La camioneta abandona la ciudad y continúa a toda marcha por las calles, sin detenerse. A su paso solo se ven las calles desoladas, sucias, abandonadas y la lenta vuelta de la naturaleza a su estado original. Los edificios han perdido, en su mayoría, los cristales, puertas y mamposterías. Algunos semáforos se mantienen en pie, mientras otros cayeron por la corrosión y por ser embestidos.
Y la camioneta sigue. Atraviesa la avenida Paseo Colon, colmada de autos abandonados, restos humanos, algunas tiendas y basura. El grupo alza la cabeza cuando Gonzalo hace una señal.
Aunque atraviesan la avenida a toda marcha logran divisar, a lo lejos, el inconfundible rosa de la Casa de Gobierno. Atraviesan un puente. Ven las dársenas de Puerto Madero. El Rio de la Plata parece haber crecido y el agua esta peligrosamente alta. Hay algunos veleros y embarcaciones semi hundidas y el agua oscura cubre todo el lugar. El día cae y se acentúa cuando pasan frente a dos torres de varios metros de altura, completamente abandonadas. El asfalto se termina y parece que la civilización también.
Sin bajar la velocidad ingresan a un camino de tierra lleno de pozos, que hacen brincar a la camioneta y obliga a los ocupantes de la caja a sostenerse por su vida. Luego de varios minutos de viaje llegan a un claro, donde frenan en seco y bruscamente. Suena la bocina repetidamente y antes de que los cuatro puedan salir de ella, se encuentran rodeados y son apuntados por un hombre y una mujer con dos pistolas, mientras dos más tienen algunos palos.
-Joaco: Hola. Mi nombre es Joaco. En realidad así me dicen. No importa. Ella es Gabriela, mi hermana.
-Gabriela: Buenas tardes.
-Joaco: Verán que tenemos dos pistolas y los apuntamos. Eso significa que dejen todo lo que tengan o los mato. ¿Estamos?
-Martin: Entendemos. Pero, en realidad, no tenemos armas ni nada útil.
-Gabriela: No nos gustan los mentirosos.
-Pancho: Dice la verdad. Nos robaron unos viejos y casi nos matan por buscar ropa.
-Gonzalo: Escuchen, no queremos problemas.
-Joaco: Bajen de a uno. Ariel, revísalos. No intenten nada raro.
Ariel deja su palo en el suelo y comienza a requisar a los cuatro, quienes están de pie y uno al lado del otro.
-Ariel: Están limpios.
-Joaco: Entonces, ¿Qué es lo que quieren?
-Pancho: Sobrevivir. Nos salvaron. La verdad lo hicieron. Si podemos ayudar, lo vamos a hacer.
-Gabriela: ¿De dónde son? ¿De dónde vienen?
-Martin: Distintos orígenes, pero básicamente estamos recorriendo la ciudad. No tenemos provisiones ni donde quedarnos. Esa es casi toda la historia.
-Joaco: ¿Casi?
-Flaco: Nos secuestraron unos tipos y nos hicieron pelear entre nosotros. Al final hubo problemas con el Pay-Per-View y nos fuimos.
-Joaco: ¿El qué?
-Gonzalo: Nos escapamos. Perdimos gente y no sabemos dónde ir.
-Pancho: Pensábamos que la ciudad era un buen intento. Venimos del interior.
-Ariel: Obviamente no pensaron mucho. Las ciudades son lo peor.
-Martin: Déjennos dormir aquí. Podemos irnos por la mañana y no volver jamás.
-Joaco: Ténganlos ahí. Tenemos que hablar.
Joaco se junta con Gabriela y dos hombres más, alejados del grupo.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...