#8 Market

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Todo el grupo está subiendo cosas a la camioneta, excepto juan que observa el movimiento.

-Flaco: Vos no queres ir, ¿no?

-Juan: Sinceramente, no. No por falta de colaboración al grupo, me parece inútil. Ojala funcione. Para el bien de todos

-Flaco: Quédate acá. No pasa nada.

-Juan: No quiero quedar como el malo, viste

-Flaco: Quédate a cuidar el refugio con alguien más. Yo les explico. No te hagas drama

-Juan: Dale. Gracias

El Flaco se acerca a los demás en la camioneta

-Flaco: Bueno. Fede te apuesto un alfajor a que preferís quedarte leyendo algo de la biblioteca de los vecinos

-Federico: ¿Los vecinos tienen biblioteca? ¿Recién me lo decís?

-Flaco: Lo reservaba para decírselo a todos cuando nos acomodáramos bien. Está abierto y sin bichos. Juan y vos se quedan a proteger todo. Los demás vamos.

El Flaco se sienta en el asiento del acompañante, Martin maneja. Los demás se suben atrás. Juan y Federico levantan la cortina del garaje y los despiden en su viaje. 

15 cuadras lleva el viaje hasta llegar, en contramano, tomando algún desvío por autos atravesados. 

Estacionan la camioneta en la entrada. El lugar se encuentra rodeado por una verja de alambre pintado de blanco. Algunas partes del alambrado se han caído, pero están reemplazadas por algunas maderas, chapas e incluso un auto

-Martin: Por cómo han reconstruido el alambrado, parece que acá hubo gente viviendo

-Flaco: Esperemos que hayan dejado algo. Bueno. Agustín, agarra el rifle y cubrínos.

-Pancho: Saltemos aquel auto y así entramos más fácil

Uno a uno saltan un Renault 12 pintado con pintura antioxidante hasta caer en el estacionamiento del supermercado. 

La mayoría de los vidrios ya no existen, pero han sido reemplazados por tablones de madera o estanterías usadas como paredes. Corriendo una de estas estanterías, logran ingresar. 

La oscuridad es casi completa. Ante ellos hay pasillos y pasillos llenos de productos, algunos, completamente vacíos y saqueados, otros.

-Martin: Dividámonos. Si hay problemas griten o algo.

-Chechu: ¡Miren! Usemos los carritos para poner todo

-Agustín: Ustedes vayan. Yo vigilo desde acá. Hay un par de errantes afuera que se avivaron que entramos. Si se meten los reviento

-Flaco: No dispares, van a aparecer más.

-Agustín: Si, si .Es una forma de decir

-Chechu: Toma Flaco, vamos. Encontremos el pasillo de vinos

-Flaco: Si vas a emborracharme y violarme…no lo hagas en ese orden

-Chechu: No, mañana es navidad. ¿Sabían?

-Pancho: Con todo esto uno se olvida los días

-Martin: Deciselo a Federico. ¿Él te dijo?

-Chechu: Lo vi en el calendario que pego en una pared. ¿No sería bueno para relajarnos celebrar una navidad decente?

-Pancho: Supongo. Sera decente si podemos llevarnos comida y todo lo que podamos.

-Martin: ¡Sin límite en la tarjeta de crédito!

-Flaco: El consumismo estaría orgulloso

Veinte minutos después llenan cuatro changuitos, con comida, bebidas, ropa y todo lo que creían necesario. Cargan todo en la camioneta, teniendo que viajar parados para evitar que todo se caiga al suelo. Sin embargo, antes de irse escuchan un disparo.

-Martin: ¡Viene de esa casa! ¡En la esquina!

-Flaco: Tranquilos. Agustín, dame el rifle. Vamos Pancho. Ustedes quédense

Pancho toma una pala y corre tras el Flaco. Llegan a la puerta de una vieja casa, remodelada con ladrillos huecos y cortinas de plástico.

-Flaco: (golpea la puerta) ¿Hola? ¿Hay alguien? Vamos a entrar.

-Pancho: ¡No tiren!

Tumban la puerta e ingresan. Parece deshabitada, pero sienten olor a pólvora en el aire. Caminan lentamente hasta un pasillo donde, a cada lado, hay una puerta. Pancho abre la de la izquierda y el Flaco la de la derecha. Ambos la cierran rápidamente, luego de abrirlas.

-Flaco: Llegamos tarde.

El Flaco abre la puerta y muestra a un hombre y una mujer acostados en una cama, muertos

-Pancho: Acá también

En la puerta de Pancho se observa una escena igual de terrible, salvo que hay dos niñas pequeñas.

El Flaco ingresa a la habitación de los adultos, toma la pistola del piso, revisa un cajón por munición y sale rápidamente cerrando la puerta tras de sí.

-Flaco: Creo que ahora la necesitamos más. Vamos

Ambos vuelven a la camioneta y cuentan brevemente lo que vieron. El grupo hace un silencio profundo

-Martin: Después de lo de hoy, parece que no estamos solos

-Flaco: El súper puede estar sin gente desde hace meses. Quizás en la esquina quedaron los últimos sobrevivientes de por acá

-Agustín: Nosotros creíamos que nadie podía vivir por donde estamos. Y ustedes creían estar solos. A lo mejor hay mucho más de lo que pensamos

-Martin: Tendríamos que ir al norte de la plaza y averiguarlo

-Flaco: Eso es tema para después de navidad.

Todos sonríen 

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora