CAPITULO 240 *LA PROPUESTA DE MATRIMONIO DE SINAN*

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👤: "Camine más despacio, señorita Sarrafoglü",😃 le advirtió Joline sin perder la sonrisa.

_Miray: "¡Gracias!". ☺️

Llegaron a la parte más alta del puente después de diez pasos. Miray se paró en la superficie, mirando la bella escena del patio con los ojos muy abiertos. Una maravillosa combinación de nieve blanca, arbustos verdes, un río helado y flores de colores llenaron su corazón de una cálida alegría. Una amplia sonrisa se extendió por su rostro. No esperaba ver un lugar tan hermoso en Estambul.

Miray no pudo contenerse más. Sacó su teléfono para tomar una foto e hizo clic en el botón de enviar del chat con Sinan.

➡️ “¿Cómo encontraste un lugar tan hermoso?”✔️, le escribió.   

Aunque no recibió ninguna respuesta de él, a Miray no le importó. Se guardó su teléfono y bajó por el puente.

Al puente le seguía un camino empedrado, cubierto a ambos lados por camelias rojas y blancas. Había una pesada capa de nieve que, sin embargo, era incapaz de ocultar la dulce fragancia de las flores. Miray levantó la cabeza y vio una hilera de casas al otro lado del jardín. Joline abrió la puerta de la casa de centro e hizo un gesto a Miray para indicarle que entrara.

Hizo un saludo de bienvenida al estilo antiguo a la invitada.

_👤: “Señorita Sarrafoglü, hace frío afuera. Hay té caliente en la habitación. ¡Por favor, entre!”. 😃  

La boca de Miray se curvó para formar una sonrisa de satisfacción.

_Miray: “Gracias”.    😌

Cuando Miray entró en la habitación, una oleada de calor envolvió su cuerpo y le alivió del frío. Parecía que aquella atmósfera antigua tenía también un toque moderno de calefacción. Tan pronto cuando entró, Joline cerró la puerta y dejó toda la habitación para Miray, Tayson no se fue enseguida, si no que esperó afuera la llegada de Sinan. Miray se volvió y paseó por la habitación sintiéndose aún admirada por lo que veía. ¡era muy similar a una antigua cámara nupcial. Los lazos nupciales pegada en las ventanas y las paredes brillaban a la luz de la vela roja. Sobre la cama de matrimonio de dos o tres metros de ancho, había un juego de ropa de cama de seis piezas de color rojo. Era como la cámara nupcial que aparecían en las películas antiguas.

Miray se sentó en una mesa redonda de té, su vista se posó sobre una tetera, el vapor ascendía flotando en el aire. La abrió y vió que contenía el té recién hecho. Se sirvió una taza de té y sacó su teléfono para llamar a Kadir. Sus labios acaban de tocar la taza cuando oyó que la puerta se abría, y su corazón se aceleró. Antes de que pudiera ponerse de pie, apareció una figura frente a ella. Miray levantó la mirada y lo que vió la atrapó por completo. Sus pupilas se dilataron cuando lo vió, sin pestañear y sin poder contener la sorpresa, siguió mirando boquiabierta. Sinan vestía un traje ceremonial rojo. Aparte de las prendas interiores de color blanca, el resto era de un rojo vivo, con estampados de color rojo más oscuro. La prenda estaba confeccionada con una hechura de hombros anchos y cintura ajustada. Llevaba un cinturón adornado con apliques. Los colores contrastaban con el tono de piel blanco de Kadir. Allí de pie, parecía alguien que acabara de salir de una pintura. En la cabeza llevaba un pañuelo amarrado con una tira ancha con apliques coloridos. 

El joven médico resultaba absolutamente cautivador. Había también un aire travieso en todo el conjunto. Cuando Sinan vio a Miray, su sonrisa traviesa se tornó cálida. Levantó su larga túnica, se arrodilló ante ella y le ofreció sus manos. Le dijo en voz alta.

_Sinan: “¡Mi princesa, estoy aquí para casarme contigo!”. ☺️  
En aquel momento, cada uno de sus movimientos lo hacía parecer un dios. El corazón de Miray latía cada vez más deprisa. Miray se llevó ambas manos al pecho, temerosa de que se le saliera el corazón. Estaba demasiado emocionada para pronunciar una sola palabra. Su reacción hizo que Sinan sonriera aún más. En lugar de levantarse, alzó la espada que tenía en la mano y la desenvainó. Era una espada falsa. De hecho, no había tal espada, sino un anillo de diamantes encastrado en la empuñadura. Él sostuvo el anillo en alto con una sonrisa radiante.   

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