Martin sostiene la mano de Gabriela mientras corre por la calle, mientras que Joaco los cubre por detrás.
-Joaco: ¿¡Para donde estamos corriendo!?
-Martin: ¡Hacia algún lado con menos muertos vivos!
-Joaco: ¿¡Entonces porque vamos hacia el frente!?
-Martin: ¡No sé!
Los tres se paran en seco y rápidamente notan que a su alrededor una enorme cantidad de podridos entran en todas direcciones, volteando las pocas vayas perimetrales que continúan en pie, atravesando el humo y el fuego. Caminan un poco más, hasta que llegan a la vieja plaza principal, ahora abarrotada con cadáveres y heridos, muchos de los cuales son devorados por los podridos que ingresan por el portón principal, ahora completamente derrumbado.
-Joaco: ¡Cuidado!
-Martin: ¡Córrete!
Martin se abalanza sobre Gabriela, tirándola al piso, mientras que Joaco con su cuchillo logra acabar con dos podridos que se acercaron. Antes de poder darse cuenta, ven como al menos cinco notan su presencia y caminan hacia ellos.
-Martin: ¡¡Al colectivo!!
Martin y Joaco encabezan la fila, golpeando a todos los podridos que encuentran a su paso, hasta llegar a las puertas del viejo colectivo de Marcelo. Entre los dos intentan abrirlas, pero parecen estar bloqueadas. Cuando Martin estaba a punto de romper los vidrios con una piedra, estas se abrieron y rápidamente saltaron dentro.
-Martin: Vos...
-Pancho: Yo también me alegro de verlos vivos.
-Joaco: ¿Qué paso?
-Pancho: Es una locura ahí afuera. Ya no hay tiros ni peleas. Nos invadió una horda.
-Joaco: Era de esperarse después de tanto humo y explosiones.
-Pancho: Si. ¿Ella está bien?
-Martin: Creo que...
-Gabriela: Si, lo estoy. Solo....no puedo creer que sea el fin de este lugar.
-Pancho: Ojala pudiera decirte que no, pero es así.
-Joaco: Todo va a estar bien. Solo tenemos que salir de acá. ¿Este colectivo aun funciona?
-Pancho: Si. Pero no pienso irme sin saber dónde está mi hijo. Ni el Flaco. Ni el resto.
-Martin: No podemos salir a buscarlos. Cada vez entran más podridos. Sería suicida.
-Pancho: ¿Y qué vamos a hacer? Tampoco podemos esperarlos acá sin hacer nada.
-Joaco: ¡Esperen! ¡Miren!
-Pancho: ¿Son ellos?
-Joaco: No sé. Pero dos vienen corriendo entre esas cosas.
-Martin: No parece que sea el Flaco o Romina.
-Gabriela: Oh, no. Son nuestros vecinos.
Los cuatro se agolpan contra las ventanas, mirando la escena. Allí ven como Paula intenta escapar con Diego en medio de toda la horda, logrando esquivar a varios. Pancho y Gabriel corren hacia la puerta, abriéndolas y gritándole a Paula para que se refugie allí. Ella toma en sus brazos a su hijo e intenta avanzar entre los brazos y bocas amenazantes. Estando a pocos metros de la puerta, con todos los ocupantes del colectivo gritando por ella, un podrido toma a Paula por la espalda, provocando que caiga hacia adelante. En pocos segundos, son rodeados por una decena de caminantes y destrozados. Dentro del colectivo, Pancho y Martin cierran las puertas.
-Pancho: Que desastre.
-Gabriela: No podíamos hacer nada. Hubiéramos muerto.
-Martin: Miren ese humo.
-Joaco: Todavía se siguen prendiendo fuego cosas.
-Martin: No solo es humo. Es una columna de humo y entrecortado.
-Joaco: ¿Y?
-Martin: Es una señal.
-Joaco: También puede ser algo que se quema.
-Martin: Y también puede ser una señal.
-Pancho: Tratemos de ayudar. Estoy cansado de estar acá adentro sin hacer nada. ¡Averigüemos que es lo que pasa!
Pancho se sienta en el asiento del conductor del colectivo, tomando las llaves que estaban escondidas debajo de la alfombra. Luego de varios intentos, el motor enciende y Pancho conduce atravesando la pequeña plaza, pasando por sobre los cadáveres y los podridos que intentan abalanzarse sobre el colectivo. Por las pequeñas callejuelas intenta maniobrar, llegando finalmente al lugar desde donde surgía el humo. Allí vieron como esa pequeña casa estaba infestada de podridos, quienes deambulaban por toda la planta baja luego de haber derrumbado la puerta.
-Joaco: Creo que era solo humo.
-Gabriela: Lo siento. Yo también esperaba algo más.
De repente escucharon varios golpes secos en el techo y pronto una pierna sobresalió por el parabrisas. Segundos después, vieron la figura del Flaco parado en el capot del colectivo, mientras los podridos comenzaban a rodear el vehículo.
-Pancho: ¡Flaco! ¡Abran la puerta!
-Martin: Imposible. ¡Se van a meter todos!
-Pancho: ¡No podemos dejarlo ahí adelante!
Mientras ellos debatían, el Flaco comenzó a patear el parabrisas, hasta lograr astillarlo. Pancho huyo del asiento del conductor y vio como el cristal estallaba en pedazos y se esparcía a pocos metros.
-Flaco: Perdonen el desorden, pero estoy apurado.
-Pancho: ¡Estas bien! Pensé que...
-Flaco: No te alegres por mí. Tengo algo mejor.
El Flaco subió al techo y rápidamente volvió al capot, saltando hacia el interior del colectivo. Frente a Pancho saco el contenido escondido debajo de un buzo y le entregó a su hijo.
-Flaco: Sano y salvo.
Pancho toma él bebe en sus brazos y lo abraza y besa fuertemente, escapándosele alguna lagrima. El resto del grupo también se acerca, abrazándolo. También hacen lo mismo con Romina, quien entra al colectivo por el mismo lugar que el Flaco, siendo ayudada por él y por Martin. Luego de que todos se reúnen, puede sentir como el colectivo comienza a moverse y que es ahora el Flaco quien conduce, atropellando casi todo lo que encuentra a su paso, hasta abrirse camino al portón principal, pasarlo por arriba y huir del country, dejando atrás el humo y el fuego.
-Pancho: Gracias por mantenerlo con vida. No te voy a poder agradecer lo suficiente.
-Flaco: No es necesario. Luis siempre va a poder contar con su tío.
-Pancho (sonriendo): Eso es seguro. Pero... ¿Chechu?
El Flaco no respondió, sino que simplemente sacudió la cabeza.
-Pancho: Lo siento mucho.
-Gabriela: En serio. Ella te amaba. Espero que lo sepas.
-Flaco: Si. Yo también la amaba.
-Martin: ¿Estas bien?
-Flaco: Si. Debo estarlo.
-Joaco: ¿Y adónde vamos ahora?
-Flaco: Vamos a seguir esta ruta.
-Pancho: ¿Volvemos a casa? ¿No te acordas de todo el quilombo que había?
-Flaco: No vamos a casa. Vamos al sur.
-Martin: ¿Qué tanto?
-Flaco: Tanto como podamos.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...