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-Gonzalo: ¿¡Qué están haciendo!?

-Horacio: Les estamos robando.

El grupo del Flaco es acorralado y rodeado por los viejos, quienes traen a Pancho y Martin y los ponen junto a ellos, mientras son apuntados por dos escopetas

-Horacio: Bueno, gracias por despejarnos el lugar. Entreguen todo lo que tengan. Y la ropa también

-Martin: ¿Qué?

-Flaco: Yo sabía que me desnudaban con la mirada, pero esto es demasiado

-Horacio: ¡No! Necesitamos todos los suministros que podamos. Ropa para el invierno, armas para defendernos, comida. Ya nos dieron el espacio para vivir y ahora nos van a dar el abrigo para sobrevivir. Vamos. Apúrense

-Pancho: Hace mucho frio afuera. Bajo cero en las noches. Déjennos algo, por lo menos. Si es que les queda algo de corazón

-Horacio: Queremos todos sus buzos y camperas. Pueden quedarse con sus remeras.

El grupo entrega uno a uno los buzos, camperas, remeras manga largas y poleras que vestían, dejándolos en una pila frente a los viejos, junto con las mochilas, las armas sin balas y todo lo de valor.

-Horacio: Oigan, no se tomen esto personal. No somos malas personas

-Flaco: Si, me doy cuenta. Son unos tipazos

-Pancho: Los defendí y rogué que los ayudaran. ¿Cómo pueden hacer esto?

-Horacio: Chicos, ustedes son jóvenes y tienen que aprender. Vos pibe lo dijiste, no necesitan ser los héroes. Menos en este mundo. Les va a costar aceptarlo. Tampoco el mundo anterior  era todo color de rosa. Uno tiene que hacer lo que tiene que hacer para sobrevivir. No nos odien, aprendan de esto. Es destacable que sean buenas personas, pero en este mundo no importa. Si no pueden aprender a hacer cualquier para sobrevivir, van a estar muertos pronto. Ahora váyanse. Fuera

Uno a uno van saliendo del hospital, bajando la escalera, teniendo que correr despavoridos de los zombies, sin contar con ninguna herramienta para defenderse.

Golpean varias veces hasta que la puerta cede, todos entran y logran asegurarla con varias sillas, para evitar la entrada de caminantes.

Dentro de la tienda la encuentran saqueada, ropa en el suelo, estanterías volcadas y cientos de papeles en el suelo

-Pancho: Ah, se llevaron casi todo

-Gonzalo: Cuando empezaron a faltar policías, salieron todos a robar.

-Flaco: No aprendemos más

-Martin: Bueno, el que encuentra se lo queda. ¡Yo quiero esa campera!

El grupo se divide y comienza a revolver el lugar, sacando ropa, probándosela y buscando provisiones en los armarios y escritorios.

-Pancho: Esta ropa es la mejor que hemos tenido

-Flaco: Tuvo que haber un alzamiento zombie para que bajen los precios.

-Martin: Ya que estamos por acá podemos ver si hay algo de comida en los negocios

-Pancho: Probemos con la confitería de la esquina

-Gonzalo: Digo, ¿ya tenemos pensado donde vamos a pasar la noche?

-Martin: No sé, vamos a ver

 -Flaco: Hay varios telos por la zona, así que no te preocupes por eso

-Pancho: Vamos a buscar comida antes que esto se vuelva raro

-Flaco: Pregúntale a tu vieja

-Pancho: Y ya se volvió raro

Lentamente se escabullen por la vereda, esquivando algunos cadáveres en el suelo, autos abandonados y basura, hasta llegar a la  confitería de la esquina. Dentro del local dos caminantes rondan por el lugar, chocando contra los estantes y las mesas de madera oscura.

El Flaco y Martin agarran pedazos de vidrio del suelo y toman uno de sus extremos con la manga de sus buzos para evitar ser cortados o clavarse astillas en los dedos. Patean la puerta principal y se introducen dentro del local. El primero de los zombies se abalanza sobre El Flaco, pero este logra clavar el vidrio en medio de la frente de su atacante. Martin hace lo mismo, fallando su puntería y hundir el pedazo de vidrio en el hombro del zombie. Ambos caen al suelo. Martin se levanta e intenta alejarse del zombie, pero este lo toma por la pierna, haciéndolo caer de nuevo. Pancho aparece y revienta la cabeza del caminante con una silla y logra salvar a Martin.

Saquean el lugar y ponen toda la comida que consiguen en bolsas de plástico, además de tomar cuchillos y tenedores de la cocina para usarlos como armas. Uno a uno salen nuevamente a la calle, cargando las bolsas con suministros. Allí encuentran el camino repleto de zombies que han copado la avenida que cruza la confitería.

-Gonzalo: ¡Todos adentro!

-Martin: ¡No! Nos van a acorralar

-Flaco: ¡A la tienda de ropa!

Con Pancho a la cabeza corren hacia la tienda, esquivando a los zombies que intentan atacarlos. Los errantes se chocan entre ellos y empujan hasta llegar a la puerta del local. Desde adentro, el grupo coloca mesas, sillas, estantes y todo lo que pueden encontrar para evitar el ingreso de los muertos dentro.

Los cuatro se alejan y observan desde lejos el frente de la tienda, completamente tapado con zombies golpeando las puertas y las vidrieras

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora