-Hombre: ¡No! ¡Ustedes también están locos! ¡Está enferma y tiene hambre! ¡Locos!
-Gabriela: Señor, por favor. No grite, ya le dijimos.
-Martin: Podemos ayudarlo. Venga con nosotros.
-Hombre: Mi hija también viene conmigo. Se va a salvar. Todos nos vamos a salvar.
-Gabriela: No. De ninguna manera, es una de ellos. No puede venir con ella.
-Hombre: ¡Entonces me quedo!
-Flaco: Entra en razón. ¿No te das cuenta lo que es? Espera que se te escape en la noche y te arranque un dedo. Ahora, ¿venís con nosotros o te quedas a morir?
-Hombre: Yo me voy a salvar, ella también. ¡Todos nos vamos a salvar! ¡Ustedes van a ir al infierno!
-Gabriela: Bueno, vamos. No tenemos nada que hacer.
-Martin: Señor, le dejo esta lata. Cómala usted, hágame caso. Su hija no tiene hambre.
-Hombre: Esperen, no se vayan. Necesito…defenderme. Necesito un arma.
-Flaco: Ni mamados.
-Hombre: ¡La necesito!
-Martin: ¡Señor! Quédese quieto.
-Hombre: ¡La necesito!
El hombre se arroja contra Gabriela y la tumba al piso, forcejeando con ella. Intenta conseguir el arma, mientras su hija intenta morder a Martin, ya que se ha escapado de la correa con que el hombre la sostenía.
El Flaco dispara a la niña convertida y acaba con ella, haciendo reaccionar al hombre que se da vuelta. Martin salta sobre él y logran reducirlo. Gabriela toma un hilo de la calle y le ata las manos, dejándolo en el piso, llorando y pataleando.
-Martin: ¿Qué hacemos? ¿Lo llevamos?
-Flaco: Esta loco, puede ser peligroso.
-Gabriela: No mientras lo mantengamos así. Lo vigilaremos y veremos si lo podemos ayudar.
-Martin: Bueno. No sería capaz de dejarlo así, sin más.
-Flaco: A veces hay que hacerlo.
-Martin: ¿Qué queres decir?
-Flaco: Nada. Vamos. No quiero que empiece a los gritos de nuevo.
En la reserva, Gonzalo, Pancho y Joaco finalizan de descargar las mochilas y municiones, poniéndolas a salvo en el baúl de un auto.
-Pancho: ¡Miren! ¡Volvieron!
-Gonzalo: ¿Qué cazaron? ¿Un oso?
-Joaco: ¡Es un hombre!
Salen corriendo y alcanzan a los demás, relevando al Flaco y Martin en la carga del hombre. Entre todos lo llevan al centro del campamento y le dan de comer, aunque no liberan sus manos todavía.
-Joaco: Entonces estaba en una esquina.
-Gabriela: Si. Tenía una hija convertida. Creo que está en shock por la situación.
-Ariel: ¿Es peligroso o algo? Quiero dormir tranquilo.
-Julio: ¡Ah! Como si eso fuera impedimento, señor ronquidos.
-Martin: No parece peligroso. Incluso podríamos soltarlo, para que no sea tan traumático.
-Gonzalo: Seria lo mejor. Si queremos que sea una persona, tratémoslo como tal. Además, esta calmado.
Gabriela se acerca y desata sus manos, dejando que el hombre se ponga de pie utilizando sus propios medios.
-Hombre: Gracias. Por la comida. Gracias.
-Joaco: De nada. ¿Está bien?
-Hombre: Si. ¿Puedo dormir un poco? No quiero molestar.
-Joaco: Si, por supuesto. Venga por acá. Ariel, prepárame una almohada y sabanas.
-Ariel: Dalo por hecho.
La tarde-noche cayó en la reserva. Gabriela, Joaco y Ariel preparan un fuego en medio del campamento. Enrique y su hija ponen las latas sobre el techo de uno de los autos para recolectar agua de lluvia y el rocío.
El Flaco, Martin, Pancho y Gonzalo están en una de las carpas improvisadas. El Flaco y Martin están de pie, mientras que los demás están sentados revolviendo las mochilas.
-Pancho: Hubieran puesto algunas salchichas acá adentro
-Martin: A lo mejor tenían ahí adentro.
-Flaco: Acuérdense que los caminantes invadieron todo.
-Gonzalo: Pero por unas hamburguesas te recupero las Malvinas con un tenedor.
-Martin: Todo el día pensando en comer, viejo.
Una figura se acerca desde las sombras y se para por delante de todos. Es el hombre que trajeron poco antes.
-Hombre: ¿Quién de ustedes es El Flaco?
-Flaco: Ese gordito de allí. Que el apodo no lo engañe
-Martin: ¿Quién está con vos?
-Pancho: Déjalo, Martin, seamos buenos. ¿Qué precisaba, señor?
-Hombre: Quería agradecerle lo que hizo. Lo…lo necesitaba. Por eso vine. A…agradecerle.
-Flaco: Lo tradicional es regalar alfajores, pero está bien. La próxima será.
-Hombre: Así que vos sos…
El hombre desenfunda una pistola y gatilla dos veces. El Flaco se toma el abdomen y cae al suelo, tiñendo el pasto rápidamente de rojo. Martin y Pancho se arrojan contra el hombre y le quitan el arma de las manos. El resto del grupo, al escuchar el disparo, corre en esa dirección, gritando, alarmados y forman un círculo alrededor la escena.
-Joaco: ¡Rápido! Ayúdenme a llevarlo a la carpa.
-Gonzalo: Yo te ayudo. ¡Aten de nuevo a este personaje, carajo!
-Martin: Nosotros lo tenemos.
-Gabriela: Vengan conmigo, yo sé dónde dejarlo.
-Joaco: Voy a necesitar frazadas y algo de calor. Pone las brasas cerca, pero no quemes nada. ¡Agua y toallas limpias!
-Ariel: ¡Estoy en eso! ¡Vamos Julio!
Entre Joaco, Gonzalo y Enrique logran introducir al Flaco en una carpa. Ariel y Julio llegan y colocan un brasero dentro. Lo cubren con mantas y tratan de detener la hemorragia.
A varios metros de ahí, Gabriela finaliza de atar al hombre a un ceibo.-Pancho: ¿Qué vamos a hacer con este?
-Martin: Te juro que lo mataría en este instante.
-Gabriela: ¡No! Déjalo. Mira el cielo y el clima. Hoy tendremos noche bajo cero, nuevamente. Que el frio haga el trabajo, no nosotros.
-Pancho: ¿Y si no lo hace?
-Martin: Nos encargaremos.
-Gabriela: Exacto. Vamos.
Pocos minutos después todos están reunidos fuera de la carpa donde está el Flaco, esperando la salida de Enrique y Joaco, quienes tratan de atenderlo.
-Pancho: ¿Y? ¿Cómo está?
-Joaco: Inconsciente.
-Enrique: Una de las balas fue al hombro. Esa no tiene problemas. La otra fue al abdomen. Entro y salió limpita. No tengo idea y no creo que podamos averiguar si daño algún órgano interno. Pero perdió mucha sangre y si no le damos antibióticos puede complicarse.
-Joaco: Y vendas limpias.
-Enrique: También.
-Gabriela: Creo que tendremos una noche muy fría. ¿Eso es un problema?
-Enrique: No podemos hacer más que darle calor y frenar la pérdida de sangre. Si sobrevive esta noche, vemos como lo tratamos.
-Pancho: Entonces, ¿solamente esperamos?
-Enrique: Y si creen, recemos. Por él y por todos.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...