T5E09: Réquiem

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Tan pronto como atravesó el umbral de la torre Alba Dorada, Kai pudo observar que, incluso en el recibidor de la entrada, había un montón de actividad: varios agentes iban de aquí para allá, la recepcionista estaba algo atareada recibiendo llamadas y conectándolas mediante extensiones.

Ahí fue cuando supo lo mal que estaba poniéndose la situación. Kai encontró la forma de explicarle a una de las secretarias su situación y, antes de recibir una respuesta, la voz de una conocida lo hizo darse vuelta: frente a él estaba Alyssa Pendragon, una vieja conocida.

— Ya estás aquí - Observó la chica - Ve a cambiarte. Salimos en cinco minutos.

La misión era sencilla: a la policía local se le había escapado un sujeto que había capturado Alba Dorada y ellos dos tendrían que capturarlo. Sin embargo, al escuchar a detalle el informe preliminar de Alyssa, las pupilas de Kai se dilataron, reconociendo el nombre al instante.

— ¿Adrián qué? - Preguntó, aunque sabía a la perfección que se trataba del exnovio de Toph, que a la fecha seguía aguardando la resolución de un juez para saber cuánto tiempo pasaría en prisión.

Alyssa también sabía de eso: asintió sin contestar a la pregunta de su compañero y, caminando rumbo al estacionamiento, el par cruzó varias palabras antes de marcharse a su destino.

— Después de esto, saldré a la Ciudad de México - Explicó la chica - Me dieron una... asignación especial, y necesito estar ahí para mañana.

— Cuando dices "asignación especial", te refieres a...

— No es ningún secreto que hay una guerra a punto de estallar, Kai - Le dijo Alyssa, poniéndose aún más seria.

Era verdad. Aunque Kai se había centrado en Xalapa, era consciente de que las cosas estaban poniéndose tensas a lo largo y ancho del país: Oaxaca experimentaba levantamientos armados casi a diario, la prisión vertical, en pleno desierto, había sido vulnerada, los motines en varios penales estallaban un día sí y el otro también... Alba Dorada estaba haciendo lo posible, pero era cuestión de tiempo para que la situación finalmente los superase. Además, no sabían siquiera quién (o quienes) estaban detrás de todo esto. Podían hacer suposiciones, pero aún no tenían una conclusión certera.

Cuando Alyssa subió a la moto, él la secundó, abrazándola por la espalda. Alyssa, con su casco del dragón de jade ya puesto, aceleró y en cuestión de minutos, el par estaba ya a punto de llegar al sitio donde estaba Adrián, que, descuidadamente, no había revisado su ropa y llevaba consigo un rastreador.

Alyssa estacionó la motocicleta en una esquina del centro: era ya algo noche y las calles no estaban tan llenas: así les fue más fácil verlo. Cuando Adrián notó que lo observaban, volteó a ver en su dirección. No pasó ni un segundo antes de que empezara a correr.

— ¡Vamos! - Gritó Alyssa, emprendiendo la carrera contra el chico, cuesta abajo. Pronto, ella y Kai descendieron hacia el parque Juárez y después, rumbo a los lagos. Sin embargo, Adrián les había sacado ya cierta ventaja.

Kai se dio cuenta de que estaban algo cerca de la torre Alba Dorada: entonces, perdieron de vista a Adrián cuando dobló por una calle lateral, a la altura de una escuela de cine que estaba a varias cuadras de los lagos. Kai fue por un lado y Alyssa, del otro. Con algo de suerte, se encontrarían más adelante. De cualquier modo, la voz de Alyssa al interior del casco estaría ahí por si necesitaban comunicarse entre sí.

Le quitó el seguro a la muñequera que traía consigo, una cargada con agujas sedantes. Sin embargo, pensaba seriamente en no usarla, pretendiendo darle al menos un golpe al responsable de haber jodido tanto a Toph el curso pasado.

Mientras corría, creyendo haber visto a Adrián bajar las escaleras rumbo al lago, Kai recibió una llamada y la IA del casco que traía puesto contestó en automático tras mostrarle en la pantalla interna que se trataba de Ghandi. "No es un buen momento para esto", pensó Kai. Iba a preguntarle lo que quería y colgaría cuanto antes. No quería perderle la pista a Adrián por atender otros asuntos.

— ¿Kai? ¿Dónde estás? - Preguntó Ghandi. Se escuchaban las voces y música de la fiesta de bienvenida al fondo, aunque algo ahogadas. Kai supo que la chica había salido del local para hablar con él.

— Estoy algo ocupado. Volveré enseguida, ¿vale? Solo...

— ¿Es algo de Alba Dorada?

— Si lo fuera, entenderías por qué no deberías llamarme - La regañó Kai, dispuesto a colgar. Sin embargo, Ghandi quería seguir hablando.

— Es que, bueno, pensaba que era una pena que te estés perdiendo de la fiesta. ¿No podía ir nadie más?

— No. No para esto - Contestó Kai, colgando al instante. Luego trataría con ella: de ser posible, "luego" significaba "nunca".

A medio camino en los lagos, Kai pudo ver a Alyssa corriendo en el extremo contrario, del otro lado del lado, lista para interceptar a Adrián. Del otro lado, un edificio en construcción se alzaba, cruzando la avenida del otro lado de los lagos, en la zona universitaria.

Kai tuvo el mal presentimiento de que Adrián intentaría perderlos por allá. Negándose a pedir ayuda a otros agentes, sacó fuerzas de quién sabe dónde y apretó el paso, pero fue inútil. Alyssa y él se juntaron al final de los lagos, viendo cómo Adrián corría al interior de la obra negra. Tras un breve descanso de apenas diez segundos, el par siguió corriendo, ahora escaleras arriba, a sabiendas de que Adrián se había encerrado en un edificio en construcción con ellos bloqueando la única salida existente.

Al llegar al tercer piso del edificio, Kai pudo verlo, alejándose de ellos hasta terminar trepado en una viga. El idiota estaba a demasiada altura como para salir ileso si saltaba y, a estas alturas, ya no podía salir corriendo en otra dirección.

— Deberías rendirte - Ofreció Alyssa - No te haremos nada si te entregas voluntariamente.

Kai realmente esperaba que no se entregara.

Cuando Adrián se sacó un cuchillo de debajo de las mangas, ambos se pusieron alerta, esquivándolo cuando lo arrojó hacia ellos. Ahí, de pie sobre el vacío, Adrián miró fijamente a Kai, desafiante, pese a que era él quien estaba atrapado. La fría brisa nocturna acarició el cabello del criminal, trayéndole el olor del lago.

— Carlos Rivera. La Voz del progreso te manda saludos.

Hacía mucho que nadie empleaba el nombre real de Kai. Que Adrián lo supiera solo podía ser una mala señal. Alyssa pudo notarlo, ya que ella no conocía a Kai por ese nombre. Muy poca gente lo hacía.

— ¿La voz del progreso? ¿Así se hace llamar el que está detrás de todo esto?

— El gran trabajo ya casi está terminado en esta ciudad - Respondió Adrián, sonriente, a sabiendas de que, aunque él era quien estaba de pie sobre una viga, Kai era el acorralado ahí.

— ¿De qué hablas? - Interrumpió Alyssa.

— Arze está a punto de finalizar su gran obra. Lo has visto, ¿verdad Kai? Coatepec fue sólo un ensayo. Pronto, la Armada Carmesí va a limpiar el resto de este país.

Alyssa decidió avanzar hacia él, lista para arrestarlo, pero cuando Adrián dio un paso atrás, casi en acto reflejo, pero imbuido con su voluntad, se dejó caer al vacío. Dos pisos más abajo, una cama de grava evitó su muerte, aunque al menos una fractura se llevó consigo.

— Sigue con vida. Vamos - Ordenó Kai, sin perder el tiempo. Cuando ambos llegaron al pie de la construcción, de frente a su objetivo, Kai pudo permitirse llamar a Eleazar, uno de sus jefes directos. 

Alyssa ya lo había esposado.  En cuanto vinieran por ellos, Alyssa cogería su motocicleta y se iría a la Ciudad de México. Kai, con algo de suerte, no tendría que volver a la fiesta de bienvenida, pero con su suerte, terminaría volviendo al bar para cerrar la noche y aguantar las preguntas de Ghandi al respecto.

Cuando llegaron los refuerzos a llevarse a Adrián, Kai suspiró. Ahora estaba más que preocupado con todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. ¿Un ensayo? ¿A qué se refería Adrián con "el gran trabajo"? ¿Arze se llamaba así mismo "La Voz del progreso"?

Para Kai, sería otra noche sin dormir.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora