Survive: A Story of zombies

#23 Dream

-Flaco: ¿Dónde carajo estoy?

Alrededor del Flaco se forman algunas formas, no demasiado claras, pero todo lo que puede ver es blanco infinito, sin suelo ni cielo. Camina, a lo lejos ve algo que brilla. Corre hasta ello. Un pequeño rio aparece frente a él. Comienza a caminar, intentando cruzarlo. Un puente se dibuja bajo sus pies, a medida que cruza el rio. 

Llega al otro lado, una especie de isla, helada, tierra seca y sin árboles. Corre, intentando internarse en la isla, descubrir su geografía, sin darse cuenta, cae por un acantilado, estrellándose en el piso

El Flaco despierta del sueño, liberando un grito y levantándose de la cama, la cual comparte con Chechu, quien también se despierta

-Chechu: ¿¡Que pasa!?

-Flaco: Nada, nada.

-Chechu: Estas transpirando. ¿Tenías pesadillas?

-Flaco: No sé si pesadilla, pero si un sueño. Estaba en una isla y me caía. Bastante boludo

-Chechu: Yo prefiero no soñar

-Flaco: ¿Por qué?

-Chechu: Rodeados de tanta mierda es mejor no soñar para no revivir nada

Pancho y Martin salen de una casa. Se ponen las mochilas en la espalda, empuñan sus palas y continúan camino. Recorren varias cuadras, revisando autos y matando algún zombie ocasional. 

Llegan a una esquina donde hay dos autos chocados, uno de ellos es un auto de policía. El zombie del policía sigue moviéndose y tratando de zafarse del cinturón de seguridad.

Pancho abre la puerta y Martin le clava un cuchillo en la cabeza. Buscan en el interior del vehículo, encontrando una pistola y algunas balas.

-Pancho: ¿Funciona todavía?

-Martin: Parece que sí. Habría que limpiarla.

-Pancho: Descansemos un poco.

Martin busca dentro del auto y encuentra un paquete de cigarrillos y un encendedor. Toma uno y le ofrece otro a Pancho

-Pancho: Bueno creo que hay otras cosas más importantes que pensar en el cáncer de pulmón

Ambos sonríen.

-Martin: Che, estaba pensando en lo que paso ayer.  Yo tampoco pienso en pelear. Después de lo que paso en la escuela, con Agustín. No necesito más pruebas de que pelear solo trae más problemas

-Pancho: Ustedes estaban enojados y se querían vengar. Lo que estamos enfrentando es defender nuestro refugio

-Martin: Si, nos mandamos una cagada. Y para no volver a mandarnos otra que nos termine matando, tenemos que irnos

-Pancho: Yo pienso lo mismo, que es una locura pelear contra los de la escuela. Imagínate que si nos vienen a buscar matamos a dos o tres más de ellos. Cuando vuelvan, van a venir cincuenta. Pero por otro lado no me quiero ir. Todo lo bueno que tenemos, dejarlo así nomás, es una tristeza

-Martin: Vivos podemos buscar otro lugar, muertos ni tenemos que preocuparnos

-Pancho: Yo pienso como vos, pero el Flaco parece que tomo una decisión

-Martin: Él sabe que nadie quiere pelear, si nosotros le decimos lo mismo, va a ceder. No va a pelear solo

-Pancho: Tenemos que hablarlo, es inteligente y va a saber qué hacer. Ahora vamos antes que sea mas tarde

Vuelven caminando hacia el refugio, recorren varias cuadras, parando frente a una casa casi intacta

-Martin: Esta casa parece estar bien, ¿entramos?

-Pancho: Dale, sacando la pistola no encontramos nada decente.

Martin se sitúa junto a la puerta, pone su hombro sobre este y abre la puerta, cayendo en el piso dentro de la casa. Una decena de zombies se abalanzan contra él. Martin clava el cuchillo sobre uno de ellos e intenta escapar gateando, cayendo en la vereda. Pancho saca su pistola y dispara, Martin hace lo mismo. 

Pronto, varias decenas más de zombies aparecen doblando la esquina

-Pancho: ¡Guardemos las balas!

-Martin: ¿Agarramos las palas?

-Pancho: No, ¡Corre!

Chechu se acerca al Flaco que está parado en medio del patio.

-Chechu: ¿Qué haces acá solo?

-Flaco: Nada, mirando cómo va todo

-Chechu: ¿Seguís pensando en lo de hoy?

-Flaco: Si. Estoy pensando en todo esto. Lo que paso y lo que puede pasar. Tengo que decidir

-Chechu: ¿Y qué decidiste?

-Flaco: Nos vamos. Por lo menos antes que nos encuentren.

-Chechu: Me parece bien. A todos les parecerá bien.

Pedro y Romina se acercan, asintiendo con la cabeza y tocando el hombro del Flaco. Pancho y Martin, que acaban de regresar, también están de acuerdo. 

Todos se miran unos a otros esperanzados