T4E20: El sueño bendito

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Los padres de Ghandi avanzaron rápidamente hacia Kai, antes de que empezara el combate final, justo después de que sonara aquél grito. Atravesando el gimnasio, los invadía una potente razón para interrumpir de esa manera aquél evento: habían golpeado a su hija. Había perdido el combate. Sin embargo, antes de llegar a aquél chico, su propia hija salió a interponerse entre ambos y, con los brazos extendidos, pretendió hacerla de escudo humano.

— ¡NO! - Chilló Ghandi - ¡Fue mi decisión!

— No debían permitírtelo - Acusó el padre de Ghandi, furioso - ¡Pudiste salir herida!

— En algún momento de mi vida voy a salir herida, padre - Se quejó Ghandi - Y mejor que sea en un sitio controlado, donde sabemos que no me matarán. Yo quise entrar. ¿Alguna vez me preguntan lo que quiero?

— ¿Entonces qué es lo que quieres? ¿Volverte parte de estos guardaespaldas de amarillo? - Preguntó su madre, asqueada.

— ¿Y si quisiera? - Se atrevió a retarla Ghandi - ¿Qué si quisiera hacerlo?

Mientras tanto, el juez del torneo y persona conocida por estar todo el tiempo en el lugar equivocado, intentó retroceder para alejarse de aquella pelea familiar, pero no se lo permitieron tan fácil como creía:

— Kai me entrenó. Quiso convencerme de no entrar al torneo, pero no lo dejé. Me metí a su equipo, llegué a la semifinal. ¿Qué no están orgullosos sólo porque no me metí a economía como ustedes querían?

Kai notó gracias a su vista periférica que un par de agentes se le acercaban a toda prisa. Algo andaba mal, se les notaba en las caras.

— ¡Me quiero unir a Alba Dorada! ¿Y qué? Si quieren puedo llevarles las cuentas.

Los agentes se detuvieron al lado de Kai.

— Jefe, se trata de una concursante. El dragón de jade nos ordenó cerrar el gimnasio. Fue el Nightstalker.

El alma se le cayó a los pies.

— Es la misma droga que mató a Maestro Cantor hace meses - Explicó Kai a Alyssa, quien ya traía puesto su uniforme en tonos color verde

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— Es la misma droga que mató a Maestro Cantor hace meses - Explicó Kai a Alyssa, quien ya traía puesto su uniforme en tonos color verde. Ambos, junto a unos cuántos participantes del torneo, estaban de pie al interior de la enfermería, contemplando el cuerpo de Nessa, inmóvil sobre una camilla, apenas respirando.

Nessa no estaba muerta: la dosis que recibió no era tan grande como para ser letal, pero sí había bastado para noquearla un buen rato. Por mientras, los agentes de Alba Dorada que venían de fuera habían sido apostados a ambos lados de cada entrada y salida que poseía el gimnasio: no iban a permitir que el Nightstalker escapara. Pensaban revisar en cada bote de basura por si encontraban su equipo, registrar a cada persona en el edificio y, de encontrar algún objeto sospechoso, sacarle huellas digitales u alguna otra evidencia de que alguien las haya tocado.

Los asistentes se empezaron a preocupar y, para mantener las apariencias, Mei y Nara ya estaban peleando en la arena. Kai no podía ver a su amiga en la final, pues estaba muy ocupado, junto a Alyssa, pensando en cómo atraparían al Nightstalker. ¿Qué excusa pondrían para no dejar salir a los asistentes? ¿Cómo iban a hacerle para atrapar al más grande espía en la historia de Xalapa?

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora