T1E16: El sueño del escritor

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Ya había pasado más de un mes desde que Kai llegó a vivir por su cuenta a Xalapa.

La última vez que limpió su habitación fue días después de haber recibido a Toph para rastrear el teléfono de Hanna, pero en general, su administración del espacio personal era pésima.

Tenía una canasta para ropa, pero la ropa sucia estaba desperdigada alrededor de ella; su refrigerador estaba más o menos bien surtido (la semana pasada) y sus libros y cajas de pertenencias estaban encimados uno sobre el otro sin orden alguno.

Kai escuchó que alguien tocaba la puerta. Se apuró a esconder su ropa interior al fondo de la canasta de ropa y posteriormente tiró pantalones, playeras y un peluche  de perro con corazoncitos a la ropa sucia. Tendió su cama a una velocidad récord y recogió los trastes sucios de la mesa para irlos a tirar al lavabo.

Habría sido perfecto si cuando abrió, no estuviese aún con su ropa de dormir.

— Vaya... eh, si quieres vuelvo luego Kai - Sugirió Toph, haciendo su mayor esfuerzo por voltearlo a ver a los ojos.

Kai tardó un buen rato en comprenderlo. Una vez volteó a verse el pecho, dio un salto hacia atrás, avergonzado.

De todos modos, hizo pasar a Toph a su sala mientras él buscaba algo qué ponerse; cuando volvió a salir frente a ella, al menos ya llevaba puestos una playera y shorts.

— Nunca pensé que llegaría el día en el que te vería en ropa interior - Se burló Toph.

— Ambos sabemos que ese día no llegará para mí - Señaló Kai, divirtiéndose con la idea - Tú no eres tan descuidada.

— Te sorprendería - Insinuó Toph.

No siguieron hablando de eso. Kai le invitó sándwiches a Toph, y ella aceptó para ver el desfile de la calamidad más fuera de contexto en una cocina que hubiese visto ella nunca; una vez estuvieron los emparedados listos, Kai y Toph se sentaron a comer juntos en la mesa de Kai.

— ¿Qué pasa? - Preguntó Kai - ¿Necesitas algo en especial?

— Nada en particular, Kai. Solamente estoy intentando ampliar mis capacidades para socializar. No quiero ser siempre la chica de actitud robótica, ¿sabes?

Kai se rascó la cabeza.

— Quieres... cambiar de estilo de personalidad, ¿no?

— Prefiero llamarlo... "adaptarme a mi entorno".

— Oye, lo entiendo - La tranquilizó - Nadie quiere sentirse excluido. ¿Cómo vas con tu compañeros de carrera?

— Casi todas son chicas - Empezó a explicarle Toph - A la gran mayoría casi no las entiendo, es decir, hablan de cosas que no me llaman mucho la atención, como ir al centro comercial o salir con chicos,  o seguir influencers  privilegiados que no son muy conscientes de su entorno.

— Oye, lo entiendo; mira que yo tampoco tiendo a llevarme mucho con otros chicos.

— Sí, los chicos son raros - Se rio Toph.

Era lindo verla reír siendo ella tan seria.

A Kai le llenaba de orgullo que desde que ambos llegaron a la facultad, Toph fuese más abierta a expresarse (y menos formal, pues a Kai aún le ponía de nervios cuando ella hablaba con demasiada propiedad). Creía estar consiguiendo ya un gran cambio positivo en aquella chica, aunque pensándolo de ese modo, Kai tendía a sacar el lado más sociable de sus amigas más introvertidas, como lo fue Amelia en preparatoria.

— Tardaste tanto en abrirme porque hace tiempo que no limpias, ¿verdad? - Se atrevió a insinuar Toph.

— ¿Qué quieres decir? ¿Es por los platos sucios, la cama destendida, la cesta de ropa sucia mal acomodada o las telarañas en las esquinas del techo? - La interrogó Kai a modo de burla, aunque tuvo que aclarar enseguida que era una pregunta retórica y que no era necesario contestarle.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora