#37 Perils of safety

41 6 1
                                    

Martin y Bautista están junto a un pequeño fogón, en el patio de una casa. Arriba del fuego, algunas ollas y carne asándose

-Bautista: No sé cómo podes comer eso

-Martin: Donde hay hambre no hay pan duro.

-Bautista: Era un lindo caballo

-Martin: Cuanto menos penses en eso, más vas a poder comer

El ruido de maderas crujiendo los hace levantarse como un resorte de sus ubicaciones. Ingresan a la casa y ven como una de los tablones que aseguraron en la ventana está a punto de ceder. Con sus hombros empujan hacia afuera, mientras el ruido de los zombies afuera se hace más fuerte.
Un brazo intenta colarse por una hendija, el cual es cercenado por el cuchillo de Martin.

-Bautista: ¡Va a ceder!

-Martin: ¡Córrete!

 Se alejan de la ventana y dejar caer el tablón al suelo, levantando una nube de polvo, que los hace toser mientras se disipa.
Entre el polvo dos zombies aparecen, mientras otros dos yacen en el piso. Bautista toma una lámpara de pie y golpea en la cabeza a uno de los errantes, derribándolo y permitiendo que Martin se acerque, atravesándole el cráneo cuchillo.
El siguiente se abalanza sobre ellos, pero es rápidamente abatido, al igual que los restantes.
Bautista se acerca a la ventana, intentando ayudar a Martin a cargar los cuerpos, para tirarlos afuera.
Dos brazos, jalan a Bautista fuera de la ventana, pero él logra agarrarse con sus pies del marco y evitar salir de allí

-Martin: ¡Bautista! ¡Agárrate!

Martin toma su cuchillo y corre a ayudar a su compañero, pero antes de llegar observa como súbitamente el cuerpo de Bautista se desploma y cae a la vereda, dejándolo fuera de la vista de Martin. Este salta por la ventana, intentando acabar con el caminante, pero encuentra a Bautista en el piso, junto a un zombie muerto. Alza la vista y observa un hombre, de unos treinta años, vestido con harapos, con la cara demacrada y un martillo en su mano

-Gonzalo: Ya que les di una mano, podrían invitarme a pasar.

Entre los tres reparan la ventana, remueven los cuerpos de los zombies y los acomodan en la calle, y terminan por asegurar el lugar.
Lo llevan al patio de la casa, junto al fuego, sentándose todos alrededor y disfrutando de algo de comida caliente, repasando en sus mentes la situación límite que acababan de superar.

-Martin: ¿En qué bar te cagaron a palos? Si es que te golpearon personas

-Gonzalo: Si, jaja. Larga historia. Estoy vagando desde hace semanas y no se han ido las heridas

-Bautista: Bueno, la noche es joven. Contanos, nomas

-Gonzalo: Vengo de un refugio. Por llamarlo de alguna manera. Vine desde Merlo, buscando seguridad y ver si alguien nos daba respuestas. Y encontré este lugar

-Martin: ¿Fuiste con tu familia?

-Gonzalo: Si. No quiero hablar de eso, pero los perdí en el viaje. Sinceramente eso fue lo mejor. Hubieran sufrido más si seguían conmigo

-Bautista: ¿Qué paso en ese refugio?

-Gonzalo: ¿Vieron cuando quieren entrar a algún lugar y te piden requisitos para ver si sos apto o no? Así era este lugar

-Martin: No parece malo eso. Anda cada loco suelto, que no sabes a quien dejar entrar

-Gonzalo: Ustedes me dejaron entrar, me están dando comida. Y no me conocen. ¿Por qué? Porque son buenas personas y saben que hay que dar una mano. Eso parece que se perdió ahora. Bah, en este país hace mucho, pero ahora sin reglas, exploto todo por los aires

-Martin: Buen punto. ¿Y qué tenías que hacer?

-Gonzalo: Teníamos que demostrar que podíamos vivir en esa comunidad. Te preguntaban “¿queres vivir acá?” “Bueno, entonces tenes que pasar unas pruebas” Nunca dijeron que nos iban a encerrar y hacernos pelear a muerte

-Bautista: ¡Pelear a muerte!

-Gonzalo: De ahí son mis golpes. Solo había lugar para tres personas. Éramos cinco o seis encerrados ahí, todos reclutados alrededor de la ciudad o simplemente tipos como yo con mala suerte que toque en la puerta equivocada

-Martin: ¿Y cómo lograste salir?

-Gonzalo: Peleando. Aunque parezca viejo, les di una paliza a varios de ellos. No me malinterpreten, no soy violento. Realmente me dije “voy a morir, espero morir con dignidad y peleando”. Se ve que les agrade a esos enfermos y me pusieron de vigía. Una noche escape con varios suministros. Intentaron cazarme, pero sobrevivir. Y acá estoy

-Martin: ¿Y en donde quedaba ese lugar?

-Gonzalo: En la estación Constitución

Martin y Bautista se miran con la boca abierta, uniéndose en  una expresión de sorpresa e incertidumbre

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora