El Flaco, Mauro, Joaco y Pancho son empujados a través de un pasillo apenas iluminado por los rayos del sol que se filtran desde las sabanas que cubren las ventanas. Nadie va delante de ellos guiándolos. Solo cuatro soldados armados les apuntan y los golpean cuando deben doblar en alguna bifurcación.
Uno de los soldados golpea a Pancho en el pie y este cae al suelo. Dos soldados se acercan y comienzan a patearle las piernas y gritándole que se levante. El Flaco les guiña el ojo a los demás y luego se arroja contra los soldados, haciéndolos tropezar con Pancho y cayendo al suelo. Joaco y Mauro hacen lo propio con los restantes, antes de que gatillen y logran que sus pistolas caigan al suelo.
El Flaco y Pancho siguen con sus manos atadas, por lo que deben tirarse sobre los soldados y patearlos, evitando que se paren. Joaco logra ponerse de pie y tomar una de las pistolas, pateándola a otra a Mauro. Este dispara y mata a uno de los soldados. Los dos que estaban en el suelo se reincorporan y esta vez es Joaco quien los acribilla desde su posición.
Solo queda uno con vida y levanta las manos y se arrodilla, mostrando su rendición y de que esta desarmado. Pide clemencia y perdón. Mauro le dispara en la espalda.
-Joaco: Mauro…
-Mauro: Lo que debía hacerse se hizo.
-Joaco: Pero estaba…
-Flaco: Tiene razón. Ahora, suéltennos las manos. Vamos por tu hermana.
Liberan a ambos y corren pasillo abajo, buscando a Gabriela. Registran cada puerta cuidadosamente, hasta que escuchan más disparos.
-Pancho: Si no se dieron cuenta de lo que paso, ahora sí.
-Joaco: ¡Espero que esos tiros no hayan sido contra Gabi!
-Flaco: Los únicas armas que van a usar contra ella son las que tienen entre las piernas.
-Pancho: ¡Flaco!
-Mauro: ¡Vengan! Es por acá.
Atraviesan una galería y se arrojan contra la puerta de un salón. Esta oscuro, húmedo y frio. Las ventanas están tapiadas con papel de diario y solo hay un colchón viejo, sucio y estropeado en el medio. En uno de los rincones esta Gabriela desnuda y con la ropa en la mano. A su alrededor, los cuerpos sin vida de cinco soldados.
-Gabriela: ¡Hey! ¿Me pueden dejar vestirme sin mirar?
-Flaco: Por supuesto que no. Hey, miren
Joaco corre y le tapa los ojos al flaco.
-Joaco: Perdón. Creí que….pensé que...¿te-te tocaron? ¿Estás bien?
-Gabriela: Estoy bien. Estoy bien. Solo me sacaron la ropa, pero no decidían quien me daba primero. Entonces aproveche que dejaron sus armas en el suelo y los mate.
-Joaco: ¿Vos…mataste a todos estos?
-Flaco: Ah, el poder femenino. Haciendo caer hombres desde hace siglos
-Gabriela: Ja! ¿Alguna vez te paso, compañero?
-Flaco: No, pero al gordo una puta le robo
-Joaco: ¿En serio?
-Pancho: No era una puta…
-Flaco: ¿Cómo se dice entonces?
-Pancho: Simplemente una… “promiscua” que me robo.
-Gabriela: Quiero saber más de esa historia. ¡Por favor!
-Mauro: Vamos. Lo mejor que podemos hacer es rajar cuanto antes
-Joaco: Estamos de acuerdo.
El grupo sale corriendo, pisoteando los cadáveres de los soldados y quitándoles las armas. Van a dar a una galería, flanqueada por varias puertas. Una ráfaga de balas golpea la pared detrás de ellos y se arrojan al piso.
-Flaco: ¡Por acá!
-Joaco: ¡Mueran hijos de puta!
Corren mientras disparan y se refugian en el comedor, trabando las puertas de doble hoja con unas mesas. Sin embargo los disparos destrozan los cristales y deben abandonar esa posición. Mientras los soldados patean y empujan las puertas, ellos dan vuelta una mesa y se protegen con ella. La puerta cede y una bomba de humo penetra en el comedor. El Flaco toma una silla y la arroja contra esta, logrando empujarla hasta el marco de la entrada, que queda sumido en el humo.
Pasan unos segundos de silencio total y luego una balacera llena de agujeros la mesa.
-Gabriela: ¡Si nos quedamos acá atrás vamos a morir!
-Mauro: ¡Y si nos levantamos también!
-Joaco: ¡Por allá podemos salir al patio!
-Flaco: ¡Empujen la mesa!
Gabriela y Pancho toman las patas de la mesa y comienzan a deslizarla hacia la puerta lateral. Mientras, el Flaco se eleva y dispara a la puerta, matando a dos soldados. Joaco hace lo mismo y mata a otro que intentaba penetrar en el comedor.
El humo se disipa y once soldados entran por las puertas, buscando desesperadamente a los prófugos. Los cinco se arrojan por las puertas y caen rodando en el patio. Se ayudan a levantarse y corren, mientras las balas continúan pasando rasante. Pancho y el Flaco se retrasar y disparan, tratando de amedrentar a los soldados que siguen saliendo.
-Joaco: ¡Miren!
Señala a su izquierda y ven uno de los alambrados caídos y destrozado, desde el cual una horda de podridos invade la zona.
-Flaco: Ahí está nuestra camioneta. ¿Cómo mierda hacemos ahora?
-Pancho: ¡Mejor date vuelta!
Pancho dispara y acaba con uno de los caminantes. Joaco se da vuelta y liquida a otros dos. Pronto descubren que están siendo rodeados lentamente y que están siendo empujados contra un galpón, que tiene varios candados y ninguna ventana. A lo lejos escuchan más disparos y gritos: hay varias vallas caídas y los podridos están haciendo ceder a las demás. Su número aumenta conforme los disparos continúan.
Los cinco forman un semicírculo y se miran entre ellos. La camioneta y el portón principal están a través de un campo lleno de caminantes y poco a poco pierden de vista el horizonte y las salidas posibles se agotan.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...