#99 Spot

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Al caer la noche, el grupo llega al refugio, donde son recibidos por Juan y Sebastián.

-Juan: ¿Están todos bien?

-Sebastián: Nos preocupó que no llegaran.

-Juan: ¿Dónde está Marcos?

-Flaco: Se fue. Robo un rastrojero y al bebe.

-Juan: ¿¡Cómo!? ¿Por qué carajo hijo eso?

-Martin: Quería abandonarlos a ustedes e irse al sur.

-Gabriela: Nosotros le dijimos que no y entonces fue cuando nos robó.

-Juan: Lamento mucho escuchar eso. No puedo ni imaginar el dolor que estas sintiendo.

-Pancho: Gracias. Pero sé que entre todos vamos a encontrar a ese tipo. No se va a escapar tan fácil.

-Sebastián: No pensaran que nosotros vamos a ir a buscarlo, ¿no?

-Pancho: ¿Cómo qué no?

-Sebastián: Todo bien con ustedes y gracias por lo de los saqueadores, pero no vamos a ir a morir por eso.

-Gabriela: No podes decirlo en serio. ¡Es un bebe!

-Juan: Si, es un bebe. Seamos honestos, apenas podemos sobrevivir los adultos, ¿cuánto puede durar un bebe? Es cuestión de lógica.

-Joaco: No pueden hacer eso. Somos un grupo ahora.

-Sebastián: Ustedes lo son. Lo que le pasa a su gente es su problema.

-Martin: Te voy a cagar a trompadas.

-Gabriela: ¡Espera! ¿Qué opinan los demás? ¿Todos creen en abandonar a un bebe? ¿Qué paso con la solidaridad? ¿Realmente esperan que vivamos todos juntos si no nos ayudan?

-Juan: Nosotros hacemos lo posible para sobrevivir. Pueden quedarse y son más que bienvenidos si recuperan al bebe, pero nosotros no vamos a salir a morir por él.

-Flaco: Que mal. Realmente no pensábamos llegar a esto. ¡Ya!

Martin se abalanza sobre Juan, colocándole un pedazo de vidrio en el cuello, mientras el Flaco tumba al piso a Sebastián de una patada y Pancho se pone a su lado, pisando su espalda con su pie derecho y apretándole el cuello con una pala.

Los gritos y el movimiento atraen a los demás, que salen del refugio corriendo y se encuentran con la escena.

-Gabriel: ¿¡Que están haciendo!?

-Flaco: ¡Al suelo! ¡Todos!

-Ana: ¡Déjenlos tranquilos! ¡No les hicieron nada!

-Martin: Nosotros no les vamos a hacer nada si se quedan quietos.

-Ángeles: ¡Ok, ok! ¿¡Que quieren de nosotros!?

-Flaco: Todo lo bueno. Ustedes dos. Vayan.

Gabriela y Joaco asienten y se meten en el refugio. Pronto encuentran unas mochilas y comienzan a meter dentro todo lo que les puede servir, desde comida enlatada y botellas con agua, hasta cubiertos y frazadas. También regresan con palas y varias cuerdas.

Entre todos atan a los cinco fuertemente y luego los meten en el refugio, sentándolos frente a la chimenea humeante.

-Juan: No pueden dejarnos así. Vamos a morir de hambre.

-Martin: Eso si no se los morfan los podridos.

-Ángeles: ¿Y nos van a abandonar? ¿No estaban en contra de eso?

-Sebastián: Déjalos. Son solamente otra basura del mundo actual

-Flaco: No en realidad. Toda la vida se trató de lo mismo. Si no le das una mano a alguien, después recibís lo que te mereces. Así que, muchas gracias por todo, a lo mejor nos vemos por ahí en el futuro.

-Ana: ¡No pueden matarnos así!

-Martin: Tranquilos. Deje escondido un cuchillo en algún lugar. Si lo encuentran, pueden desatarse. Saludos.

Uno a uno comienzan a salir, mientras los que quedan atrás continúan gritando, pataleando e insultando en medio de la noche. El Flaco y Martin son los últimos en salir, cerrando la puerta con fuerza y escoltando a todo su grupo por la ruta.

-Pancho: ¿Para adonde, ahora?

-Martin: Vamos a seguir la ruta. Estoy seguro de que más adelante vamos a encontrar las huellas de Marcos. Con suerte tendremos suficiente luz.

-Gabriela: Como en los viejos tiempos. Caminando bajo las estrellas, mochilas en la espalda.

-Martin: No te pongas romántica justo ahora. No es el momento.

-Gabriela: Solamente dame un beso, idiota.

-Joaco: ¡No enfrente de mí, por favor!

-Flaco: ¿Estas bien con lo que hicimos?

-Pancho: Creo que ya es tarde para retractarse, ¿eh?

-Flaco: Pocas veces en la vida es demasiado tarde para algo. Solamente quiero saber si podes vivir con esto.

-Pancho: Se lo merecían. Entendí tu punto de vista. La justicia corre por nuestra cuenta ahora.

-Flaco: No sé si es justicia. Es sobrevivir. Y mientras se pueda dormir con las decisiones que tomamos....no importa nada más.

-Pancho: Solamente espero que no exageremos.

El grupo caminó toda la noche por la ruta de tierra, soportando el viento frio que cruzaba de este a oeste y tratando de orientarse en la oscuridad. Mientras el sol apenas iluminaba todo a su alrededor, a un costado del camino, encontraron el viejo rastrojero abandonado. Revolvieron todo su interior, intentando buscar algún indicio, pero estaba vacío. Todos se dividieron en pequeños grupos, intentando averiguar el paradero de Marcos.

Cuando la madrugada dio paso a una clara mañana despejada y mucho más acogedora que la noche, en medio del campo notaron el pasto aplastado y machucado que claramente indicaba la presencia humana y su recorrido hacia el inhóspito interior de la Patagonia.

Finalmente, luego de andar un largo trecho, se toparon con una pequeña estancia de paredes blancas y una larga galería abuhardillada en el frente. Todos se escondieron detrás de unos matorrales debajo de un viejo sauce. Allí se quedaron observando el movimiento del interior durante varios minutos, hasta que, a través de los vidrios del frente, notaron a Marcos caminando por el interior junto a Luis en brazos.

-Pancho: Espero que tengan un plan.

-Flaco: Todo va a salir bien.

-Martin: ¿Lo hacemos?

-Flaco: Dale un minuto.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora