#18 Infiltration

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Todo el grupo está en el patio, bajo el sauce, preparando las armas y los vehículos

-Pancho: ¿Estamos todos listos?

-Agustín: Tenemos suficiente combustible para ir y venir.

-Martin: Hagamos esto

-Flaco: Ya hablamos de dividirnos en dos grupos. Pancho, Martin y yo iremos en busca de Federico. Chechu y Agustín van a llevar la comida en la camioneta.

-Agustín: Yo realmente preferiría ir a buscar de Federico. Después de todo, es mi amigo y estuvo con nosotros desde el principio.

-Flaco: Bueno. Pancho vos vas a entregar la comida

-Pancho: Yo también prefiero ir a buscar a Federico

-Flaco: ¿Nadie quiere entregar la comida? Chechu deciles que vas a ir en bolas así alguno se prende al viaje

-Chechu: ¿Y porque no vamos vos y yo?

-Flaco: Yo decidí que íbamos a hacer. Lo correcto es que yo vaya con los que corren más peligro, no a tomar el té.

-Pancho: Flaco, habla con el líder de este grupo. De líder a líder. Yo puedo manejar lo demás

-Flaco: Pancho…

-Pancho: Necesito que confíes en mí

-Martin: Por nosotros está bien

-Flaco: Voy a hacer todo el tiempo que puedan, sean cuidadosos y dejen el auto lejos y en una buena vía de escape.

El Flaco le entrega la pistola a Pancho y se dirige al auto, abre el baúl y saca una bolsa negra, pesada, larga y la pone dentro de la camioneta. Ambos vehículos salen rumbo a la escuela, donde Martin y Agustín estuvieron secuestrados. A pocas cuadras el grupo se separa. El Flaco y Chechu continúan su camino, llegan a la plaza y, finalmente, a la escuela. 

Unos guardias les apuntan desde una torre y desde las ventanas.

-Chechu: ¿Estás listo?

-Flaco: Quien sabe.

-Chechu: Que olor a podrido. ¿Qué trajiste en esa bolsa? ¿Un perro muerto?

El Flaco se baja de la camioneta con la cabeza abajo.

-Chechu: ¿Flaco?…

-Flaco: No estoy seguro de lo que estoy haciendo

La puerta principal de hierro verde de la escuela se abre. Cerca de diez personas corren hacia la calle, armados y los rodean. Desde adentro una figura emerge, caminando lentamente hacia ellos. Finalmente se para frente al Flaco y Chechu. Los mira de arriba a abajo, los estudia, examina.

-Facundo: No los conozco, pero si conozco esa camioneta azul. Las historias que se cuentan de ustedes dentro del refugio son poco halagadoras. Soy Facundo. Díganme porque no tengo que matarlos

-Flaco: Venimos a traer lo que pediste: la comida. Toda y más, pasaremos hambre, pero queremos arreglar las cosas

-Facundo: Ya veo. ¿Y pensaron que yo les iba a decir gracias, está todo bien, vayan con dios? No. Ustedes mataron gente. Mi gente. Eso no lo solucionan unas latas más. Yo los dejaría ir, pero mi gente no olvida fácilmente

-Flaco: Dejemos algo claro, nuestro grupo no mato. Fue uno solo de los nuestros quien lo hizo. Equivocadamente. Por eso venimos a ofrecer la paz original

-Facundo: Tenes que aprender algo sobre responsabilidad de grupo. Vos, si sos el líder, sos responsable de lo que ellos hacen, porque si no hacen lo que vos queres, fracasaste como guía.

-Flaco: ¿Y qué tal si traigo al responsable?

-Facundo: ¿Cómo es eso?

-Flaco: Todo lo que escucho es que queres reparaciones por tus amigotes muertos. Yo no te voy a entregar a mi gente por eso. ¿Gente por gente? No hay posibilidad. ¿Responsable por paz? Eso estoy dispuesto

-Facundo: Entonces, ¿Me vas a entregar al responsable?

-Flaco: Lo tengo atado en la camioneta. Junto con la comida. Todo tuyo para lo que quieras hacer con él, no me importa. Solo quiero la paz. Y a mi amigo Federico, a quien también tenes.

-Facundo: Lo robado, más el asesino por un rehén y paz. Voy dentro un rato. Mientras, quiero ver al asesino, si es verdad lo que dicen.

Pancho, Martin y Agustín están frente a uno de los muros laterales de la escuela, vigilando los movimientos de uno de los guardias.

-Pancho: ¡Ahora! ¡Corran adentro!

Los tres salen disparados, saltan el muro y la reja rápidamente, cayendo del otro lado y escondiéndose tras un árbol. Parece que nadie los vio. Casi gateando llegan a una pared, ayudándose de las salientes y molduras, logran treparse a una de las enormes ventanas y caer dentro de un viejo salón de clases, incluso aún conserva el pizarrón negro. Hay varias camas, muebles, sillas, armarios, jarrones con flores, etc.

Los tres esconden las pistolas entre sus ropas, intentado pasar lo más disimulado posible. Se acercan a la puerta del salón que da a una amplia galería. Personas pasan cerca de ellos y los saludos amablemente, desconociendo que son forasteros e intrusos. 

-Martin: ¿Para adónde vamos?

-Pancho: ¿Dónde podrían tener rehenes? ¿Se acuerdan donde los metieron a ustedes?

-Martin: No tengo idea. ¿Agustín? ¡Agustín! ¿A dónde vas?

Siguen a Agustín que sale al patio interno de baldosas, allí, sobre una horca, ensangrentado, golpeado y mutilado, encuentran suspendido el cadáver de Federico.

-Agustín: ¡Enfermos de mierda!

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora