T6E15: Anagrama

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Nessa llevaba tiempo ausente de la vida social de la facultad. Asistía a clases regularmente, pero no participaba como solía hacerlo antes. Kai habría podido acercarse a ella y hablar, pero honestamente, se sentía algo incómodo con la idea de acercarse a ella y dialogar. No iba a arriesgarse a que ella volviera a soltar un discurso de odio disfrazado de opinión. Además, ella no se había metido con él últimamente y para Kai, eso era más que suficiente para dejar las cosas por la paz.

— Sigue dolida porque nadie le dijo que seguías con vida - Señaló Khanna una vez, cuando Kai se atrevió a señalar su ausencia.

— No le dijo a nadie - Contestó Kalea - Pero no te culpo, Kai - Añadió, volteando a verlo.

Él le restó importancia.

Siguieron caminando calle abajo, hasta llegar al lugar al que Tini los había citado a todos: a falta de un mejor lugar donde reunirse, y siendo una reunión ajena a Alba Dorada (pese a que la mayoría de los asistentes tenían una placa y uniforme de la organización), tardaron en encontrar un sitio ajeno a la universidad y a las oficinas de Alba Dorada. Por suerte, Tini tuvo una idea.

— ¿Todos recuerdan a Maestro Cantor, cierto?

Kai lo recordaba, apenas. Murió durante los ataques de Caleidoscopio, hacía ya un par de años.

— Entonces aquí vivía - Adivinó Tezca, viendo con atención los rústicos muebles en casa del finado.

— Pronto llegarán los demás, pero por mientras, pónganse cómodos - Les hizo saber Tini - Hay refresco en el refrigerador y estoy segura de que quedan botanas por ahí.

Se sentía extraño venir de visita a la casa de un finado: además, de uno víctima de los muchos detractores de Alba Dorada. Uno que murió como consecuencia de que Kai viniera a Xalapa en primer lugar. Se sentía miserable por aquello, y por muchas otras cosas ocurridas a raíz de su llegada. Últimamente, desde la visita a Val Nakamura, pensaba mucho más en todas estas cosas, aunque no se atreviera a externarlas.

Afortunadamente, la llegada del resto de invitados, casi todos del Apex Lupus, la otra facción de Alba Dorada en el campus, sacó a Kai de sus pensamientos intrusivos.

Junto a Tezca se sentaron varios estudiantes más: Nara, Xany, Franco y otros a los que Kai conocía solamente de vista. Ya reunidos todos, Tini se puso de pie para hablar.

— No es ningún secreto que la ciudad se está llenando de pandillas repletas de ex-malasangres - Empezó a hablar - Las patrullas antes eran suficientes para hacer redadas y arrestar a los remanentes que encontrábamos por ahí, pero ya no. Ya no son remanentes. Ya no huyen. Ya no se esconden para delinquir.

Y era cierto: las últimas dos o tres semanas, los remanentes malasangre habían disparado su índice de actividad al triple. Kai se había apuntado a más de una patrulla en la periferia y había tomado parte en siete redadas. Sin embargo, por más cabezas que atraparan, otras dos tomaban su lugar.

— ¿De dónde sale tanta gente? ¿Qué pretenden? Si nos esforzamos en recordar, la última guerra civil en este país acabó hace muy poco y su causante escapó con vida. ¿Quién recuerda haber visto a Arze el Carmesí tras las rejas?

Hubo murmullos en toda la sala, pero nadie la contradijo. Kai tenía que reconocer la verdad: habían ganado la guerra, pero Alba Dorada fracasó en atrapar a Arze para juzgarlo.

— No sabemos a quién responden los remanentes - Les recordó Tini - Porque se niegan a decirlo. Niegan tener jefes directos. Sabemos que es mentira. ¿Por qué si no actúan tan organizadamente? Hasta que no sepamos quién los dirige, no tendremos la certeza de que Arze no busca regresar al poder.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora