-Gabriela: ¿Cuándo nos subimos acá pensaste que no nos iban a ver?
-Martin: Vos te subiste. Yo te seguí.
-Gabriela: Gracias por el apoyo. ¿Qué hacemos?
-Martin: Esperar y no movernos. En algún momento se van a distraer con otra cosa.
-Gabriela: ¿Cómo qué? ¿Un gato?
-Martin: No he visto ninguno en años. ¿Habrá gatos infectados?
-Gabriela: Debería.
-Martin: Los humanos seriamos como los ratones.
-Gabriela: A no ser que ellos también estén infectados.
-Martin: Si están todos infectados es muy aburrido.
-Gabriela: Dios, estamos delirando.
-Martin: Normalmente nos lleva más de una hora.
Mientras hablan, notan como el cráneo de los infectados parece estallar y cae al suelo. Lentamente, los demás giran sobre sí mismos y parecen dirigirse a otro lado.
-Gabriela: ¿Qué está pasando?
-Martin: Creo que es Dios fulminando podridos. Ya era hora, caramba.
-Gabriela: No, ¡mucho mejor!
De entre los árboles, ven aparecer a Pancho, lanzando piedras y palos. Martin silba, logrando llamar su atención y le arroja el rifle. Pancho comienza a disparar, eliminando a muchos de los caminantes. Mientras, Gabriela y Martin bajan y atacan a los restantes con sus cuchillos. Diez minutos después, despejan el claro del bosque, quedando prácticamente a salvo y exhaustos.
-Gabriela: Ese fue el último.
-Martin: Por ahora. Después de todo el quilombo se deben estar acercando muchos más.
-Gabriela: Entonces tenemos que irnos. Pancho, por favor volve. Acá afuera no es seguro y tu hijo te necesita.
-Martin: Tenes que seguir sobreviviendo con él.
Pancho deja caer el rifle y luego se arrodilla. Agacha la cabeza y comienza a llora. Gabriela y Martin se acercan a él, abrazándolo.
-Gabriela: ¿Podes hacerlo? ¿Por ellos?
-Pancho: Si que puedo. Vamos. Tengo que cuidar a mi hijo.
Los tres regresan atravesando el campo y vuelven a la finca. Allí se encuentran con los demás, en la casa. El Flaco y Chechu aparecen con él bebe, entregándoselo a su padre.
-Pancho: Gracias por cuidarlo. Realmente está feliz.
-Flaco: Cecilia hizo un buen trabajo.
-Chechu: Los dos lo hicimos.
-Pancho: Gracias.
-Flaco: Seguro lo sabes, pero igual. Sentimos mucho lo que paso.
-Chechu: Y contas con todos nosotros para cualquier cosa.
-Flaco: Si, lo sé. Supongo que ahora somos una gran familia.
-Martin: Con un pequeño moquiento a quien cuidar. Tenemos que celebrarlo.
-Gabriela: Vamos por unas cervezas.
-Joaco: No antes de darles un regalo.
Romina aparece por detrás, entregándole una cuna de madera celeste a Pancho.
-Romina: La encontramos y la pintamos parejo. Espero que te guste.
-Pancho: Me encanta. Y me encanta más verte bien.
-Romina: Tiempos difíciles para los dos. Pero hay que seguir adelante.
-Pancho: Exactamente.
-Gabriela: Che, ahora que lo pienso, ¿le has puesto nombre?
-Pancho: La verdad no lo he pensado. Creo que no tiene nombre.
-Chechu: No, no lo tiene. Cuando lo cuidábamos le decíamos "bebe"
-Joaco: Hay que elegir uno. Digo, no existirán más los DNI, pero es necesario.
-Flaco: ¿Qué les parece Terminator? Es el nombre más genial del mundo.
-Gabriela: Dejate de joder. Ponele Francisco, así le podemos decir Pancho Junior.
-Chechu: Hércules. Es un bebe muy fuerte y ha resistido heroicamente a todo.
-Martin: Yo voto por Rocky. Así va a saber defenderse.
-Pancho: Gente, son todas buenas ideas.
-Romina: No, son pésimas. Pésimas ideas.
-Pancho: Si, son horribles. Pero creo que decidí como llamarlo. Igual que mi papa. Chicos, saluden a mi hijo Luis. Te prometo que voy a hacer de esto un mundo mejor para vos.
-Flaco: ¿No sería genial que dijera "hasta la vista, baby"?
Todos sonrieron y luego se dirigieron hacia la cocina, buscando cerveza y vino, para festejar su más reciente incorporación.
Mientras tanto, a varias casas de allí, casi una decena de personas rodeaban el lecho de Oscar. Al líder del lugar le costaba enormemente respirar y apenas podía hablar. Uno de los hombres allí se paró frente a todos y asintió. Los demás hicieron lo mismo y este se acercó al moribundo Oscar.
-hombre: Hasta acá llegaste.
-Oscar: Nnnooo...que...
-hombre: No podemos seguir esperando que te recuperes. Este lugar necesita un buen gobierno. Además, dejamos de hacerte caso desde hace varios meses. Esto, sin dudas, es una bendición.
-Oscar: No podes...no podes...¿Qué vas a hacer?
-hombre: Nos vemos en el infierno.
El hombre toma una almohada y la coloca sobre la cara de Oscar, hundiéndola sobre su nariz. El líder de la finca se retuerce e intenta defenderse, pero está demasiado débil. Dos minutos después, cesa toda resistencia, indicando su muerte.
-hombre: Dale el aviso a los muchachos.
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Survive: A Story of zombies
HorrorAño 2014. Un virus creado por la OTAN durante la guerra fría se desata en África. Los reportes son tan claros como increíbles: los muertos regresan de su estado terminal y atacan a los vivos. A pesar de todo, el Mundial de Brasil se desarrolla no...