#88 Coup

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-Pancho: ¿Todos ustedes vivían ahí?

-Hacha: Todos. Éramos más del doble de lo que hoy somos. Incluyendo todos los que murieron como esclavos.

-Flaco: ¿Y ellos también?

-Hacha: No. A ellos los masacró antes.

-Pancho: ¿Cómo paso todo?

-Hacha: Como siempre pasa. Nosotros vivíamos en esa gran comunidad, sin hacerle daño a nadie y ayudándonos entre todos. Un día apareció Oscar, con algunas personas y pidieron entrar. Obviamente los dejamos. Ese fue el fin. Recluto gente adentro, atemorizo a otras, convenció a muchas más. Sea como sea, cuando tuvimos problemas con unas cosechas, se rebelaron y nos echaron.

-Flaco: ¿Y no tuvieron forma de defenderse?

-Hacha: Es difícil hacerlo cuando toman de rehenes a mujeres embarazadas.

-Pancho: ¿Y desde entonces deambulan por los alrededores?

-Hacha: No importaba donde nos estableciéramos, siempre nos encontraba. Entonces decidimos cambiar de mentalidad: nosotros no lo dejaríamos tranquilo. Por eso atacamos siempre que podemos. No tenemos mucho más que perder.

-Flaco: Pero tienen todo para ganar.

-Hacha: ¿Qué?

-Flaco: Ayúdennos a volver a casa. Tenemos lugar para todos ustedes.

-Hacha: Abandonamos esa vida hace mucho.

-Flaco: Mentira. Podes estar acostumbrado a vivir acá afuera, créeme, yo también lo estaba. Pero todo líder tiene que pensar en lo mejor para los suyos, aunque ellos todavía no lo vean.

-Hacha: Mucha de tu gente mato y esclavizo a los nuestros. ¿Qué te hace pensar que mi gente va a tolerar vivir con ellos?

-Flaco: Nada. Tendremos que decidir si nos arriesgamos.

-Hacha: Ustedes hicieron mucho ayudando a mi gente cuando fuimos atacados. Merecen que los llevemos de regreso. Si alguien de mi grupo quiere quedarse allí, no lo impediré. Pero no pienso quedarme ni obligarlos.

-Flaco: Es un trato.

Los tres regresaron a la camioneta y retomaron la ruta rumbo al predio donde estaba el refugio y el resto del grupo. Mientras iban camino a entregar las vendas y demás pertrechos, encontraron a Martin, quien volvía junto con Jessica.

-Martin: Linda camioneta. Si conseguimos otra podemos hacer picadas.

-Pancho: Lamentablemente se quedó sin combustible.

-Martin: Lo podemos conseguir. Solo hay que saber dónde buscar.

-Jessica: Hablando de buscar, ¿cómo les fue con todo?

-Flaco: Conseguimos lo que queríamos. Y quizás más.

-Jessica: ¿Qué quiere decir eso?

-Hacha: Nada. ¿Cómo está todo?

-Jessica: Controlado, pero hay muchos heridos. No me he puesto a contar, pero perdimos mucha gente.

-Hacha: Me alegra que hayas tenido todo bajo control. Necesito que lo hagas de nuevo.

-Jessica: ¿Qué? ¿Por qué?

-Hacha: Les prometí llevarlos de regreso a casa. Y voy a cumplir.

-Jessica: ¿Se van?

-Flaco: No llores por mí, Argentina.

-Jessica: ¿Así nomas? ¿Simplemente se van?

-Hacha: ¿Qué importa? Ellos no son de aquí afuera. Tienen que regresar.

-Jessica: Está bien. Fue un gusto.

Jessica le tendió la mano al Flaco y luego saludó de igual forma al resto, para luego alejarse hacia el interior del predio.

-Hacha: Se está haciendo tarde. Hoy descansamos y mañana partimos a primera hora. ¿Estamos?

-Martin: Perfecto. Me da tiempo para una última ronda. Puede ser que encuentre algo para el viaje.

-Hacha: Como quieran. Nos vemos.

El Hacha asintió y luego se retiró por el mismo camino de Jessica, dejando a los tres solos.

-Pancho: Supongo que no quedara otra que irse a dormir.

-Flaco: Lastima que acá no hay un bar o algo.

-Martin: Espero que haya algo más al sur. Hoy a la mañana no encontré nada que sirva. ¿Nos vemos a la noche?

-Pancho: Nos vemos.

Cuatro días después.

El Flaco, Martin, Pancho y el Hacha caminan por un camino de asfalto, rodeado de matorrales y alambrados derruidos. Claramente se encuentran en territorio familiar, más cerca de casa y de sus compañeros.

Continúan avanzando, hasta que claramente ven las murallas que ellos ayudaron a reforzar, los autos abandonados, los escombros utilizados para molestar a los podridos y varios cadáveres en los alrededores. Sin embargo, antes de llegar, Martin y el Flaco empujan a todos detrás de un viejo auto abandonado.

-Pancho: ¿Qué les pasa?

-Flaco: ¡Silencio!

-Martin: (susurrando) Entonces deja de gritar.

-Hacha: (susurrando) ¿Qué hacen?

-Flaco: (susurrando) Miren.

Lentamente Pancho y el Hacha levantan levemente sus cabezas por sobre el capot del auto, mirando por encima y notando que los viejos muros ahora estaban cubiertos por una especie de lona, además de lanzas afiladas. El portón parecía más reforzado pero, por sobre todo, había decenas de vigilantes patrullando detrás de ellos.

-Pancho: Nosotros no dejamos tantos guardias ahí.

-Martin: Creo que nos fuimos por mucho tiempo.

-Flaco: No lo suficiente.

-Hacha: Parece que sí. Es la historia de ese lugar. Siempre hay alguien que quiere tomar el poder.

-Flaco: Pero, ¿no te parece un lindo lugar?

-Hacha: Es lo más cercano a un hogar que conozco en este mundo.

-Flaco: ¿Te acordas lo que te dije? ¿Qué podes volver a vivir donde lo hacías?

-Hacha: Si. Aunque veo que eso ya no es posible.

-Flaco: Yo creo que sí. Martin encontró algo interesante el ultimo día con tu gente.

-Martin: ¿Queres volver a tu hogar? Podemos hacerlo. Ayúdanos a convencer a tu gente para recuperarlo.

-Hacha: No me acordaba cuanto extrañaba este lugar.

-Pancho: ¿Nos vas a ayudar?

-Hacha: No prometo nada. Pero lo vamos a intentar.

-Flaco: Entonces vamos. Cada minuto cuenta.

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Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora