#85 Personal defence

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El Flaco y Martin corren contra una puerta y la envisten de costado, procurando impactar con sus hombros. A pesar de su esfuerzo, no logran romperla y rebotan en ella, cayendo a los pies de Pancho.

-Pancho: Les dije que si yo no podía solo, ustedes tampoco.

-Flaco: Te reconozco esa.

-Martin: Esto es inútil. Puedo ver por las ventanas que esta todo revuelto adentro.

-Flaco: Eso no necesariamente significa que fue saqueada.

-Martin: Aunque en este caso si lo este.

Mientras ambos se ponían de pie, la puerta se desplomó, causando un gran alboroto y levantando una polvareda. Antes de que la tierra flotante se disipara, varios pares de brazos salieron de ella, como rayos entre las nubes. Pronto se dieron cuenta de que eran podridos y tuvieron que retroceder, casi arrastrándose, hasta la calle.

-Pancho: ¡Menos mal que estaba vacía!

-Martin: Pero...

-Flaco: Pero no ves un carajo. ¡Pásame una piedra!

-Pancho: ¡Rajemos!

Los tres se quedaron quietos y atónitos, sin atinar correr. Frente a ellos, los podridos iban cayendo como fulminados, salpicando su sangre negra y líquidos putrefactos. Miraron hacia sus cabezas, que tenían algo clavado en sus parietales y en la nuca. Parecían cañas, levemente talladas y un par de flechas.

Miraron hacia el costado y vieron a varios de sus ex captores sosteniendo arcos, palos y unas especies de lanzas. Entre ellos estaba Jessica, quien los saludo y luego se acercó lentamente, mirando los cadáveres en la calle.

-Jessica: Lanzamientos perfectos.

-Flaco: Lo teníamos bajo control.

-Jessica: Si, se notaba. Buena táctica eso de caerse al piso.

-Pancho: Entremos. Si había podridos puede ser que encontremos cosas.

-Martin: Yo me encontré un par de lanzas.

-Jessica: Hey, no son tuyas. Además no sabes cómo usarlas.

-Martin: Error. Yo era tirador de jabalina en la escuela, creo que se manejar esto.

-Jessica: Claro porque esto es igual.

-Flaco: Es obvio que tenemos problemas. Ya nos has ayudado con otras cosas, ¿podrías enseñarnos a usar sus armas? Por favor.

-Jessica: ¿Acaso estás pensando en usarlas contra nosotros en el futuro?

-Flaco: No. Tengo claro que es suicida ir contra ustedes.

-Jessica: Genial. Porque si no tendría que matarte.

-Flaco: Eso sería un inconveniente.

-Jessica: Te dije que estábamos a mano. Si hago esto, me vas a deber.

-Flaco: Ya lo sé.

-Jessica: Bueno entonces. Vamos. Traigan esas cosas.

Los cuatro caminaron hacia los podridos, recolectando las cañas y las flechas, para luego volver a la calle y caminar por el medio de ella hasta un descampado, alejado de todo, vacío y alfombrado por un césped amarillo y quemado. Allí Jessica colocó unas cañas viejas, clavadas en la tierra oscura. Luego tomó otras tres y se acercó a ellos, dándole una a cada uno y parándose al costado.

-Jessica: Bueno, a ver que tienen.

-Flaco: Dale vos, Martin. Vos sabes.

-Pancho: Es verdad. Vos sos el campeón.

-Martin: Nunca debí haberlo dicho. Ahí voy.

Martin dio unos pasos hacia adelante y luego lanzo la lanza con fuerza, pero esta no alcanzo a golpear ninguna de las que estaban clavadas en el suelo.

-Jessica: No estuvo tan mal. Pero en la vida real le hubieras errado a un enemigo. Estas muerto. Gordo, tu turno.

-Pancho: Me dijo gordo.

-Flaco: Cariñosamente.

Pancho tomó la lanza con sus dos manos y luego la tiro hacia adelante. Esta dio varias vueltas en el aire y cayo justo frente a los objetivos, sin hacerles daño.

-Jessica: Estas muerto. Además pudiste haberle sacado un ojo a algún compañero. Flaco, vas vos.

-Flaco: ¿No podríamos correr y clavarles estas lanzas como los indios? Eso sería genial.

-Jessica: Claro y mientras vos corres aquellos palos te cagan a tiros.

-Flaco: Uno va de buena fe a matar con una lanza y ellos tienen pistolas. Este país...

-Pancho: No aprendemos más.

-Jessica: ¡Tira ya!

El Flaco suspiró y luego arrojó su nueva arma por los aires, la cual voló girando sobre sí misma y se clavó directamente detrás de los palos, quedando temblando y tambaleándose allí.

-Martin: Buen tiro.

-Pancho: Quedo bien derecha.

-Jessica: Muy lindo. También estas muerto.

-Flaco: Por favor. A no ser que peleemos contra un ejército de pigmeos, mi tiro mato a alguien.

-Jessica: Si realmente quieren defenderse y sobrevivir, les aconsejo que pasen el resto del día practicando.

-Pancho: ¿No vas a enseñarnos a usar el arco?

-Jessica: Vos queres volar y a duras penas pueden caminar. Hagan lo que digo. Y no se preocupen, yo me voy a asegurar de que no les pase nada. Pero traten de no sacarse los ojos jugando con esto.

-Flaco: Claro que no, mama. Avísanos cuando este la cena.

-Jessica: Ya son lo suficientemente grandes como para cocinarse. Nos vemos.

Jessica los observo mientras ellos caminaban en busca de las lanzas, para luego alejarse sonriendo. Los tres regresaron al punto de partida y se aseguraron de que estaban solos. Al mismo tiempo tomaron carrera y arrojaron aquellas cañas afiladas al aire y cada una se clavó en los palos, quedando fijas ahí.

-Pancho: Justo en la cabeza.

-Flaco: Eso es lo que ella dijo.

-Martin: Voy a ver si encuentro vino.

-Flaco: Que nadie te vea vagando por ahí.

-Martin: No te preocupes.

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Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora