-Enrique: Tenemos que custodiar la zona.
-Gonzalo: Es un lugar bastante grande para custodiar entre tres. ¿Nunca pensaron en agregar alguna defensa por las dudas?
-Julio: Al principio sí. Dormíamos adentro de los autos. Pero después, en el verano cuando empezamos a dormir en el pasto y con las carpas, nos olvidamos.
-Enrique: La reserva está limpia de esas cosas. Tienen un largo trecho desde el puerto hasta acá y a veces se caen a los diques.
-Gonzalo: Igualmente algo deberíamos tener. En los puentes, por lo menos. Que se sigan cayendo.
-Julio: No nos haría daño.
-Enrique: Déjenme avisarle a mi hija que nos vamos y listo.
Los tres salen y comienzan a acarrear pedazos de los autos, gomas y llantas, troncos, chapas y todo lo que logran encontrar alrededor del campamento y entre la basura esparcida en la maleza de todo el lugar.
Arrastran las cosas por el camino de tierra hasta llegar a la entrada común. Caminan hasta el extremo del puente y colocan varios obstáculos en el camino, esparcidos, para molestar el avance de los caminantes. En el otro extremo, del lado de la reserva, amontonan la mayor cantidad cosas, creando una sólida barricada que cierra completamente el acceso. A los costados colocan los troncos y ramas y algunas chapas afiladas, que sirven como punto de choque para quien intente atravesarlo.
-Gonzalo: Ahora si se van a caer.
-Julio: Mientras no salten. ¿No pueden saltar, no?
-Enrique: Nunca lo he visto.
-Gonzalo: Igual es como dicen ustedes, estamos bastante alejados. Es por precaución, nada más.
-Enrique: Si, es completamente entendible. Si vamos a seguir acá vamos a tener que empezar a hacer cosas como estas.
-Julio: ¿Saben qué? nos podemos quedar acá y abrirles cuando vengan. Como un peaje. De paso que nos lleven de vuelta en la camioneta.
-Enrique: Yo tampoco quiero caminar. Espero que no vengan apurados o se van a llevar todo puesto.
-Julio: Se van a dar cuenta. Tendríamos que conseguir unas sillas y unas sombrillas para el sol y estamos en Aruba.
-Enrique: Tranquilamente podíamos pasar todo el día acá.
-Gonzalo: Bueno, si no les jode y terminamos, voy a ver qué tal anda el enfermo. A lo mejor me echo una siesta.
-Enrique: Anda con cuidado. Si ves que necesita algo, pégame un grito y vamos corriendo. O manda a mi hija.
Gonzalo se despide de los demás y se encamina lentamente hasta el lugar de reposo del Flaco. Recorre tranquilamente el camino desde donde se encontraba hasta el campamento.
A medida que se acerca a la carpa del Flaco lo hace más lento y cuida los detalles para no molestarlo, a pesar de saber que esta inconsciente y el ruido no lo molesta. Corre las cortinas y entra, pero se queda inmóvil. Martina esta sobre el Flaco, besándolo en los labios repetidamente y tocando su cuerpo por debajo de las sabanas y colchas, sin percatarse de su presencia.
-Gonzalo: ¿Martina?
-Martina: ¡Gonzalo! ¡Oh! Yo...yo...estaba.
-Gonzalo: Si, ya sé que estabas haciendo.
-Martina: Lo siento. No se lo digas a mi papa, por favor. Ni a nadie.
-Gonzalo: Esta bien. Pero, ¿podes decirme porque lo hacías?
-Martina: No lo sé. Quiero decir, me siento sola. No es que no quiera a mi viejo ni a todos ustedes pero...
-Gonzalo: Creciste en otro mundo.
-Martina: Algo así. Ósea, ya casi tengo 18 y antes salía a bailar, tenía amigas, algunos amigos....ahora ya no más.
-Gonzalo: Te entiendo. No del todo, no puedo ni imaginarme a mí con tu edad y en medio de todo este quilombo. Bueno, me aguante a los milicos del '76. Las cosas se repiten.
-Martina: ¿No extrañas las cosas así? Besar a alguien, querer a alguien. Ahora casi ni se puede. Primero porque somos poquitos y segundo porque...bueno hoy estamos y mañana no.
-Gonzalo: No pienses así. Dale una oportunidad a la vida. Tenemos un buen lugar acá. A lo mejor lo hacemos funcionar.
-Martina: ¿Y volverá a ser todo como antes?
-Gonzalo: Parecido. No creo que nada sea igual.
-Martina: Espero que el Flaco no se muera. Quiero seguir besándolo un tiempo más, aunque sea. ¿Eso es raro?
-Gonzalo: No. Un poco. Pero el solía tener novia, me dijeron. Murió y lo afecto bastante.
-Martina: Wow. Entonces no lo voy a hacer más. El jamás me miraría.
-Gonzalo: Cualquiera te miraría. Es más, diría que todos.
-Martina: ¿Incluso vos?
-Gonzalo: Incluso yo. A pesar de todo. Viejo es el viento y todavía sopla.
Martina le acaricia la mejilla y luego lo besa. Gonzalo la toma por el abdomen y la coloca sobre su ser. En menos de dos minutos están completamente desnudos.
-Gonzalo: Flaco, no te vas a despertar ahora, ¿eh?
-Martina: Dale, dale antes de que venga alguien.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...