Survive: A Story of zombies

#31 Dead ahead

El Flaco y Martin agarran una silla y se paran sobre ella. Comienzan a golpear el techo hasta desprender los paneles y destrozar las chapas. Martin se baja y arrastra una estantería, colocándola en posición. El Flaco y Martin ayudan a Marcos a contener la puerta. Marcos es el primero en dejar de hacer fuerza y subir por la estantería hasta el techo, seguido por el Flaco y, finalmente, Martin, quien patea la estantería, haciéndola caer sobre la horda de zombies que ingresan al lugar.

-Marcos: ¿Y ahora? ¡¿Qué hacemos?!

-Flaco: Saltamos a los caballos, antes que se los coman los zombies

-Marcos: ¿Es seguro?

-Flaco: Si funciona para el zorro, funciona para nosotros

Marcos los mira a ambos unos instantes y salta, mientras el Flaco y Martin intentan detenerlo, pero solo pueden observar cómo se estrella en el suelo.

-Flaco: ¡Era un programa de televisión!

-Martin: ¿No sabes cuándo es una joda?

-Marcos: ¡Los voy a cagar a tiros!

El Flaco y Martin bajan agarrándose por una canaleta, hasta llegar lentamente al suelo, levantando a Marcos y subiendo a los caballos, para recorrer a toda velocidad el camino hacia la estancia.

De vuelta en el nuevo refugio, Tomas y Marcos están en una oscura habitación, con varias camas. Roberto y Cristina yacen frente a ellos en dos camas.

-Roberto: (respira hondo) ¿Está muerta?

-Tomas: Roberto…lo siento

-Roberto: Espero reunirme pronto con ella. (Suspira) Hasta acá llegamos

-Tomas: Podes seguir luchando

-Roberto: Lamento si por culpa nuestra se enfermó tu hijo

-Tomas: Solo Dios sabe por qué paso. Escapa a nosotros

-Roberto: Cuiden…cuiden de todos…

-Tomas: Lo vamos a hacer

Roberto lentamente se queda quieto, hasta permanecer inmóvil, con sus ojos fijos en Tomas.  Marcos le pone una sábana y lo tapa de pies a cabeza. Tomas toma del hombro a Marcos y juntos salen de la habitación.

-Marcos: Papa, ¿estás bien?

-Tomas: No. Hicimos lo que pudimos para salvarlos y no funciono.

-Marcos: Por lo menos lo intentamos

-Tomas: Pienso en tu hermano y… Y….creo que acabo de ver lo que va a pasar

Mientras tanto, Pancho se acerca al Flaco, quien está sentado sobre un tronco horizontalmente apoyado en el suelo

-Flaco: ¿Qué noticia tenes?

-Pancho: ¿Cómo?

-Flaco: Tu voz muestra ansiedad, tus pupilas están dilatadas y tu respiración es anormal. ¿Qué te paso? ¿Viste unas torta fritas voladoras?

-Pancho: Te cuento, pero tiene que morir acá.

-Flaco: Seguro. Rodeados de muertos, démosle un tono lúgubre a todo lo que digamos.

-Pancho: Tuve sexo con Sabrina.

-Flaco: Ah. Pensé que pateabas para el otro equipo

-Pancho: Más bien todo lo contrario.

-Flaco: Si. Parece que el fin del mundo ha bajado las pretensiones de las mujeres

-Pancho: De haberlo sabido

-Flaco: No dejes que nadie se dé cuenta. Hagan lo que quieran, pero acordate lo que dijo Tomas.

-Bautista: Recién vengo de la estancia. Tenemos dos bajas

-Flaco: ¿Qué estamos? ¿En Vietnam?

-Bautista: Bueno, ¿Qué queres que diga? Murieron dos personas que estaban enfermas. Trato de hacerlo fácil

-Pancho: ¿Y Matías?

-Bautista: No me dijeron nada. Pero si me dieron esto. Tenemos que cavar, muchachos

Arroja dos palas a los pies de Pancho y el Flaco

-Flaco: Hey, ¿no nos vas a ayudar?

-Bautista: Soy ayudante en la cría de los animales, junto con Romina y Pedro. El trabajo pesado es para ustedes. Chau.

-Pancho: ¿Podes cubrirme? Gracias. Tengo algo que hacer.

Deja las palas al Flaco y se va corriendo

-Flaco: ¡Los dos podrían haber sido empleados estatales!

Martin, escopeta en mano, recorre lentamente un monte alejado de la estancia. Camina sigilosamente, persiguiendo una presa, evitando hacer el menor ruido. El viento leve mueve los árboles y hace crujir las ramas.

Cerca de un pequeño matorral, un conejo blanco olfatea el suelo e intenta comer algo. Martin toma lentamente su arma y apunta hacia el animal, pasando la lengua por sus labios, saboreando anticipadamente la carne del animal. Se posiciona moviendo sus pies mansamente, pero el colchón de hojas secas que cubre la tierra le juega una mala pasada y el animal divisa a su agresor y huye rápidamente al bosque nuevamente.

-Martin: Pero la puta madre

Camina unos metros y sale de aquel monte hasta un espacio de campo abierto, sentándose sobre un tocón, depositando su escopeta en el suelo. Suspira y vuelve a abrir los ojos. De repente se levanta sobresaltado ante la escena que observa a lo lejos.

Un camino asfaltado, bloqueado por un camión volcado y varios autos abandonados producto de un accidente, ahora sirven como desvió para un centenar de zombies que lentamente se adentran en el campo propiedad de Tomas, volteando los alambrados y formando una verdadera horda.

Sabrina y Pancho están en la cama, juntos.

-Sabrina: Vamos mejorando

-Pancho: La práctica hace al maestro

-Sabrina: No veo la hora que podamos escaparnos por ahí y hacer todo el ruido que queramos

-Pancho: Si. ¿No tenes sótano o algo?

-Sabrina: Necesitamos algo más cómodo que eso

Alguien golpea la puerta e intenta entrar. Sabrina empuja a Pancho hacia abajo de la cama, tapándolo con las sabanas. Se levanta lentamente y se acerca a la puerta.

-Sabrina: ¿Quién es?

-Marcos: Soy yo.

-Sabrina: ¿Qué pasa?

-Marcos: Es Matías.

-Sabrina: No…

-Marcos: Creo que es la hora.

Sabrina abraza a Marcos y salen rumbo a la habitación donde se encuentra en su lecho de muerte, junto a su padre.

-Tomas: Hijo…

-Matías: Papa…tengo sed

Sabrina se acerca y le entrega un vaso con agua. Matías toma su mano

-Matías: Sean fuertes

-Sabrina: (Llorando) No te mueras Matías, por favor no te mueras

-Matías: No estén tristes por mí. Yo…gulp

La voz de Matías se apaga lentamente. Sabrina se desploma frente al cadáver de su hermano, estallando en llanto. Marcos se acerca a ella, abrazándola, e intentando consolarla. Tomas parece no reaccionar y simplemente se queda sentado en su silla. Se levanta y sale de la habitación, dejando a sus hijos desconcertados. Se retira a su cuarto, sentándose en el piso en un rincón. Deja caer su cabeza entre sus rodillas y deja escapar su llanto.