#51 Bleeding

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-Hombre: ¡No! ¡Ustedes también están locos! ¡Está enferma y tiene hambre! ¡Locos!

-Gabriela: Señor, por favor. No grite, ya le dijimos.

-Martin: Podemos ayudarlo. Venga con nosotros.

-Hombre: Mi hija también viene conmigo. Se va a salvar. Todos nos vamos a salvar.

-Gabriela: No. De ninguna manera, es una de ellos. No puede venir con ella.

-Hombre: ¡Entonces me quedo!

-Flaco: Entra en razón. ¿No te das cuenta lo que es? Espera que se te escape en la noche y te arranque un dedo. Ahora, ¿venís con nosotros o te quedas a morir?

-Hombre: Yo me voy a salvar, ella también. ¡Todos nos vamos a salvar! ¡Ustedes van a ir al infierno!

-Gabriela: Bueno, vamos. No tenemos nada que hacer.

-Martin: Señor, le dejo esta lata. Cómala usted, hágame caso. Su hija no tiene hambre.

-Hombre: Esperen, no se vayan. Necesito…defenderme. Necesito un arma.

-Flaco: Ni mamados.

-Hombre: ¡La necesito!

-Martin: ¡Señor! Quédese quieto.

-Hombre: ¡La necesito!

El hombre se arroja contra Gabriela y la tumba al piso, forcejeando con ella. Intenta conseguir el arma, mientras su hija intenta morder a Martin, ya que se ha escapado de la correa con que el hombre la sostenía.

El Flaco dispara a la niña convertida y acaba con ella, haciendo reaccionar al hombre que se da vuelta. Martin salta sobre él y logran reducirlo. Gabriela toma un hilo de la calle y le ata las manos, dejándolo en el piso, llorando y pataleando.

-Martin: ¿Qué hacemos? ¿Lo llevamos?

-Flaco: Esta loco, puede ser peligroso.

-Gabriela: No mientras lo mantengamos así. Lo vigilaremos y veremos si lo podemos ayudar.

-Martin: Bueno. No sería capaz de dejarlo así, sin más.

-Flaco: A veces hay que hacerlo.

-Martin: ¿Qué queres decir?

-Flaco: Nada. Vamos. No quiero que empiece a los gritos de nuevo.

En la reserva, Gonzalo, Pancho y Joaco finalizan de descargar las mochilas y municiones, poniéndolas a salvo en el baúl de un auto.

-Pancho: ¡Miren! ¡Volvieron!

-Gonzalo: ¿Qué cazaron? ¿Un oso?

-Joaco: ¡Es un hombre!

Salen corriendo y alcanzan a los demás, relevando al Flaco y Martin en la carga del hombre. Entre todos lo llevan al centro del campamento y le dan de comer, aunque no liberan sus manos todavía.

-Joaco: Entonces estaba en una esquina.

-Gabriela: Si. Tenía una hija convertida. Creo que está en shock por la situación.

-Ariel: ¿Es peligroso o algo? Quiero dormir tranquilo.

-Julio: ¡Ah! Como si eso fuera impedimento, señor ronquidos.

-Martin: No parece peligroso. Incluso podríamos soltarlo, para que no sea tan traumático.

-Gonzalo: Seria lo mejor. Si queremos que sea una persona, tratémoslo como tal. Además, esta calmado.

Gabriela se acerca y desata sus manos, dejando que el hombre se ponga de pie utilizando sus propios medios.

-Hombre: Gracias. Por la comida. Gracias.

-Joaco: De nada. ¿Está bien?

-Hombre: Si. ¿Puedo dormir un poco? No quiero molestar.

-Joaco: Si, por supuesto. Venga por acá. Ariel, prepárame una almohada y sabanas.

-Ariel: Dalo por hecho.

La tarde-noche cayó en la reserva. Gabriela, Joaco y Ariel preparan un fuego en medio del campamento. Enrique y su hija ponen las latas sobre el techo de uno de los autos para recolectar agua de lluvia y el rocío.

El Flaco, Martin, Pancho y Gonzalo están en una de las carpas improvisadas. El Flaco y Martin están de pie, mientras que los demás están sentados revolviendo las mochilas.

-Pancho: Hubieran puesto algunas salchichas acá adentro

-Martin: A lo mejor tenían ahí adentro.

-Flaco: Acuérdense que los caminantes invadieron todo.

-Gonzalo: Pero por unas hamburguesas te recupero las Malvinas con un tenedor.

-Martin: Todo el día pensando en comer, viejo.

Una figura se acerca desde las sombras y se para por delante de todos. Es el hombre que trajeron poco antes.

-Hombre: ¿Quién de ustedes es El Flaco?

-Flaco: Ese gordito de allí. Que el apodo no lo engañe

-Martin: ¿Quién está con vos?

-Pancho: Déjalo, Martin, seamos buenos. ¿Qué precisaba, señor?

-Hombre: Quería agradecerle lo que hizo. Lo…lo necesitaba. Por eso vine. A…agradecerle.

-Flaco: Lo tradicional es regalar alfajores, pero está bien. La próxima será.

-Hombre: Así que vos sos…

El hombre desenfunda una pistola y gatilla dos veces. El Flaco se toma el abdomen y cae al suelo, tiñendo el pasto rápidamente de rojo. Martin y Pancho se arrojan contra el hombre y le quitan el arma de las manos. El resto del grupo, al escuchar el disparo, corre en esa dirección, gritando, alarmados y forman un círculo alrededor la escena.

-Joaco: ¡Rápido! Ayúdenme a llevarlo a la carpa.

-Gonzalo: Yo te ayudo. ¡Aten de nuevo a este personaje, carajo!

-Martin: Nosotros lo tenemos.

-Gabriela: Vengan conmigo, yo sé dónde dejarlo.

-Joaco: Voy a necesitar frazadas y algo de calor. Pone las brasas cerca, pero no quemes nada. ¡Agua y toallas limpias!

-Ariel: ¡Estoy en eso! ¡Vamos Julio!

Entre Joaco, Gonzalo y Enrique logran introducir al Flaco en una carpa. Ariel y Julio llegan y colocan un brasero dentro. Lo cubren con mantas y tratan de detener la hemorragia.
A varios metros de ahí, Gabriela finaliza de atar al hombre a un ceibo.

-Pancho: ¿Qué vamos a hacer con este?

-Martin: Te juro que lo mataría en este instante.

-Gabriela: ¡No! Déjalo. Mira el cielo y el clima. Hoy tendremos noche bajo cero, nuevamente. Que el frio haga el trabajo, no nosotros.

-Pancho: ¿Y si no lo hace?

-Martin: Nos encargaremos.

-Gabriela: Exacto. Vamos.

Pocos minutos después todos están reunidos fuera de la carpa donde está el Flaco, esperando la salida de Enrique y Joaco, quienes tratan de atenderlo.

-Pancho: ¿Y? ¿Cómo está?

-Joaco: Inconsciente.

-Enrique: Una de las balas fue al hombro. Esa no tiene problemas. La otra fue al abdomen. Entro y salió limpita. No tengo idea y no creo que podamos averiguar si daño algún órgano interno. Pero perdió mucha sangre y si no le damos antibióticos puede complicarse.

-Joaco: Y vendas limpias.

-Enrique: También.

-Gabriela: Creo que tendremos una noche muy fría. ¿Eso es un problema?

-Enrique: No podemos hacer más que darle calor y frenar la pérdida de sangre. Si sobrevive esta noche, vemos como lo tratamos.

-Pancho: Entonces, ¿solamente esperamos?

-Enrique: Y si creen, recemos. Por él y por todos.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora