#16 School

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Enorme escuela construida a fines del Siglo XIX. Techo de tejas, dos plantas, paredes decoradas con molduras y toda la manzana de la escuela rodeada por rejas de hierro verde, reforzadas por chapas, tablones, lonas, etc. 

Desde algunas de las chimeneas de los viejos talleres de artesanías brota humo negro. En medio de la construcción un gran patio de baldosas amarillo oscuro, lleno de toldos, gente, puestos, niños corriendo, plantas, tanques con agua y animales.

-Persona: Facundo, alguien robo comida del supermercado

-Facundo: ¿Del refugio? ¿Quién?

-Persona: No de acá, alguien de afuera. De la ciudad. Carlos los vio, iban en una camioneta azul

-Facundo: Manden dos grupos a recorrer la zona, quizás están cerca. Lleven la camioneta

Facundo abre las persianas del enorme salón donde se encuentra y sale al balcón frontal de la escuela, localizado rumbo a la plaza

-Bautista: ¿Qué paso que salieron varios corriendo? ¿Otro ataque zombie?

-Facundo: No, problemas menores. No tan difíciles como mantener tranquilas a las 20 familias que viven acá

-Bautista: La comida, Facundo

-Facundo: ¿Otra vez con eso? Reciben las calorías diarias que necesitan. Lo demás es para nosotros. Nadie nos pagar por mantenerlos a salvo. ¡Ya dejaron de decirnos gracias! Creo que lo merecemos

-Bautista: No voy a volver a discutir esto.

Dentro de la escuela, cada aula ha sido convertida en pequeñas casas, donde viven las familias. Las puertas han sido reemplazadas por cortinas hechas de telas de colores vivos. 

Los días pasan en la escuela, en los patios al aire libre se cultiva y se cría animales. Se decora el lugar con plantas y algunos perros corretean por las galerías. 

Día y noche el lugar está vigilado por los cuatro costados por guardias armados y patrullas que entran y salen en busca de comida y suministros

Bautista alcanza a Facundo que se encuentra reparando el techo de uno de los depósitos de comida

-Bautista: Tenemos a los ladrones

-Facundo: ¿Y la comida?

-Bautista: No la tenían. Pero tomamos rehenes y vamos a cambiarlos por la comida.

-Facundo: Perfecto. Necesito que vayas con los chicos del garaje, tenemos algunos problemas con algunos vehículos y necesitamos refuerzos

Bautista sale, junto con algunas personas más

-Persona: ¿Ponemos a los rehenes en el sótano?

-Facundo: Si. Manda a los muchachos que les den unos golpecitos, para que aprendan a no robar. Somos cristianos, por dios. Pero nada de huesos rotos.

Facundo va hacia su habitación, se sienta en una mesa enorme y se dispone a comer de una gran variedad de comida, un banquete solo para él.

Al día siguiente…

-Persona: Jefe, tenemos problemas

-Facundo: ¿No podemos estar dos días sin problemas? ¿Y ahora?

-Persona: Los ladrones de comida mataron a los que enviamos y recuperaron a los rehenes. Fuimos recién a ver qué había pasado  y encontramos la camioneta abandonada y los cuerpos en el piso

-Facundo: Ah bueno. Fuimos civilizados. Fuimos con buena voluntad a buscar lo que es nuestro. ¿Y matan y asesinan? Reuní a toda la gente en el salón de actos.

El salón de actos es una enorme habitación, con enormes ventanales a cada lado y un escenario elevado uno o dos metros del suelo en uno de los extremos. 

Rápidamente el lugar se llena de gente, ancianos, jóvenes, niños, hombres y mujeres. Facundo y Bautista suben al escenario frente a toda la multitud

-Facundo: Algunos ya lo saben, otros recién se enteran. Como líderes queremos y creemos conveniente que sepan lo que pasa. Y los invitamos a participar en esta decisión. Uno de los puntos de recolección de comida es el viejo supermercado de la calle Mitre. Un grupo de personas ataco a varios de los nuestros y le robo la comida. Nuestra comida. Capturamos a algunos de ellos cuando intentaron atacarnos. Pretendimos llegar a un acuerdo civilizadamente, porque seguimos siendo personas, y lo único que hicieron fue llevarse la comida y asesinar a sangre fría a los nuestros.

Quiero que sepan que estamos en guerra. No sabemos dónde están, no sabemos quiénes son. Solo sabemos que viven más allá de la plaza y saben que es casi imposible vivir allí después de la oleada de errantes de hace meses. Así que pueden imaginar la clase de personas con las que tratamos. Quizás ahora tengamos menos comida que antes, vamos a andar con precaución. 

Pero sepan que esta guerra la vamos a ganar, porque somos los civilizados aquí contra los salvajes de allá.

 Todos aplauden y vitorean, los más osados intentan abrazar a Facundo y piden ir con las armas casa por casa y exterminar a los “salvajes”

Bautista y Facundo bajan del escenario, suben las enormes escaleras en el hall central, entran en un pequeño cuarto que contiene una mesa y un montón de mapas

-Bautista: Justo cuando pensábamos que del otro lado de la plaza no había nada

-Facundo: No solo hay algo, sino que tienen armas y nos robaron.

-Bautista: Deberán pagar las vidas que tomaron y la comida.

-Facundo: Comida con comida y vida por vida. Y con intereses

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora