#72 The raid

19 2 0
                                    

Sabrina y Pancho caminaron lentamente por medio del pasillo entre las sillas, recibiendo el saludo de gran cantidad de personas de pie. Por todo el lugar había sonrisas y aplausos. Hasta que, de repente, alguien gritó. Era una mujer y señalaba al suelo. Allí, tirando y rodeado de un charco de sangre, estaba el cuerpo de un hombre mayor con una flecha en medio de la frente.

-Martin: ¡Cuidado!

-Pedro: El cielo...

Fueron sus últimas palabras. Desde el cielo cayo una lluvia de flechas y cuatro de ellas se clavaron en su pecho, cara y pies.

-Romina: ¡Papa! ¡No!

-Joaco: ¡No vayas!

Joaco se arrojó sobre ella, tumbándola en el suelo.

-Flaco: ¡Todos al suelo! ¡Ahora!

La multitud de la plaza comenzó a correr en todas direcciones, errática. Mientras, desde los muros se escuchaban disparados espaciados: las armas tardaban demasiado en recargar y pronto los soldados de la patrulla caían mortalmente heridos desde lo alto.

-Pancho: ¿Qué mierda es todo esto?

-Gabriela: Es una carnicería.

-Flaco: Podemos sobrevivir a esto. Necesito que lleven a todos a sus casas.

-Pancho: Considéralo hecho.

-Sabrina: Amor, no. No vayas.

-Flaco: Vayan los dos. Y busca a los demás.

Hicieron un ademan cuando vieron a Marcelo y Ricardo bajando la calle, con un par de pistolas. Pancho y Sabrina se reunieron con ellos, diciéndoles el plan. Ricardo disparo al aire, causando que todos voltearan a mirarlo.

-Ricardo: ¡Hey! ¡Dejen de hacer estupideces!

-Pancho: ¡Vamos! ¡Todos a las casas! ¡No miren atrás ni arriba! ¡Todos adentro!

-Marcelo: ¿Qué esperan? ¡Vamos! ¡Vamos!

Mientras el Flaco, Gabriela, Martin, Romina y Joaco se guarecían debajo de unas sillas.

-Romina: ¡No puede ser! ¿Quién....? Mi papa....

-Gabriela: Llévala adentro. Vayan los dos.

-Joaco: No te voy a dejar en medio de todo esto.

-Gabriela: No se trata de eso ahora. Ponela a salvo. Yo sé que te importo y sé que ella también te importa. Anda. Voy a estar bien.

-Martin: Te prometo que va a estar bien. Y vos también tené cuidado.

-Joaco: Nos vemos en la casa.

Joaco abrazo a Romina y ambos salieron corriendo, mezclándose con la multitud y la estampida que corría hacia el interior de la Finca, ocupando las calles, tropezando, cayendo y empujando en un verdadero caos.

-Martin: ¿Qué vamos a hacer?

-Flaco: Supongo que tomar el té está descartado.

-Gabriela: Si abren esa puerta estamos muertos.

El grupo observo en dirección al portón de entrada, que temblaba y se sacudía por acción de golpes, patadas y varios ataques.

-Flaco: Usemos el colectivo. Bloqueemos la entrada.

-Martin: ¿Y qué hacemos con la banda Robín Hood detrás del muro?

-Flaco: Creo que tengo una idea.

Minutos después los tres corrían hacia el portón, cubiertos con las sillas de plástico de la fiesta como si fueran escudos, frenando las flechas que caían sobre ellos.

-Gabriela: Esta cerrado con llave.

-Flaco: ¡Rómpele los vidrios!

-Marcelo: ¡Dejen tranquilo mi transporte!

Desde la calle principal llegaron Marcelo, Ricardo, Pancho y Oscar usando las mismas sillas como escudos y esquivando flechas.

-Flaco: Espero que traigas las llaves.

-Marcelo: No esta con llave, idiota, solamente la puerta se traba.

-Gabriela: ¡Necesitamos que lo pongas frente al portón antes que se venga abajo!

-Marcelo: Vos fuma. ¡Todos adentro!

-Oscar: ¿Pueden ver quien carajo está detrás de todo esto?

-Martin: Esperábamos que vos supieras algo.

-Oscar: Normalmente son unos "salvajes" que quieren robar comida. Pero nunca tan violentos.

-Gabriela: Parece que es la primera vez que los atacan

-Oscar: Obviamente paso un tiempo. Miren el desastre que son nuestras defensas. ¿Hay algo que pueda hacer?

-Flaco: Fíjate si alguno de tu patrulla sigue vivo y que....

Las palabras del Flaco fueron interrumpidas por un estruendo. El portón cedió, a metros de ellos. En medio del polvo que levanto pudieron notar figuras que se movían rápidamente, gritaban y trataban de atraparlos. Se escucharon unos disparos y todos se quedaron quietos, inmóviles. Luego se miraron unos a otros, tratando de ver si estaban heridos. Uno si lo estaba: Oscar.

-Pancho: La puta madre...

-Flaco: ¡Todos adentro del bondi! Gordo, ayúdame.

Pancho y el Flaco tomaron a Oscar, quien tenía una importante hemorragia y no podía caminar. Marcelo encendió el colectivo y comenzó a andar. Los dos jóvenes echaron al moribundo jefe dentro y luego se colgaron de las salientes de las ventanas, siendo sostenidos por Gabriela y Martin desde el interior.

-Flaco: ¡Bloquea el camino!

-Marcelo: ¡Agárrense!

El colectivo se dirigió a la calle principal, arrasando con los restos de la boda y luego freno bruscamente, derrapando y viajando de costado varios metros, hasta chocar contra las dos casas que formaban la entrada a la calle, bloqueando el acceso al otro lado. Los vidrios del lado derecho explotaron, el Flaco y Pancho fueron metidos dentro del colectivo por efecto del golpe y todos cayeron al suelo. Lentamente bajaron, mientras se escuchaban golpes de piedras, palos y flechas golpeando el costado del colectivo, pero nada de eso lograba pasar al otro lado.

Un grupo de la patrulla, que custodiaba el muro sur apareció por medio de la calle y se presentaron ante ellos. El Flaco y Pancho los hicieron frenar y los colocaron en dos filas, mientras esperaban, apuntando con sus armas al horizonte. Las flechas y piedras comenzaron a caer de ese lado de la calle, poniendo nerviosos a todos.

-Flaco: ¡Aguanten!

Un pedazo de cemento voló por el colectivo y golpeo de lleno a uno de la patrulla, noqueándolo. Gabriela y Martin se acercaron y lo retiraron, poniéndolo detrás de la patrulla.

-Ricardo: ¡Llévenlo a la enfermería! Acabamos de dejar a Oscar y Florencia y Acacia están ahí.

De repente, varias personas comenzaron a treparse por el colectivo y otras a meterse por las ventanas destruidas, armados con arcos, lanzas y cuchillos.

-Flaco: ¡Fuego!

La patrulla disparo y rápidamente una decena de invasores fueron aniquilados, varios cuerpos rodaron por el techo y se estrellaron en la calle. Rápidamente cundió el pánico entre ellos y comenzaron a retirarse. Mientras lo hacían, descubrieron que debido a la caída del portón una veintena de zombies ingresaron a la plaza de la finca. Los atacantes pronto se vieron rodeados, atacados y devorados por los zombies mientras intentaban huir.

-Pancho: ¿Y ahora?

-Flaco: Agarren un cuchillo. Tenemos que despejar el lugar.

-Gabriela: ¡Síganme!

El grupo, seguido por los miembros de la patrulla, cruzaron el colectivo armados con palos, cuchillos y todo lo que dejaron los salvajes en su huida y comenzaron a limpiar la plaza y restablecer el orden. A lo lejos, toda la finca los observaba.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora