Dos semanas después.
El invierno llegó algo más temprano que en años anteriores, causando que las pocas cosechas que habían resistido mueran y las reservas de comidas se agoten casi completamente. La despensa comunal está completamente vacía y las familias se han encerrado en sus propias casas para racionar y evitar compartir.
El Flaco, Pancho, Martin, Gabriela están en el living de la vieja casa de Oscar, alrededor de una mesa, cuando entran Romina y Joaco.
-Joaco: La cosa se está poniendo fea.
-Flaco: ¿Qué tanto?
-Romina: Fuimos a una casa recién. Nos dijeron que entraron y les quisieron robar la comida.
-Joaco: Mataron a dos personas.
-Flaco: ¿Alguna idea de quienes fueron?
-Joaco: No, estaban encapuchados.
-Gabriela: Tenemos que hacernos dueños de la calle. Que la patrulla cierre la zona.
-Martin: ¿Y dejar los muros solos?
-Gabriela: Creo que nuestro principal problema está adentro.
-Flaco: Los dos tienen razón. Vamos a proteger las calles nosotros mismos y alguno que otro si quiere ayudar. Pero no quiero militarizar todo el lugar.
-Martin: Voy a buscar municiones.
-Gabriela: Te acompaño.
-Martin: No necesito guardaespaldas.
-Pancho: Flaco, tenemos otro problema.
-Flaco: ¿Qué pasa ahora?
-Pancho: Son los "presos". No podemos seguir manteniendo a Marcelo, Ricardo y los demás en ese galpón.
-Gabriela: Podemos darles de comer una vez por día y listo.
-Flaco: No, guarden esa comida para los que la necesitan.
-Pancho: ¿Y los vas a dejar encerrados? ¿Solamente porque protestaron por su amigo?
-Flaco: A los tiros. Vamos, no quiero que muera más gente por un pedazo de pan.
El grupo sale y se reúne afuera, dividiéndose las zonas a recorrer durante esa mañana. El Flaco tomo una pistola y se decidió a caminar por las veredas, lentamente. Todo estaba vacío, sin vida, tranquilo y lúgubre. Su patrullaje era tranquilo, hasta que escucho un grito desgarrador, que se apagó súbitamente. El Flaco cargo su pistola y corrió dentro hasta la casa desde donde provino el grito. Intento forzar la puerta, pero se dio cuenta de que estaba sin cerrar. Recorrió el interior, hasta que llego a la cocina. Allí observo un enorme charco de sangre, que tenía su nacimiento en la cabeza de una anciana, sin vida a pocos metros de él. Además, intentando escapar por la puerta con una mochila, había un hombre, que cruzo miradas con él.
-Flaco: ¡Quédate quieto!
-Hombre: No me vas a disparar.
-Flaco: ¿Quién sos? ¿Nostradamus, boludo?
-Andrés: Andrés, es mi nombre. Vos no me conoces, pero yo sí. Bueno, en realidad me conoces por mi función, no por cómo me veo.
-Flaco: ¿Siempre das tantas vueltas para hablar?
-Andrés: Sos todo un personaje. Con razón Chechu prefirió quedarse con alguien más tranquilo.
-Flaco: Vos sos el novio.
-Andrés: Exactamente. Por cierto, gracias por las medicinas.
-Flaco: De haber sabido que eras un asesino te hubiera dejado morir.
-Andrés: No, no lo hubieras hecho, porque sos un estúpido. Seguís enamorado de Chechu y sos capaz de hacer cualquier cosa por ella. Y, por eso, me vas a dejar libre.
-Flaco: Te voy a meter preso. Después veremos qué hacemos con vos.
-Andrés: ¿En serio me vas a meter preso y matar? ¿Hacerla sufrir? Mira, sé que crees conocerla, pero yo estoy con ella acá hace bastante. Esta vieja iba a morir de una u otra forma. Con esta comida, en cambio, van a vivir varias personas.
Andrés comenzó a caminar, pasando por el costado del Flaco, quien bajo su pistola y se quedó mirando a la nada.
-Martin: ¡Quieto! ¡Tírate al piso!
-Andrés: Tranquilo, tranquilo.
-Martin: ¡Y no hables o te reviento la cabeza! Flaco, ¿Qué carajo haces?
-Flaco: No lo sé.
El Flaco comienza a caminar, pasando por delante de Martin y casi chocando con Gabriela, que acababa de ingresar.
-Gabriela: ¿Otro robo? ¿A dónde va?
-Martin: No tengo idea. Ayúdame a llevar a este tipo.
-Gabriela: ¿Ahora necesitas ayuda?
-Martin: Perdón por eso.
-Gabriela: Mira, sé que me echas la culpa por lo que paso.
-Martin: Si. Pero, viendo como están las cosas, íbamos a tener que hacerlo.
-Gabriela: ¿Hacer lo mismo que Marcelo?
-Martin: Él tenía razón y el Flaco lo está haciendo, pero indirectamente.
-Gabriela: Pero nosotros no somos así.
-Martin: No lo somos. Por eso el Flaco casi deja libre a este tipo.
-Andrés: Tengo nombre.
Martin suspira y le pega un culatazo a Andrés, desmayándolo.
-Martin: Tranquila. Se va a despertar en una hora o dos.
-Gabriela: ¿Qué nos está pasando?
-Martin: No sé, pero se va a poner peor. Estamos en un lugar seguro, pero no sé por cuánto tiempo más.
-Gabriela: ¿Y qué sugerís? ¿Qué busquemos otro? ¿Después de todo?
-Martin: Solo creo que, llegado el momento, volveremos a ser nosotros. Nosotros contra el mundo. Somos una familia, pero somos responsables de extraños. Llegado el momento, tenemos que pensar en lo mejor para nosotros.
-Gabriela: Decís ser egoístas, indiferentes y dejar pasar todo. ¿A vos te gustaría que te hicieran eso?
-Martin: En algún momento va a pasar. Solo quiero saber que vas a estar conmigo, para evitar hacer un daño enorme. Por favor.
-Gabriela: Yo voy a estar con vos. Pero no me pidas que acepte lo que propones.
-Martin: Yo te voy a proteger, al igual que a los demás. Pero no a los que vivían acá.
-Gabriela: Sinceramente deseo que estés terriblemente equivocado.
-Martin: Yo también.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...