#54 Deadly Blizzard

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Enrique toma una lata y vierte en ella agua oxigenada. Toma un trapo y lo sumerge, impregnándolo con ella. Rápidamente quita las improvisadas curaciones previas y limpia las heridas en el abdomen y el hombro del Flaco.

Seguidamente utiliza gran parte de las vendas y gazas y las coloca en las partes afectadas, deteniendo pequeñas hemorragias.

Cuando finaliza, lo arropa nuevamente y sale de la carpa.

-Pancho: ¿Qué tal todo, doc?

-Enrique: Jajá, no, no. Ni siquiera curandero. Está bien. Respira normal. Estoy seguro que regresara sobre si en poco tiempo. Perdió mucha sangre, pero no podemos hacer nada contra eso. Igualmente me preocupa el frio, cada vez hace más.

-Joaco: Tengo a Gabi y a Ariel con eso. Hay una buena fogata en el medio y la seguimos alimentando.

-Enrique: Vamos a tener que mantenerlo caliente si siguen este clima. Y nosotros también. ¿Tienen ropa abrigada?

-Martin: En la camioneta. Mejor tengamos todo preparado para la noche.

Mientras tanto Ariel y Gabriela, junto con Julio, acarrean ramas, hojas secas y algo de combustible al fogón.

-Julio: Espero que con esto alcance.

-Ariel: Alcanza para hacer un incendio.

-Gabriela: No llames a la mala suerte.

-Julio: Como digan. ¿Saben cómo está el Flaco?

-Gabriela: Mejorando. Todo lo que trajimos le va a hacer bien. Pronto lo tendremos entre nosotros.

-Julio: Me alegro mucho. Deje algunas ramas por allá, voy a buscarlas.

-Gabriela: Muy bien. Anda con cuidado.

-Ariel: ¿Y si no despierta?

-Gabriela: ¿Cómo "y si no despierta"?

-Ariel: Gabi, tenemos poca comida, hace frio y el invierno es peor. ¿Qué vamos a hacer? Si esta tan mal, nos va a retrasar. No somos un hospital.

-Gabriela: No vamos a dejar a nadie abandonado. Es parte de nosotros ahora.

-Ariel: Yo solo digo. Nadie lo piensa hasta que hay que hacerlo y después es más difícil. Esto es simple, salvo que lo quieran complicar.

-Gabriela: ¿Y quién dijo que nos vamos a ir?

-Ariel: Solo Pensalo.

Mientras tanto Pancho y Martin cargan frazadas, colchas, almohadas y demás enseres para colocarlos junto al fogón.

-Martin: ¿Estas preocupado?

-Pancho: ¿Por el Flaco? Un poco. Es un hijo de puta y sale adelante casi siempre.

-Martin: En eso coincidimos. Pero espero que el frio no sea demasiado.

-Pancho: No vamos a permitirlo.

-Martin: No. Se lo debemos o eso siento.

-Pancho: Igual algo me preocupo de él, antes de todo esto. Cree que olvido a Chechu y que ya no le importa, pero yo sé que es mentira.

-Martin: ¿Y cuál es el problema con ello?

-Pancho: Porque intenta reprimirlo. Digo, ya sé que no es demasiado abierto a hablar de ello y también que paso un tiempo, pero eran el uno para el otro. No se puede olvidar eso fácilmente.

-Martin: No, claro que no. De vez en cuando me acuerdo de los chicos. De Agustín, de Federico, de Juan. Y digo, pucha, ¿Por qué no me pienso en ellos siempre? ¿Tan fácil me olvide? Y me di cuenta que los tengo siempre conmigo, aunque no lo crea. Y...a veces hay que seguir adelante. No podemos evitar la muerte ni nuestra ni ajena. Sucede. Y cuanto más te acostumbres a eso, mas vas a querer a los que tenes y los que perdiste y te vas a sentí bien.

-Pancho: ¿Crees que él se siente bien?

-Martin: Creo que diciéndolo, que no la extraña, le ayuda a vivir con ello.

Gabriela está apoyada en el capot de un auto completamente destruido. Tiene signos de haber sido incendiado y abandonado a su suerte en los pastizales. Suspira y mira el sol bajando y reflejando sus últimos rayos en el rio.

-Joaco: ¿Estas bien?

-Gabriela: Si. Bah, estaba pensando. ¿Seguiremos acá?

-Joaco: No lo sé. Este lugar es casi perfecto y es fácil de defender. Casi que lo quiero como mi casa. Pero va a ser difícil el invierno.

-Gabriela: Pienso lo mismo.

-Joaco: ¿Y encontraste una respuesta?

-Gabriela: Cuando todos estemos en condiciones podemos hablarlo. Definitivamente.

Casi todo el grupo está durmiendo. Algunos más profundamente que otros. Martin está tiritando y bosteza, pero el sueño no viene a él. Pancho duerme, haciendo guardia en la puerta de la carpa del Flaco, que esta levemente iluminada por unas brazas y por el humo blanco que sale por una improvisada chimenea. Ariel tampoco duerme y mira fijamente el fuego en su actividad rítmica y su movimiento rampante.

-Ariel: Que fresquete Julio, ¿no? ¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Estas dormido? Está bien, te dejo quieto.

Julio se mueve y lanza un gruñido, agitando sus pies.

-Ariel: ¿Qué te pasa? ¿Estas soñando y roncando de nuevo? Seguro es una pesadilla.

Vuelve a moverse y a agitarse con violentos movimientos. Ariel trata de despertarlo y sacudirlo. Arroja las mantas por los aires para sujetarlo mejor. Sin embargo ve que su cuerpo esta helado y sus ojos blancos y sin vida.

-Ariel: ¡Agh! ¡Ayuda! ¡Ayuda!

Julio se abalanza sobre Ariel y ambos ruedan por el pasto seco y congelado. Hay gritos y todos se levantan de sus lugares, pero sin desprenderse de las mantas. El fuego sigue ardiendo e ilumina las danzantes sombras a su alrededor que tratan de alejarse y mantenerse a salvo.

Martin interviene pateando el abdomen de Julio y lo arroja a unos centímetros de Ariel, quien se arrastra hacia atrás y se aleja. Martin toma su pistola y le dispara dos veces al cuerpo de Julio, reventándole el cráneo.

-Joaco: ¿Están todos bien?

-Gabriela: ¿Ariel, estas bien?

-Ariel: Si. Si, por dios. ¿Julio murió? El...él estaba...

-Enrique: Les dije del frio.

-Martina: Papa, tengo miedo.

-Enrique: No mires, trata de dormir.

-Joaco: Casi no siento los dedos.

-Gonzalo: Tenemos que limpiar este desastre.

-Pancho: Yo te doy una mano.

Martin ayuda a Ariel a reincorporarse y junto con Gonzalo y Pancho remueven el cuerpo de Julio, arrastrándolo lejos del campamento.

-Gabriela: Esto no puede pasar de nuevo.

-Joaco: Fue lo último.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora