T2E7: Varados

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— No te bajes - Le pidió Kai a su amiga, quien ya había puesto un pie fuera del asiento.

— Pero...

— Si alguien intenta asaltarnos, será más fácil que lo haga si estamos solos y no rodeados de varias personas - Explicó Kai - Además, si nos quedamos será más fácil ir por ayuda.

El autobús permaneció en relativo silencio, aunque sus ocupantes siguieron cuchicheando por lo bajito, como si algo afuera estuviese esperando a que hiciesen ruido para poder abalanzarse sobre ellos.

Finalmente, una pareja de ancianos se levantó de sus asientos.

— Iremos más arriba de la colina - Se ofreció la viejita - Raúl tiene un teléfono con saldo, solo necesitamos agarrar señal y pedir ayuda.

— Pero hace bastante frío afuera - Se quejó otra chica que iba en el autobús - Se podrían enfermar.

— Voy con ellos por si les pasa algo - Se ofreció otro chico, apenas un par de años más grande que Kai.

El chofer sacó una palanca de debajo de su asiento y se la ofreció al chico, diciéndole que si se encontraban un lobo o un asaltante, quizás le serviría de algo. Tanto Mei como Kai pudieron ver que ni los ancianos ni el chico se llevaban sus cosas, haciendo ver que realmente estaban dispuestos a volver al camión.

Después de que los tres salieran del autobús, las puertas volvieron a cerrarse; pese al encierro y que las ventanas estaban todas cerradas, todavía se sentía el aire frío ahí dentro. Sin nada más que hacer, Mei y Kai decidieron ponerse a charlar sobre sus vidas pasadas antes de la universidad (tema algo espinoso que Kai habría decidido no tocar, aunque Mei insistió).

Así pudo saber que ella tenía una pequeña cicatriz en una ceja porque se cayó de cara a las escaleras a los tres años, que de sus tres exparejas, solo una exnovia era buena gente y los otros dos, un chico y una chica, se habían esforzado en joderle la vida; el chico todavía la buscaba, la chica la engañó con otra de la misma sección de su preparatoria. Supo también que la familia de Mei era significativamente unida, que solían estar las tardes en la sala "pasando tiempo en familia". A Kai se le hizo una idea enfermiza tener un mínimo de horas para estar juntos de manera voluntariamente obligatoria, pero no dijo nada.

También supo que vivían en un edificio de varios pisos con otros familiares de la rama paterna; en su piso vivían solamente ella, su hermano menor y sus padres, pero también tenían tíos, abuelos y sus respectivas familias viviendo ahí también; Kai nunca se consideró un chico de familia, de hecho, sus parientes no eran precisamente los más unidos y aunque en general se querían, no se comparaba al grado de la familia de Mei. Kai consideraba ese grado de cercanía algo empalagoso y agobiante.

Claro, él no había tenido una familia precisamente unida; lo sobreprotegieron desde preescolar hasta secundaria, por lo que no tuvo oportunidades reales de tener un círculo de amigos real, sin embargo, en la preparatoria pudo andar a sus anchas. Intentó evadir el tema todo lo que pudo, contándole a Mei sobre sus padres (que se casaron casi a la fuerza y hacía pocos años, se separaron casi a la fuerza también) y de su hermana menor. Sin embargo, Mei se dio cuenta de que Kai intentaba evadir sus últimos tres años.

— ¿Qué hay de la preparatoria? Supongo que sí tuviste amigos ahí, ¿no?

— Sí, yo... sí. Podría decirse que era conocido.

— ¿Eras de los populares? - Se asombró Mei.

— Digamos que... bueno, me conocían.

"Popular" no es la palabra que él habría escogido, pero sí, de cierta manera lo fue antes de... sí, su expulsión. Decidió omitir adrede esa información.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora