#109 Rumours

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-Pablo: ¡Tranquilos! Espero que no los haya asustado.

El doctor se acercó lentamente, mientras el resto volvía a sentarse normalmente.

-Martin: ¿Y este quién es?

-Flaco: Es el doctor que atendió a Luis.

-Pablo: Si. Por eso les traje esto...creo que lo van a necesitar.

Pablo extiende la mano y le entrega una bolsa a Pancho.

-Pablo: Es....comida para él bebe. No es mucha, pero tiene todo lo necesario para hacerlo fuerte.

-Pancho: Muchas gracias, esto....es muy bueno. Realmente lo apreciamos.

-Pablo: No podía dejar de pensar en él. Es un milagro que siga vivo. Y esperemos que así siga.

-Flaco: Creo que te está diciendo mal padre, ¿eh?

-Pablo: Yo no...

-Pancho: Esta bien. Entendemos lo que quisiste decir.

-Pablo: Bueno, supongo que tengo que irme. Siempre puede haber laburo en el hospital.

Martin y Gabriela se miran de reojo, mientras el doctor amaga con retirarse. Cuando Martin asiente, Gabriela se pone de pie.

-Gabriela: Doctor, espere. Eh...no se bien como decir esto pero.....puede que yo esté embarazada.

-Pancho: ¿¡En serio!? Como...¿Cómo paso?

-Flaco: Déjame explicarte. Cuando papa quiere mucho, mucho a mama, él....

-Pancho: ¡Se cómo funciona!

-Flaco: Sabes lo de la cigüeña. Yo sé que los bebes nacen de los repollos.

-Pablo: No tengo dudas que los bebes de ustedes nunca se van a aburrir.

-Gabriela: Sé que es temprano pero, ¿hay alguna forma de saber si estoy embarazada?

-Pablo: Podemos ver algunos síntomas, pero creo que no lo sabremos hasta dentro de unas semanas. Pero creo que puedo revistarte.

-Martin: ¿"Revisarte"? No vas a andar tocando y eso, ¿no?

-Gabriela: ¡Martin!

-Martin: ¡Solamente pregunto!

-Pablo: Tranquilos. Es un proceso de rutina. Más ocular que otra cosa.

-Pancho: Bueno, ya que lo vas a hacer, ¿Por qué no te quedas a cenar?

-Pablo: ¿Seguros? No quiero molestar...

-Pancho: Para nada. Creo que se lo debemos

-Flaco: Además nos ahorramos el costo de la consulta.

Colocaron una caja de cartón en medio de ellos, utilizando las camas como sillas. El Flaco colocó al bebe en una pequeña cesta, acolchada con unas toallas. Luego, todos se reunieron alrededor de la improvisada mesa, a comer lo que había traído el doctor.

-Martin: ¿Y doc?

-Pablo: Es difícil decirlo. Todo lo que le está pasando y lo que me dice hace pensar que sí. Pero no puedo estar seguro.

-Martin: ¿Hay alguna forma de hacerlo?

-Pablo: Creo tener algunos tests en mi consultorio, pero estan completamente fuera de fechas y dudo que funcionen.

-Martin: Pero no costaría nada hacerlo, ¿no?

-Pablo: Obvio. No creo que haya más embarazos en mucho tiempo. Y espero que este lo sea.

-Gabriela: ¿Por qué?

-Pablo: ¿Ustedes no lo quieren?

-Martin: Obvio que sí.

-Pablo: Por eso. Sería un honor poder asistirlos.

-Pancho: Antes de que pongan a hablar de cosas del parto y eso...mejor comamos, ¿no?

-Flaco: Si hay alguien que tiene imágenes que no desea recordar soy yo. Ustedes van a estar bien.

-Gabriela: Comamos entonces.

Todos comieron y charlaron un largo rato, mientras comenzaba a hacerse de noche. A medida que el resto de los habitantes del galpón fueron entrando, ellos pusieron todo como estaba, ocultando la pequeña cena que habían tenido. Para cuando llegaron los guardias, ellos estaban a punto de irse a dormir.

-Pablo: Gracias por la cena. Fueron unas sobras muy ricas.

-Pancho: Hacemos magia con lo que tenemos.

-Pablo: Como todos. Gabriela, te espero mañana para hacer esa prueba.

-Gabriela: Ahí estaremos.

-Martin: Hasta mañana, doc.

-Pablo: Hasta mañana. Eh, Flaco, ¿me acompañarías hasta la puerta?

-Flaco: Si. No sabía que le tuvieras miedo a la oscuridad.

El doctor levantó la mano y saludó a todos, yéndose con el Flaco por uno de los pasillos que se creaban entre las camas del galpón, caminando directamente hacia el portón de entrada. Ambos se quedaron ahí, viendo los alrededores. En las calles, iluminadas por velas, había gente caminando, practicando deportes o sentados en alguno de los bancos de la vereda.

-Pablo: Es una linda noche.

-Flaco: Parece como si fuera una ciudad de verdad. Digo, como las que había antes.

-Pablo: Vos sos joven aun, igual que todos tus amigos. Ninguno llega a los 30 años, ¿no?

-Flaco: No. Todavía nos faltan un par.

-Pablo: Si tienen suerte, la mayoría de su vida la van a haber vivido en este mundo. El bebe ya nació en este mundo. El posible hijo de Gabriela y Martin también. Yo, por otro lado, y todos los adultos, tenemos la nostalgia de lo que fue. Por eso existen estos lugares.

-Flaco: ¿Crees que existan más?

-Pablo: Estoy seguro que sí. A pesar de toda la barbarie que existe, no podemos vivir sin un poco de civilización.

-Flaco: ¿Nunca han pensado que esto se podría manejar mejor?

-Pablo: Siempre se dejan de lado ciertas cosas por un poco de seguridad. Y hasta ahora esto ha funcionado, por eso nadie se queja.

-Flaco: Aja.

-Pablo: Con esta posible nueva noticia, ¿qué pensas?

-Flaco: No sé qué pensar.

-Pablo: Tenes que hacerlo. Ustedes tienen algo que no creo que exista más: son amigos, creen en ustedes y se cuidan. Son una familia. Una ensamblada, pero una buena familia. Y ellos te respetan. Cualquier rumbo que vos les digas, ellos lo van a seguir. Por eso tenes que pensar en algo.

-Flaco: Este lugar es genial. Realmente es muy seguro y tiene de todo. Pero es una dictadura. Yo sé que la gente puede estar asustada, pero no puede ser que no intenten cambiar la realidad.

-Pablo: Es más complicado que eso. Pero tu decisión se debe basar en lo mejor para tu gente.

-Flaco: Voy a pensarlo mucho. No quiero apresurar nada.

-Pablo: Cualquier cosa que necesites...

-Flaco: Obvio. Gracias.

El Flaco y el doctor estrecharon manos y Pablo luego comenzó su regreso a casa. El Flaco se quedó un poco más, en la vereda, pensando que estaba solo. Pero no lo estaba. A pocos metros, escondido detrás de un árbol, alguien miraba y tomaba nota de cada uno de sus pasos.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora