Al día siguiente todo el predio estaba cubierto con cuerpos y sangre. La puerta principal había sido fuertemente tapiada y en los alambrados perimetrales se encontraban muchas personas asegurándose de cubrir todos los huecos posibles y arreglar los tramos caídos, que eran varios.
Las improvisadas tiendas de dormir y carpas ahora eran utilizadas para atender a los heridos y agonizantes, mientras que en el centro de todo el lugar había una enorme lona blanca, salpicada con cirulos y manchones rojos.
-Hacha: ¿Qué es todo esto?
-Jessica: Idea del Flaco.
-Hacha: ¿Y que puso abajo?
-Jessica: A nuestros amigos. A nuestros conocidos. A todos.
Antes de que el Hacha pudiera echar un vistazo debajo, Pancho y el Flaco aparecieron cargando un par de cuerpos en una improvisada camilla fabricada con plástico y tubos de gas.
-Hacha: Estas creando un cementerio.
-Flaco: Yo diría más un sepelio al aire libre.
-Hacha: ¿Con que necesidad?
-Flaco: Ahora son solo cuerpos descomponiéndose. Pero antes fueron personas queridas por otros. Deja que tu gente les dé un último adiós.
-Hacha: Antes de que nos vayamos de acá.
-Flaco: Tengo a Martin buscando combustible en los alrededores.
-Pancho: Sabemos que no es lo ideal pero....
-Hacha: Pero tampoco podemos enterrar a cincuenta tipos en un día.
-Flaco: Exactamente.
-Hacha: ¿Necesitan ayuda?
-Pancho: Hay algunos heridos que pueden sobrevivir. Si es que conseguimos vendas limpias.
-Hacha: Se dónde conseguir eso. Puede ser que nos lleve un buen tiempo, pero si nos apuramos podemos estar de regreso antes de que anochezca.
-Flaco: Entonces vamos rápido.
-Jessica: Yo también voy.
-Hacha: No. Ellos dos serán suficiente compañía. Quiero que vigiles todo y cuides el lugar. Que nadie haga estupideces. ¿Estamos?
-Jessica: Todo va a estar bien. Solo vuelvan.
-Flaco: Tranquila. Somos como el resfrío, siempre regresa.
El Hacha les entrego a ambos un par de cuchillos y luego lentamente salieron caminando por la parte trasera del predio, donde un sector del alambrado aún continuaba caído y sobre los restos se encontraban varios cuerpos, además de lanzas y restos de tela.
Los tres debieron atravesar un pequeño monte de eucaliptos y maleza, además de rodear lagunas y vados, hasta llegar a una pequeña carretera asfaltada. Estaba completamente vacía, a excepción de una camioneta varada.
-Hacha: Si hacemos unos cuatro o cinco kilómetros nos vamos a encontrar con un country.
-Pancho: ¿Y cómo sabes que ese tiene lo que necesitamos?
-Hacha: Porque yo me encargue de dejar suministros. Confió en que aun estén ahí.
-Flaco: ¿Y para que los dejaste ahí?
-Hacha: Veamos si esta vieja camioneta todavía funciona.
El Hacha rodeo la vieja Chevrolet apache blanca que descansaba en la banquina, cubierta de hojas y algo de escarcha. Con su cuchillo forzó el capot y luego comenzó a investigar el motor. Mientras, el Flaco y Pancho se metieron en la cabina, revolviendo la guantera y debajo de los asientos.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...