#115 Fair exchange

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El grupo dejó aquella población, regresando por medio del campo. Algunos podridos se veían caminando a su alrededor o atrapados en los alambrados. Martin avanzaba primero, rastreando el camino. En el medio iba Pancho, con su cuchillo en la mano y, al final, Natalia con las manos atadas, con el Flaco por detrás.

-Martin: Estamos cerca.

-Pancho: Hay un par por allá, ¿les damos?

-Martin: No. Nos van a retrasar. Además, no podemos dejarla sola.

-Natalia: (susurrando) ¿A tus amigos le parece que puedo irme corriendo?

-Flaco: Tenes dos piernas, ¿no?

-Natalia: ¿Y exactamente que van a hacer? ¿Estamos volviendo al Jardín?

-Flaco: Si.

-Natalia: (sonriendo) Están locos. Ya están afuera, ¿no es lo que querían? ¿Por qué no se van?

-Flaco: Tenemos un bebe y una mujer. Son familia.

-Natalia: ¿Familia? Son un grupo de gente, no una familia.

-Flaco: ¿Vos no tenes a nadie? ¿Tan poco te importa todo?

-Natalia: Yo sé lo que me importa. Y yo se sobrevivir. Ustedes no, viven como si fuera el mismo mundo de antes. No importa que tan buenitos sean, van a terminar muertos.

-Flaco: ¿Entonces yo tendría que haberte dejado morir?

-Natalia: Si. O por lo menos no volver. Son unos boludos.

-Flaco: Eso pensas vos. Nosotros si somos una familia y cuidamos los unos de otros. Yo no tengo nada contra vos. Por eso, si queres vivir en el Jardín, hacelo. Nosotros te vamos al llevar. Y viví tu vida, Nati.

-Natalia: No me digas Nati, bobo. ¿Y se supone que tengo que agradecerte?

-Flaco: Lo único que necesito es que colabores. Nada más.

-Natalia: Seguro. Buena suerte con eso.

Los cuatro atravesaron todo el recorrido de regreso, hasta que llegaron a las puertas de El Jardín, parando a treinta metros de las murallas. El Flaco empujó a Natalia frente a ellos, para usarla de escudo. Frente a ellos, decenas de soldados colocaron sus armas en las salientes de la muralla, apuntando directamente.

De repente, las puertas se abrieron lentamente. El Flaco sintió estar viviendo un deja vu. Alejandro, escoltado por dos guardias, caminó la distancia entre la puerta y el grupo, quedando frente a Natalia y al Flaco, que la sostenía por detrás.

-Alejandro: ¿Qué es esto?

-Flaco: Venimos a hacerte un trato.

-Alejandro: Miren hacia adelante. Miren a mis guardias. ¿Ustedes creen que están en condiciones de pedir algo?

-Flaco: Si. Sino ya nos hubieras matado.

-Alejandro: Soy curioso. Quería saber que mierda estaban haciendo antes de matarlos.

-Flaco: No te olvides de la bomba.

-Alejandro: ¿Bomba? ¿Ese cuetito que tiraron?

-Flaco: A mí me pareció bastante fuerte para una advertencia. ¿O no pensas que tengo más?

-Alejandro: ¿Quién sos? ¿Bin Laden?

-Martin: Tenes a mi mujer.

-Pancho: Y a mi hijo.

-Flaco: ¿Te pensas que no lucharíamos para recuperarlos?

-Alejandro: ¿Estos?

Alejandro chasqueó los dedos y tres guardias atravesaron el umbral de la puerta empujando a Gabriela, quien sostenía al bebe. Martin cerró el puño e intentó avanzar, pero Pancho lo frenó. Los guardias los dejaron al lado de Alejandro, quien sonrió.

-Alejandro: A ver...uno, dos. Dos. Y vos...uno. Ósea, yo tengo que dar dos y ustedes me dan una. No me parece muy justo. Sin contar al resto de los enviados y la camioneta. No me importa nada Natalia. Los tengo que matar a todos. No podemos tener un trato.

-Flaco: Es un bebe. ¿Y si embarazamos a Nati? En 9 meses quedamos a manos.

Alejandro lanzó una carcajada.

-Alejandro: No es una mala idea. Yo he pensado en darle a Nati varias veces. Pero si queda preñada no va a poder trabajar como antes. No tenemos solución.

El Flaco miró hacia atrás. Vio la cara desesperada de sus amigos. Volteó y miró a Gabriela, a punto de llorar y al pequeño Luis, llorando. Luego miró a Natalia y cerró los ojos antes de mirar a Alejandro.

-Flaco: ¿Y si nos tenes a nosotros dos? Natalia y yo, por Gabriela y Luis.

-Pancho: Flaco, no...

-Flaco: Hey. Dejen.

-Alejandro: ¿Así que vos te entregas? ¿Así nomas? ¿Después de todo esto?

-Flaco: Estoy seguro de que es lo que queres. Desde que nos conocimos.

-Alejandro: Todo el que te conoce quiere lo mismo. Pero, sabes que te voy a matar, ¿no?

-Flaco: Si.

-Alejandro: Bueno. ¿Sabes qué? No es un trato justo, pero con vos me puedo divertir mucho tiempo, así que lo vale.

El Flaco suelta a Natalia y mira hacia atrás, asintiendo. Pancho se agarra la cabeza y mira al cielo. Martin simplemente lo mira fijo. Gabriela y el bebe son liberados, encontrándose a mitad de camino. Los dos se abrazan y el Flaco besa a Luis en la frente antes de caminar hacia los guardias.

Gabriela le entrega el bebe a Pancho y luego corre hacia Martin. Alejandro vuelve a aplaudir y todos son rodeados por mas guardias. Uno de ellos le quita el bebe a Pancho y se lo da a Alejandro. Pancho, Martin y Gabriela intentan resistirse, pero los guardias los golpean con los rifles. El Flaco intenta regresar, pero es tumbado de una piña y cae al suelo, a los pies de Alejandro, quien sostiene a Luis.

-Alejandro: ¿Sabes qué? Te mentí.

Survive: A Story of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora