Cuando el Flaco despertó, la noche había dado paso al día, a una mañana fresca y ventosa. Ya no estaba en el piso cerca de la tranquera, sino que ahora yacía debajo de un árbol, al costado de lo que parecía ser un camino de tierra en medio de la nada. Todo su cuerpo le dolía, su ropa estaba hecha pedazos, tenía sangre por todos lados y estaba rodeado por cinco personas.
-Hombre: Despertaste.
-Hombre: Estábamos a punto de dejarte.
-Flaco: ¿Qué paso? Además de la paliza.
-Hombre: Te salvamos la vida. Todavia no sé porque.
-Flaco: ¿Qué hacen todavía por acá? Supuestamente yo los había matado, pero nunca se sabe. Alguien los puede encontrar.
-Hombre: Arranquemos con lo primero. Yo soy Blas. Estos son Eduardo, Román, Franco y Sandra. Ya que nos hemos hecho tantas cosas, bien podríamos presentarnos.
-Flaco: Un gusto. Les daría la mano, pero no me puedo mover.
-Román: Tampoco te dimos tanto. No te quebramos nada.
-Flaco: Eso decís vos.
-Blas: Pero no tenemos ningún rencor.
-Flaco: Se nota.
Mientras hablan, Sandra se acerca al Flaco, agachándose junto a él y colocándole una venda en la cabeza. Sin embargo, el Flaco apartó la cara e intentó alejarse.
-Sandra: No te hago nada, chabón. Te estoy curando.
-Flaco: No puedo volver con una venda y con las heridas desinfectadas. ¿No les parecería sospechoso?
-Blas: ¿Después de todo esto vas a volver?
-Flaco: ¡Tengo a mi familia ahí!
-Franco: ¡Nosotros también! Y eso no nos hace querer volver.
-Flaco: ¿Cómo?
-Eduardo: Franco, cállate.
-Franco: ¿Y qué nos va a hacer? ¿Qué mal tiene? Puede saberlo.
-Flaco: ¿Dejaron a su familia ahí?
-Blas: Si. Muchos de nosotros somos padres, hermanos o hijos de gente que sigue ahí.
-Flaco: ¿Y porque se fueron?
-Franco: No nos fuimos, nos echaron. Todos teníamos algún familiar enfermo o que necesitaba algo. No nos dejaron ir, nos dieron algo de comida y nos largaron en la nada.
-Román: No sabemos si fue para dejarnos morir o para divertirse cazándonos.
-Blas: Te mandaron a vos para que termines su trabajo. Y te mintieron.
-Flaco: Todos hemos mentido tantas veces. Este es el nuevo mundo.
-Eduardo: No significa que sea uno bueno.
-Flaco: ¿Cuándo fue bueno el mundo?
El Flaco se apoyó en el árbol, levantándose lenta y esforzadamente. Sandra y Franco fueron con él y lo ayudaron a ponerse de pie y luego se quedaron a su lado, sosteniéndolo por si acaso.
-Sandra: No podes irte así. No podes ni caminar. Son un par de kilómetros, es una locura.
-Eduardo: Si quiere volver ya está lo suficientemente loco.
-Flaco: Estoy seguro de que ustedes también piensan en locuras. Volver a ver a su familia, por ejemplo.
-Franco: Eso no es una locura. Es lo más normal del mundo.
-Flaco: ¿Ah sí? ¿Y cómo piensan hacerlo? ¿Van a tocarles timbre? Está claro que tienen alguna idea, sino no andarían dando vuelta por acá.
Los cinco cruzaron miradas en silencio, mientras el Flaco los observaba detenidamente. Finalmente cuatro asintieron y Blas dio un paso adelante.
-Blas: Conocemos bien la zona. Principalmente sabemos lo bien custodiado que esta todo. Pero, tienen un punto débil y es que siempre se puede dejar una puerta abierta.
-Flaco: ¿Puerta abierta?
-Blas: Hay una zona cerca del monte, poco vigilada porque entre los arboles hay alambre de púas y estacas.
-Román: Si pudiéramos despejar los muros de los alrededores, tranquilamente nos podemos meter y sacar a los nuestros.
-Flaco: ¿Y qué van a hacer? ¿Saltar al otro lado de la pared con garrochas?
-Blas: Obviamente necesitamos más apoyo.
-Flaco: Están pidiendo básicamente una locura.
-Sandra: Pero vos la estas escuchando y analizando.
-Flaco: Si. Para decirles que es un suicidio.
-Sandra: Mírate. Pensá en lo que has pasado. Pensá en tu gente. ¿Es en ese lugar en donde quieren pasar el resto de su vida? ¿Con todos ellos? Vos sabes a donde pertenecen.
-Flaco: Como se...¿Cómo se quiénes son sus familiares?
Franco mete la mano en su bolsillo y saca una foto, dándosela al Flaco.
-Franco: Atrás esta anotada la casa donde están, si es que no los han sacado.
-Blas: Entonces, ¿qué decís?
-Flaco: Necesito que junto con ellos se lleven a dos personas más: una mujer y un bebe. Hagan lo que tengan que hacer, pero si algo le pasa a Luis voy a hacerles tanto mal que Alejandro y su gente van a parecer santos. ¿Estamos?
-Blas: Completamente.
-Román: ¿Y cuál es el plan? No nos estas diciendo mucho.
-Flaco: Ustedes vayan a ese lugar a primera hora, ni más ni menos. Yo voy a prepararles su distracción. Saquen a su gente y vuelvan para acá. No allá enfrente ni del otro lado: a este mismo árbol. Yo me encargo del transporte.
-Blas: Gracias. Como sea que salga, muchas gracias.
-Sandra: Prometemos cuidar a ese bebe y a esa mujer como si fueran de nuestra familia.
Eduardo apareció por detrás y le dio un largo pedazo de madera al Flaco, colocándosela en su mano.
-Eduardo: Te puede servir como bastón. Y arma.
-Román: Mucha suerte.
-Blas: Todo va a salir bien.
-Franco: Para mañana a esta hora vamos a dejar todo eso atrás. Arrancar de nuevo.
-Sandra: ¿Te puedo pedir un último favor?
-Flaco: Ya se lo que queres. Pero me duelen mucho las piernas. Aunque podrías ir arriba...
-Sandra: ¡No! Quiero que le des esto a mi hermana. Ella se va a dar cuenta de que es para ella. Por favor necesito que sepa que la quiero, por si pasa algo malo.
El Flaco toma la carta y la guarda en su bolsillo, asintiendo. Luego, les da a todos una última mirada y emprende el viaje de regreso, dirigiéndose en diagonal hacia el camino de tierra usando el palo como bastón y avanzando lentamente. La mañana seguía radiante e iba a iluminar todo su largo trayecto de regreso
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...