#95 A long road

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Seis meses después.

El colectivo está detenido en medio de una pequeña ruta de tierra seca y pequeñas piedras. Las únicas huellas en ella son las que ha dejado el colectivo a su paso, mientras que hacia adelante el camino permanece completamente inalterado, salvo por algunas ráfagas de viento que hace levantar polvo, provenientes del océano a pocos metros de su posición.

El viejo vehículo está sucio, con barro y mucha tierra. Casi todas las ventanas están cubiertas con telas, cartones o ropas viejas. El interior ha sido modificado en los últimos meses. Solo quedan dos filas de asientos originales, suficiente para el grupo. Detrás están unas camas rudimentarias, armadas con pedazos de camas grandes y adaptadas al poco espacio disponible. Estas están atadas a los soportes de los viejos asientos, sujetadas con cuerdas y alambres. La cuna del bebe está en el fondo, cerca de la luneta trasera, también cubierta con una tela azul y adornada con muñecos infantiles.

En el frente, Martin y el Flaco están metidos de cabeza en el motor, mientras un palo sostiene el capot.

-Joaco: ¿Y? ¿Cómo van con eso? ¿Vamos a seguir pronto?

-Martin: Si. Pero no con esto.

-Joaco: ¿Qué queres decir?

-Flaco: Si no se fundió el motor pega en el palo.

-Martin: Eso pasa por ponerle cualquier aceite.

-Flaco: Perdón, maestro. La YPF estaba cerrada. ¿De dónde querías que saque?

-Joaco: Ya está. Demasiado aguanto. ¿Y ahora qué hacemos?

El Flaco se bajó del paragolpes de un salto y Martin lo siguió.

-Flaco: Seguimos.

-Joaco: ¿Hacia dónde, exactamente?

-Flaco: Yo no manejo el mapa. Solamente le doy para adelante.

-Martin: Tengo que ir a ver por dónde estamos, más o menos. Aunque, si me preguntas, deberíamos volver a Trelew.

-Flaco: No hay nada para nosotros ahí. Cualquier ciudad es inhabitable y lo sabes.

-Martin: Casi todo el país es inhabitable. Solamente este desierto parece estar libre.

-Flaco: Mas razón para seguir avanzando.

-Martin: ¿A dónde? ¿A otra ciudad infestada?

-Flaco: Tenemos que encontrar una que se haya salvado. Tiene que existir.

-Martin: ¿Y sino?

-Flaco: Y sino juntaremos suministros y seguiremos. Eso hemos hecho los últimos meses.

-Martin: Y así estamos. Muertos de hambre y, ahora, a pie. No creo que podamos caminar hasta la Antártida.

-Flaco: No necesitamos discutir. Teníamos un plan. ¿Estas dudando de eso?

-Martin: Estoy dudando que exista ese lugar que vos pensas. Sabemos sobrevivir en una ciudad. Si llegamos a otra, prométeme que lo vamos a intentar.

-Flaco: Tenemos que juntar todo lo útil ante de irnos. ¿Dónde están los demás?

-Joaco: Paseando por la costa.

-Flaco: ¿Solos?

-Joaco: Lo único que hay acá es tierra y viento. Están bien.

El Flaco dejó a ambos solos y cruzó la pequeña ruta, internándose en la estepa varios metros, hasta finalmente llegar hasta la fría y ventosa playa, besada por las frías aguas del océano. Sentados en una pequeña elevación están Pancho y Gabriela, con Luis jugando con la arena.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora