#102 The Garden

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El Flaco y Pancho terminan de tirar tierra a la recién excavada tumba. Cuando ambos clavan las palas a un lado, Martin aparece y clava una cruz hecha con unos pedazos de madera y que tiene tallada "Joaquín" en donde ambas se cruzan. Luego Gabriela, conteniendo las lágrimas, deja unas flores sobre ella.

Mientras dedican un minuto de silencio, algo perturba su tranquilidad. Antes de que puedan entender, varias personas montadas a caballo los rodean, observando la escena. Primero, la tumba de su amigo y, luego, los restos destrozados de Marcos.

-Daniel: Buenas tardes. Mi nombre es Daniel. El de mis compañeros mucho no importa. Lo que sí importa es que están haciendo.

-Flaco: Nah, eso tampoco te importa. Tomatelas.

-Daniel: ¿A vos te parece forma de hablarle a un tipo que tiene una escopeta? O peor, hablarle a si a cuatro tipos con armas.

-Martin: Viejo, no queremos joder a nadie, solamente déjennos solos. No sé qué quieren.

-Daniel: Wow. Realmente están haciendo difícil mi trabajo. Uno quiere ser una buena persona y tiene que bancar esto.

-Flaco: Si queres hacer tu buena acción del día, ándate por donde viniste. Los cuatro, bah.

-Daniel: No creo. Veo que tienen un bebe. Eso no se ve mucho. De hecho, es el primero que veo desde que todo esto arranco. ¿Y eso que significa? Bueno, desde el vamos que los bebes no sobreviven en este mundo. Estoy seguro de que tiene hambre, necesita cosas, igual que ustedes. Nosotros tenemos, podemos ayudar.

-Martin: No tienen pinta de ser del colegio de pupilos. ¿Cuál es la trampa? ¿O se la pasan ayudando gente porque si?

-Daniel: Son el primer grupo de supervivientes que tarda tanto en agarrar viaje. Y eso está bueno, demuestra que realmente la han pasado mal por ahí. No hay ningún truco. Ni siquiera digo que se van a poder quedar con nosotros. Por lo menos dejen que él bebe tenga una buena comida antes de morir. Digo, porque con su actitud le queda poco tiempo.

-Flaco: Que ganas de...

-Gabriela: Iremos con ustedes.

-Martin: ¿Qué?

-Gabriela: ¿A dónde vamos a ir? ¿Vamos a volver con los otros? ¿Nos vamos a quedar acá?

-Flaco: Es un lugar tan bueno como cualquiera.

-Gabriela: Pero no muy seguro para Luis. A lo mejor ellos vienen de ese refugio del sur que tanto esperas. A lo mejor existe y es esto.

-Pancho: Ella tiene razón. No nos vendría mal la ayuda.

-Flaco: Ok. Vamos.

-Daniel: ¿Vienen? Genial. Vamos entonces. Pero van a tener que caminar un poco. No se preocupen, tenemos un auto cerca.

Escoltados por los cuatro, el grupo debió caminar media hora, hasta llegar a la ruta de tierra. Allí los aguardaban dos personas más, en un Ford Focus rojo. Rápidamente subieron al auto y recorrieron más de 70 kilómetros, atravesando varios ríos y algunas estancias infestadas y abandonadas. Cerca de su destino, la ruta se acercó al mar, dejando se ver detrás de una interminable sucesión de alambrados y postes de luz caídos o chuecos.

Finalmente, en el horizonte, algo comenzó a levantarse. A medida que se acercaron, eso se convirtió en una enorme muralla hecha de ladrillos, chapas y hierros en forma de X que sostenían el armatoste. La pared de más de siete metros se extendía de este a oeste y formaba una especie de cuadrado rodeando el lugar. Tenía tres lados, ya que en el lado este, el mar y la costa funcionaban como una defensa natural.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora