El auto avanzó varios kilómetros por una ruta abandonada, de tierra, rota y que se internaba cada vez en el campo. Alejandro lo detuvo en medio de un descampado y, después de tocar varias veces la bocina, se bajó del auto, caminando hasta el baúl.
-Alejandro: (apuntando con una pistola) Bájate.
El Flaco se baja del baúl y, enseguida, Alejandro lo golpea y lo hace caer al suelo. Allí, colocando su pie en su espalda, toma una tanza del baúl y le ata las manos al Flaco fuertemente, haciéndolo sangrar. Tomándolo de la ropa lo levanta del piso, hasta dejarlo de pie frente a él.
Alejandro sonríe y le señala alrededor. A pesar de la noche oscura, se podía ver bastante en un radio de veinte metros. Detrás de algunos árboles, pisoteando los pastos y caminando lentamente, una decena de podridos se acercaba a los dos hombres.
-Alejandro: Todo sería muy fácil si solamente pudiera pegarte un tiro ahí, en medio de la frente y terminar con vos. Y no creas que me faltan ganas.....No es porque tenga algo contra vos, al contrario, me caes bien. Pero no me gustan los problemas. Y vos me estas creando uno.
-Flaco: No te estoy haciendo un problema. Te gusta. Te gusta jugar con la gente.
-Alejandro: (Sonriendo) Puede ser...puede ser. Acá en el sur, con el frio y los muros, puede ser aburrido. Y, cuando la vida se pone aburrida, uno tiene que encontrar algo para divertirse.
-Flaco: ¿Y cuál es el juego? ¿Hacerme correr alrededor del auto?
-Alejandro: No. ¿Te pensas que tengo tiempo? Imaginar es casi tan lindo como ver.
-Flaco: ¿Eso haces con las mujeres? A lo mejor tendrías que dejar de imaginar, maestro.
Alejandro lanza una carcajada y luego golpea al Flaco en el estómago, haciéndolo caer de nuevo, retorciéndose de dolor. Luego, se agacha y lo toma por la nuca empujando su cara contra el pasto y la tierra.
-Alejandro: Voy a olvidar lo del robo, si es que regresas vivo. No te preocupes por tus amigos. O preocúpate, mucho no importa si te comen vivo, ¿eh? Yo creo que te van a destrozar, así que te digo hasta nunca. Nos vemos en el infierno.
Alejandro se puso de pie y regresó al auto. Mientras retrocedía y se alejaba, continuaba tocando la bocina y gritando, atrayendo a mas podridos. Cuando las luces traseras se perdieron en la inmensidad de la pampa, el Flaco se levantó como pudo del suelo. A poco de hacerlo, un podrido se abalanzó sobre él, pero el Flaco se arrojó a su izquierda, esquivándolo.
Nuevamente en el suelo, vio como el resto de los podridos se acercaba a él, intentado atacarlo. Para esquivarlos, tuvo que rodar por el suelo varios metros. Detrás de él, los podridos iban cayendo, tropezando con los anteriores mientras intentaban atraparlo. Cuando logró un poco de ventana, frenó su giro y se detuvo. Casi en posición fetal logró arrodillarse y luego ponerse de pie, justo cuando más podridos se acercaban.
Comenzó a correr en la oscuridad, atravesando el campo e intentando encontrar el camino de regreso. Llegado a un punto, se topó con el alambre de púas que impedía que continuara su marcha. Detrás de él, varias decenas de podridos que había atraído con su corrida, se acercaban a paso firme. El Flaco miró en todas direcciones, hasta que divisó una tranquera a su izquierda. De una patada tumbó al primer podrido que se le acercó. De la misma forma, embistió a otros dos que obstaculizaban su camino y luego echó a andar lo más rápido que pudo.
Al llegar a la desvencijada pero todavía estoica tranquera, el Flaco miró hacia atrás: más de quince podridos se acercaban, formando un casi perfecto semicírculo que amenazaba con rodearlo. Sabiendo que solamente tenía una oportunidad camino unos pasos hacia atrás, hasta que casi pudo sentir el maloliente hedor de aquellos cuerpos en descomposición que vagaban por la tierra. Echo a correr con todas sus fuerzas hasta que estuvo cerca de la tranquera. Allí dio un salto, intentando sobrepasar la valla. Solamente la mitad de su cuerpo paso, mientras que sus piernas golpearon la madera, provocándole un enorme dolor y haciendo que cayera al piso, sin fuerzas para ponerse de pie, a merced de los podridos.
Vio los ojos sin vida de aquellos seres, creyendo que sería lo último que vería en su vida. Espero el dolor de su piel siendo arrancada o los dientes y manos de los podridos en su cuerpo pero, en cambio, escuchó un estruendo. Y luego varios más. Cuando abrió los ojos, todavía con el cuerpo entumecido, vio a todos sus atacantes esparcidos en el pasto, con los cráneos destrozados. A los pocos segundos pudo ver a varias personas, al menos cinco, apareciendo por detrás.
-Flaco: Hey....yo....yo los conozco. Ustedes son....
-Hombre: Somos a los que robaste y ataste.
-Mujer: Todo vuelve, hijo de puta.
-Flaco: Aguanta, Alex.
-Hombre: Te diste un tremendo palo.
-Hombre: Para mí se quebró.
El Flaco intentó pararse, pero no pudo. Lo máximo que pudo hacer fue sentarse y apoyar su espalda contra la tranquera.
-Flaco: No estoy quebrado. Pero por otro lado me duele todo de la cintura para abajo.
-Mujer: No creo que tengas nada importante por ahí.
-Flaco: Como sea, gracias. ¿De dónde sacaron ese rifle?
-Hombre: Lo teníamos escondido. También se lo robamos a Alejandro, pero no se dio cuenta.
-Hombre: Y lo escondimos. Porque sabíamos que iba a mandar a boludos como vos y tus amigos a buscarnos.
-Flaco: Bueno, creo que es obvio que ustedes tenían razón. Pero nosotros hicimos eso por nuestras propias razones.
-Hombre: Ah, eso ni lo discuto. Si no fuera por el egoísmo mucho no seguirían vivos.
-Flaco: Tengo que preguntar, ¿por qué me salvaron? Podrían haber disfrutado de ver cómo me destrozaban.
-Mujer: No somos esa clase de gente.
-Hombre: Aunque te lo merecías.
-Mujer: Obvio.
-Hombre: Somos otra clase de personas. Entonces, ¿de la cintura para arriba estas bien?
-Flaco: Solamente un par de golpes, pero nada grave.
-Hombre: Genial.
Los cinco se abalanzan contra el Flaco, dándole patadas, trompadas, escupiéndolo, golpeándolo con unos palos hasta que finalmente uno de los hombres le dio un culatazo que lo dejo inconsciente tirado en el piso.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...