#96 Ruins

27 1 2
                                    

-Flaco: ¿¡Asesinos!? Nos querían matar. ¿Qué querías que hiciera? ¿¡Qué los aplauda!?

-Pancho: ¡Ese es el problema! Matamos gente y no nos importa.

-Gabriela: Claro que nos importa. Pero eran ellos o nosotros. Creo que deberías saber cómo funciona ahora el mundo.

-Pancho: El mundo es una porquería, ¿nosotros también debemos convertirnos en porquería?

-Flaco: Podes tener todo el dilema ético que quieras, pero te aseguro que me matarías a mi si con eso consiguieras mantener a tu hijo a salvo. A lo mejor no lo sabes, pero créeme, existe. Ya es muy tarde para muchas cosas. ¿Se acuerdan de eso del bien y el mal? Ya fue.

-Pancho: ¿Y entonces? ¿Qué es lo que queda? ¿Qué importa?

-Flaco: Importa sobrevivir.

-Martin: Hablando de eso, mejor encontremos un lugar donde pasar la noche antes de morir de frio.

-Nosotros podemos ayudar.

Mientras ellos estaban discutiendo, no se dieron cuenta que habían sido rodeados por cinco personas más, quienes portaban palos, palas, cuchillos y antorchas improvisadas.

-Flaco: Cinco minutos atrás los hubiera cagado a palo, pero ahora tenemos a un pacifista en el grupo.

-Martin: Si. Pueden matarnos a todos. Arranquen por el gordo.

-Pancho: ¿¡Eh!? ¿Están drogados?

-Juan: Nada de eso. Mi nombre es Juan. Tranquilos, por favor. No queremos hacerles daño.

-Flaco: Eso nos dijo el FMI.

-Gabriela: ¿Qué quieren?

-Juan: Déjenme presentarles al resto: ellos son Marcos, Sebastián, Ana, Gabriel y Ángeles. Vivimos en este pueblo.

-Joaco: ¿Tienen algo que ver con esta gente?

-Juan: No, por Dios, no. Son saqueadores.

-Martin: ¿Saqueadores?

-Ángeles: ¿Ustedes no son de por acá, no?

-Gabriela: Realmente ya no somos de ningún lugar.

-Sebastián: En ese caso, bienvenidos a la Patagonia. Este es el salvaje sur.

-Flaco: Ese nombre no es muy turístico, ¿no?

-Ana: ¿Tienen un bebe?

-Gabriel: Si. ¿Ese es un bebe?

-Marcos: Increíble.

-Pancho: ¿Qué les pasa?

-Juan: Perdonen. No hemos visto uno desde hace muchos años. Me atrevo a decir que desde que se fue todo al carajo. Es muy hermoso.

-Pancho: Gracias. Podrán ver que tiene frio y hambre. ¿Tienen algún lugar para pasar la noche?

-Juan: Por supuesto. Tenemos un lugar para vos, él bebe y su madre.

-Gabriela: No, no, no, no, no. Yo no soy su madre. ¿Me están diciendo gorda? Martin, ¿me dijeron gorda?

-Martin: Considerando que estamos muertos de hambre eso sería un elogio.

-Ángeles: ¿Ella ya no está con ustedes?

-Pancho: No. Murió durante el parto.

-Ángeles: Lo siento mucho.

-Pancho: Esta bien.

-Juan: Bueno. ¿Quieren conocer el lugar?

Todos recorren el tramo de ruta de tierra seca que separaba ese lugar del pueblo. Aquel paraje estaba conformado por una calle principal, por donde pasaba la ruta, y por otra más pequeña, que hacía de frontera entre las construcciones y el mar. En medio de ambas, una hilera de casas ruinosas, de ladrillos a la vista, techos de chapa de zinc y ventanas de persianas de madera agrietada y oscura.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora