El grupo camina por una enorme masa de tierra solamente cubierta por escasa vegetación, arbustos y pasto reseco. Casi todo ese día lo pasaron atravesando alambrados y estancias abandonadas. Cerca del mediodía, siguiendo los restos de un camino de tierra solamente distinguible por dos hileras de sauces, logran llegar hasta una pequeña estancia, parándose frente a una tranquera.
-Gabriela: Esta abandonado, pero parece más cómodo que donde estamos ahora
-Marcos: Lugares así son lo único que queda. La mayoría ya saqueados.
-Flaco: Parece que esta vacío.
-Martin: Igual no nos arriesguemos. Rodeemos el lugar.
-Flaco: Vamos nosotros tres. Gabriela y Joaco cuiden al gordo.
-Pancho: ¿Por qué me tengo que quedar?
-Flaco: Cuando veamos si esta todo despejado, podes venir. No vamos a poner al bebe en peligro.
-Gabriela: ¿Y porque yo? Van a necesitar ayuda.
-Martin: Si. Por ahora necesitamos eso. Además, solamente vamos a mirar por las ventanas. Vamos.
Los tres hombres saltaron la tranquera y lentamente se acercaron a la vieja casa, completamente abandonada y a oscuras. Martin y el Flaco golpean las ventanas, esperando algún ruido o movimiento desde el interior, pero todo permanece en silencio.
-Martin: Vacío.
-Flaco: Busquemos si hay palas o algo para estar más seguros cuando entremos. ¿Y el otro chabón?
-Martin: No sé. Pero me inquieta no verlo.
-Flaco: Tampoco veo a Pancho y los demás.
-Martin: La puta madre.
Los dos salieron corriendo, rodeando la casa, hasta que llegaron al viejo garaje, topándose con Gabriela.
-Gabriela: ¿A dónde van tan rápido?
-Flaco: ¿Qué hacen acá?
-Joaco: Miren lo que encontró Marcos.
En el garaje, el resto del grupo se encuentra rodeando un viejo rastrojero blanco, lleno de polvo y con las gomas desinfladas. Marcos está revisando el motor, mientras que Pancho observa como Luis juega con el volante.
-Martin: La casa está limpia. Digo, por si les preocupaba. Pero veo que no.
-Gabriela: No te enojes. No pasó nada y además Marcos nos avisó.
-Martin: Me alegro.
-Marcos: Si, fue mi culpa. Pero sabía que esto estaba vacío.
-Flaco: ¿Cómo que sabias?
-Marcos: Es un decir. Normalmente esos podridos están en las ventanas y se escuchan ruidos. Además, como les dije, ha habido muchos saqueadores y seguro los liquidaron.
-Martin: Difícil que este tan liquidado como este auto.
-Marcos: No te creas. Parece que al motor solamente le falta algo de aceite.
-Flaco: ¿Pensas inflar las gomas con aceite?
-Marcos: Bueno, ese es un gran problema.
-Martin: Hay algo parecido. Tengo un truco, pero necesito un spray de aceite y un encendedor.
-Joaco: ¿Vas a prender fuego hasta que arranque?
-Martin: No. Lo he visto muchas veces, pero nunca lo he hecho yo solo. Básicamente rocías el aceite en la llanta y le das una chispa fuego, entonces se infla.
-Gabriela: ¿Y en serio funciona?
-Martin: ¿Cuándo nos ha mentido Youtube?
-Flaco: Avísame cuando lo hagas. Quiero estar en otra provincia por las dudas.
-Marcos: ¿Ves eso que necesitas en alguna estantería?
-Martin: Si. La lata azul que esta por allá.
-Gabriela: ¿Eso no se usa para lubricar?
-Martin: Básicamente es aceite.
-Flaco: Vamos yendo. Gordo, saca a Luis de ahí. Si no explotan volvemos, che.
-Marcos: Primero danos una mano para desarmar las gomas.
Utilizando un cricket y el único juego de llaves disponibles, fueron sacando las gomas una a una y colocándolas fuera del garaje. Mientras el resto esperaba y miraba desde lejos, Martin tomó el spray y con el roció la llanta. Luego, tomando un viejo encendedor, le dio un poco de fuego y, inmediatamente, la rueda se inflo, quedando lista para ser usada, ante la expresión incrédula de los demás. Luego, hizo lo mismo con las otras tres, dejándolas perfectas.
Así, luego de media hora, las cuatro gomas del rastrojero estuvieron listas y Martin y Marcos pudieron dedicarse a arreglar el motor y lograr encenderlo, para alegría de todos, que los aplaudieron por lograrlo.
-Gabriela: Mi héroe.
-Martin: No te gustaría tanto si supieras que robábamos autos usando ese truco.
-Gabriela: Un héroe es un héroe.
-Marcos: Anda perfecto. Solamente vamos a necesitar gasoil, pero podemos buscarlo por el camino. Hay muchas estaciones rumbo al sur.
-Flaco: ¿Para irnos del refugio?
-Marcos: ¿Te acordas de lo que hablamos?
-Gabriela: Todos nos acordamos. Y no vamos a dejar a los demás en banda.
-Pancho: Es verdad. Así no funcionamos nosotros. Si esto nos sirve para buscar comida y demás, bienvenido. Pero no vamos a rajarnos en eso.
-Marcos: Lamento escuchar eso. Realmente me caen bien y esperaba que entraran todos en razón y se dieran cuenta como es el mundo ahora. Realmente lo siento.
-Gabriela: Todos en el grupo deberían saber eso que pensas. Tenes que ser más sincero y no planear estas cosas solamente con nosotros. ¿No tenes lealtad?
-Marcos: Posiblemente. Creo que es lo correcto y lo más honesto, después de todo lo que hemos pasado
-Pancho: Che, no es momento para esto. Mejor volvamos y lo discutimos haya.
-Marcos: Si. Eso haría si fuera estúpido.
Marcos dio un salto y se colocó frente a Pancho, apuntando directamente al corazón de Luis, quien comenzó a llorar.
-Flaco: ¿¡Qué haces con esa pistola, pelotudo!?
-Marcos: Siempre la he tenido y ha salvado a nuestro grupo muchas veces. Tiene las últimas tres balas. Si tienen cuidado, nada va a pasarles.
-Pancho: Llévate todo, pero no le hagas nada.
-Marcos: ¿Qué te parece si me lo llevo también?
Sin dejar de apuntarle, Marcos arrancó a Luis de los brazos de Pancho y se lo llevó consigo.
-Marcos: Quédense con el grupo, si quieren. Van a morir pronto y es su decisión. Pero no voy a dejar que maten a este bebe también. No tiene la culpa de que su familia sea estúpida.
-Flaco: No podes hacer esto.
-Marcos: Puedo y lo estoy haciendo. Y ni se les ocurra intentar alguna gilada o le vuelo la cabeza. Ahora, ¡todos al suelo!
Lentamente, todos se arrodillan y se echan al suelo. A los pocos minutos, el llanto de Luis es tapado por el ruidoso motor del rastrojero y seguidamente escuchan como este acelera y poco a poco se hace más difuso.
El grupo se vuelve a poner de pie, mirando como el vehículo se aleja por el camino de tierra y pasto, mientras la tarde comienza a caer.
-Flaco: No te preocupes ni por un segundo. Lo vamos a agarrar.
-Pancho: Lo voy a matar. Lo juro por su madre.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...