Eros
El jardín era un remanso de tranquilidad en medio del bullicio de la fiesta en el gran salón. Un lugar encantador y tranquilo, adornado con flores de colores vibrantes que exhalaban su dulce fragancia en el aire. Su extensión era considerable, con caminos de piedra serpenteantes que llevaban a rincones escondidos y encantadores. Bajo la luz de la luna, las sombras de los árboles bailaban suavemente en el suelo, creando un ambiente misterioso y romántico. A diferencia del tumulto del salón, en el jardín había pocos invitados, lo que lo convertía en un lugar perfecto para llevar a cabo una acción silenciosa y mortal. Los guardias también escaseaban en este espacio, ya que la mayoría de ellos se encontraban dentro del gran salón, protegiendo a los ilustres invitados. Un lugar perfecto para que un asesino acechara en la penumbra, listo para llevar a cabo sus siniestros planes sin llamar ni la más mínima atención.
—Lo sé, pero quiero tomar algo de aire. Allí dentro me calcino viva —recriminó la princesa, mientras intentaba airear su cuerpo.
—Su Majestad —exclamó el guardia a su lado—, su Majestad, el rey, me prohibió que le dejase salir bajo cualquier circunstancia.
—¡Oh, por favor! Siento que moriré asfixiada por el calor si permanezco allí dentro por un solo segundo más... y recién vamos por la mitad de esta estúpida fiesta —musitó con un tono de cansancio en su voz—. Solo unos pocos minutos y luego regresaremos.
Emmeline se sintió abrumada por la intensidad de la situación mientras avanzaba hacia el patio delantero. La advertencia de Eros resonaba en su mente y el corazón le latía con fuerza en el pecho. No podía creer que estuviera involucrada en algo tan peligroso y emocionante al mismo tiempo. A pesar del miedo que sentía, estaba decidida a ayudar a Eros a proteger a la princesa. Quería que todo eso acabara de una vez, para concederle el regalo que le había estado guardando toda la noche.
Cuando llegó al patio, se encontró con la presencia de la princesa, quien estaba hablando con su guardia personal, aunque a ojos de la muchacha no parecía del todo contenta con la plática. Emmeline se acercó a ella, tratando de aparentar calma, aunque sus emociones estaban a flor de piel. Miró disimuladamente alrededor, buscando al hombre rubio que Eros le había mencionado, pero por el momento, no parecía estar en el área circundante.
La princesa la recibió con una sonrisa, sin sospechar que algo grave estaba ocurriendo. Eso fue lo que Eros lo había dicho: nadie debía saber nada o el asesino podría actuar por impulso. Emmeline decidió actuar con naturalidad y trató de distraer a June para que no sospechara nada.
—June, qué alegría verte aquí. ¿Ya te dije que te ves radiante esta noche? —dijo Emmeline con una sonrisa forzada—. Me he estado divirtiendo mucho en la fiesta, ¿y tú?
—¿Emmeline? —formuló la princesa, extrañada. Estaba claro que ambas odiaban esas fiestas tan anticuadas, principalmente ella, por lo que era muy extraño su actuar—. ¿Ocurre algo? Te noto algo... agitada.
—¿Qué? Oh, no, no —dijo intentando tranquilizar a su amiga, aunque estaba claro que June se olía algo extraño y no tardó en ponerse nerviosa. Todo lo contrario a lo que Emmeline buscaba.
June hizo un paneo general con su mirada y advirtió que una pequeña porción del vestido de Emmeline se hallaba algo desviada. Era serio. Estaba claro que algo andaba mal. Eso no era para nada común en ella.
—¿Emmeline? ¿Está todo bien? ¿Ocurre algo?
Mientras la muchacha intentaba encontrar palabras certeras, sus ojos se encontraron repentinamente con los del hombre rubio. Estaba claro que coincidía con una exactitud innegable con la descripción que le había concedido Eros. Emmeline sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver la frialdad en su mirada. No había duda de que era peligroso y estaba decidido a cumplir su cometido; sin embargo, él parecía muy confundido, como si la mera presencia de Emmeline le extrañara y sorprendiese. Estaba claro que no esperaba que ella apareciera allí.
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Lazos de Sangre
Fantasy📚 Finalista en la Lista Corta de los Wattys 2024 📚 En el mundo de Azaroth, donde los límites entre la magia y la realidad se desdibujan, los destinos de los seres mortales están entrelazados con los caprichos de los Seres Ancestrales, quienes cons...