#12 Wood Cross

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Martin y Agustín yacen acostados, cubiertos por algunas vendas manchadas con sangre. Pancho llega con algunas toallas y las deja en medio de ambos. Chechu le indica que están durmiendo y ambos salen de la habitación, cerrando la puerta tras ellos.

-Pancho: ¿Cómo están?

-Chechu: Ya no sangran tanto. En un par de días van a estar bien

-Pancho: Es bueno saberlo

-Chechu: No puedo creer lo que paso

-Pancho: Yo tampoco. Parecía casi de rutina. Y cuando me di vuelta todo se fue al carajo

-Chechu: Anoche no pude dormir pensando en Juan. Todo lo que dio por nosotros, antes de encontrarlos a ustedes.

-Pancho: Parecía un buen pibe. Estaba algo nervioso desde navidad

-Chechu: ¿Nervioso? Todos estábamos así. No debimos festejar navidad. No tenemos que festejar nada nunca más

-Pancho: Podemos festejar lo que queramos. Podemos pasarla bien cuando queramos. Solo depende de la gente

Pancho y Chechu caminan lentamente y salen al patio.

-Chechu: Martin y Agustín están muy golpeados. No por fuera, sino por dentro. Shockeados. No quieren hablar de lo que paso

-Pancho: Dales tiempo. Ya es muy bueno poder tenerlos acá, para recuperarse. (Suspira) Voy a ir a buscarlos

-Chechu: ¿Al Flaco?

-Pancho: Si. Él hubiera agarrado la camioneta y ya estaría buscándome, como hizo cuando todo esto se desato. Yo voy a hacer lo mismo

-Chechu: Voy con vos. Si vos sentís que se lo debes porque él lo hubiera hecho por vos, yo también.

-Pancho: Las palas y cuchillos están en la camioneta. Vamos. No quiero pensar lo que es estar sin nada ahí afuera

Casi sin mediar palabra se suben a la camioneta y salen rumbo al punto de encuentro con los captores.

Llegan a la plaza, ya no está infestada de zombies, aunque la cantidad que ronda el lugar es considerable. Ambos se bajan con palas y cuchillos. Lo primero que observan es el cadáver de Juan, casi destrozado y desfigurado, en el piso.

Chechu se lleva las manos a la cara e intenta no llorar. Pancho se acerca al cuerpo sin vida, se arrodilla y lo sube a la camioneta. Su ropa queda manchada de sangre.

-Pancho: Creo que merece descansar en paz.

-Chechu: ¿Juan mato a todos estos hombres?

-Pancho: Si. Aunque pienso que fue un error, no sé hasta qué punto no nos hubieran hecho lo mismo. Vamos, la última vez que vi al Flaco fue entrando a esa iglesia

Cruzan la calle e ingresan en la iglesia. Abren lentamente las enormes y pesadas puertas de madera. Dentro de la nave principal deambulan cerca de 15 zombies. Los largos bancos de madera donde antes del apocalipsis se sentaban cientos de feligreses, se encuentran desparramados, volcados e, incluso, alguno de ellos, rotos y quemados. 

La poca y tenue luz que ingresa por las enormes puertas, apenas iluminan unos metros delante de ellos. Pancho camina unos metros, mirando de reojo a la horda que lentamente los va detectando

-Pancho: ¡Flaco! ¡Flaco!

Los gritos retumban por toda la iglesia y llenan de calidez humana aquel frio edificio. Los zombies caminan hacia la puerta, chocándose entre ellos para llegar primero.

-Pancho: ¡Flaco! ¡¿Flaco estas ahí?!

-Chechu: ¡Pancho! Vamos Pancho, antes que nos rodeen. Vamos

-Pancho: ¡Flaco!

Chechu agarra de un brazo a Pancho y lo saca afuera. El sigue mirando hacia adentro, esperando una respuesta esperanzadora que no llega. Se toma la cabeza y corre junto con Chechu hacia la camioneta. Hecha un último vistazo a la iglesia y, finalmente, retoman el camino para volver a la casa.

Mientras tanto Martin se despierta. Se toca la cara, mira su mano con sangre seca. Intenta levantarse, un dolor intenso le recorre el cuerpo. Ayudándose con el respaldo de la cama logra ponerse de pie.

Luego de tambalear durante los primeros pasos, logra caminar de forma natural. Sale afuera, directamente hacia una pila de leña cortada y recolectada. Toma dos ramas, una más larga que la otra. Arranca unas hojas del sauce y la usa para amarrar las ramas y crear una cruz. 

Escucha pasos tras él, Agustín también se levantó. Ambos caminan a la par llevando la cruz hasta la quinta. En un rincón alejado de los animales y las plantaciones, clavan la cruz en la tierra. 

Agustín arranca unas flores del ceibo que se eleva cerca de ellos y las deposita frente a la cruz

-Agustín: Sabes lo que tenemos que hacer. ¿No?

-Martin: Si. Déjame recuperarme unos días.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora