, más al saber que aquella chica, Amelia Hardeen, había pegado personalmente los carteles la tarde anterior. En pocas palabras, los estudiantes que habían participado en el torneo del curso pasado (y el público en general), estaba invitado a un seminario impartido por Amelia Hardeen.

La idea emocionaba a más de uno, pues era evidente que era un asunto de Alba Dorada, ya que el cartel de por sí tenía el símbolo de la organización en una esquina. Nessa también lo advirtió al instante, renegando de cualquier intención previa de asistir. Seguía resentida con Amelia por ocasionar que le quitasen su insignia de Alba Dorada, así como con la organización en sí. Además, dicho seminario tenía evidentes intenciones de reclutar estudiantes como agentes de Alba Dorada. Nessa no sabía aún cuál era la prisa por reclutar a tanta gente como fuera posible, pero algo ahí le olía mal.

Alrededor de Nessa, se escucharon múltiples murmullos respecto al seminario (y a Hardeen): "Pensé que eran más como soldados con traje bonito". "¿Cómo consigo un traje como esos?". "Pensaba que no podíamos usar perforaciones con ellos", entre otros comentarios. Nessa se enfadó, pero controló su impulso de explotar en público una vez más. ¿En serio lo único que les importaba era verse bien con el traje puesto? Evidentemente, no tomaban en cuenta el sufrimiento de las personas que se veían afectadas por Alba Dorada, como simples daños colaterales.

Más tarde, en clase, Kalea intentó convencerla de asistir, pero Nessa se negó cada una de las veces que su amiga tocó el tema: se negaba a entrar al auditorio y escuchar a la persona que la había humillado en público. Recargado en el marco de la puerta, el Kato ilusorio la miró con desaprobación, pero Nessa no iba a ceder esta vez, ni siquiera por Kato.

— Pero, la mayoría de nuestra generación irá - Argumentó Kalea, intentando convencerla - Anda, no quiero ir sola.

Y en teoría, no iría sola, pero Toph estaría al lado de Kai, y Mei junto a Khanna. Kalea cada vez se sentía más al margen del grupito del Paraselene, pero a Nessa no parecía importarle. Al final, Kalea terminó yendo sola. Además de sus amigos de Paraselene, también pudo ver a otros conocidos de su curso, como Tini y Alex, o Aligheria y Ava. Jorge también estaba ahí, junto con un grupito de chicos a los que Kalea no conocía. Amelia aún no subía al escenario del auditorio, pero ya había agentes de Alba Dorada abajo del mismo, coordinándose con el personal del campus para preparar los recursos del auditorio.

Con el micrófono encendido, las luces calibradas y apuntando al centro del escenario, y un agente en cada entrada, el auditorio tenía una atmósfera de misterio encima. ¿Para qué necesitaban tanto personal de Alba Dorada? Los más paranoicos empezaron a temer por sí mismos: después de todo, la última vez que vieron tanto personal de la organización en el campus, fue durante  el último ataque del Nightstalker.

Sin embargo, nada de eso ocurrió. Al cabo de unos pocos minutos, Amelia Hardeen, con su uniforme negro y rojo, subió al escenario, con sus teñidos mechones de cabello moviéndose con cada paso que daba hacia el centro del escenario. De pie, sin sillas, mesas ni algún otro lugar en dónde recargarse, Amelia tomó el micrófono y, respirando hondo antes de empezar a hablar, se dispuso a comenzar su discurso.

— Buen día para todos. Mi nombre es Amelia Hardeen. Soy miembro del escuadrón especial Copa Escarlata y llevo más de tres años de servicio activo. Hoy, vengo a ofrecerles oportunidades.

Nessa tenía razón después de todo: su intención era reclutar a tantos estudiantes como fuesen posibles. Kalea se mantuvo al tanto, prestando atención tanto para sí misma como para su amiga ausente. Por mucho que hubiese insistido en no asistir, sabía que iba a interesarse por lo que dijeran ahí dentro y querría participar de todos modos.

— En Alba Dorada, apreciamos mucho el trabajo en equipo y la solidaridad. Sinceramente, me ha costado mucho esta última parte, pero cuando entras a trabajar a la organización, sueles hacer muchas misiones en grupos repletos de agentes como tú. Usualmente, te asignan a un élite para dirigir misiones especiales. Muy pocas veces, harás las cosas por tu cuenta.

"Además, en Alba Dorada tenemos una academia donde formamos a nuestros cadetes. Al menos, esa es la forma tradicional. El entrenamiento básico de supervivencia no es lo único que ofrecemos", dijo Amelia. "Y si están interesados, Alba Dorada tiene todo preparado para abrir un programa de becas a partir de este curso".

Los murmullos no se hicieron esperar. ¿Les darían dinero? ¿Casa? ¿A cambio de qué? Kai, sentado a pocos puestos de Kalea, se veía totalmente tranquilo: probablemente, él ya sabía todo esto. ¿Por qué Nessa se esmeraba tanto en odiarlo? Vale, daba repelús que todos los momentos riesgosos solían ocurrir con él cerca, pero no parecía razón para tenerle saña.

"La convocatoria está abierta a cualquiera que quiera inscribirse. No todos los puestos tienen que ser trabajo de campo. Nos adaptamos a sus necesidades: a cambio de tiempo de servicio, Alba Dorada puede costearles los gastos de estudio en su respectiva licenciatura o posgrado", mencionó Amelia, provocando más revuelo a lo largo y ancho del auditorio.

— Tendremos listas de inscripción en módulos por todo el campus, en todos los campus de esta universidad. Además, si gustan visitarnos, la Torre Alba Dorada recibe visitantes: también pueden inscribirse y pedir informes ahí. Habrá agentes de Alba Dorada dispuestos a resolver sus dudas.

Amelia siguió hablando, dando ella misma las explicaciones que otros tendrían que repetir después, consciente de que muchos quizá no estarían escuchando. Toph volteó a ver a Kai, preguntándole algo. El chico desvió la mirada, pero contestó algo que Kalea no pudo escuchar. Mientras Amelia hablaba, ella había estado enviándole mensajes a Nessa para mantenerla enterada.

Al inicio, Nessa se negó a ingresar al programa de becados, orgullosa y renuente a ceder ante Kai, Amelia y los demás Alba Dorada después de haber sido exhibida en público como una inmadura niña tonta. Sin embargo, aquella oportunidad para irse al extranjero era única, y haciendo actividades que contarían para su servicio social como acomodar documentos en archiveros, podría largarse del país cuando quisiera, obtener un buen empleo, lo que sea.

Sin embargo, Kalea la terminó convenciendo, y el fantasmal Kato sentado frente a ella en una de las mesas del comedor, mirándola feo durante todo el tiempo que duró la charla al interior del auditorio, terminó por hacerla rendirse.

"Anota mi nombre ahí", le pidió a Kalea, pensando ahora en cómo recuperar su licencia. Muchos se anotaron en las listas que los agentes tenían, al frente del auditorio y en las salidas. Kalea aprovechó para salir cuanto antes y, tras dar muchas explicaciones, consiguió anotar su nombre y el de Nessa.

Consciente de que el revuelo no duraría un solo día, Nessa se fue a casa: había tenido suficiente de Alba Dorada por un día (por no decir que para toda una vida). Sin embargo, aún a la hora de irse a dormir, se quedó pensando: ¿por qué tanta prisa en reclutar gente? Aunque quisieran ocultarlo, era evidente. Algo muy malo estaba a punto de ocurrir y Nessa no iba a descansar tranquila ni sabiendo de qué se trataba.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora