June
—Él... Él... —musitaba June con su respiración algo entrecortada, pero sus palabras parecían atrapadas en su garganta—. Juro que se comió el diario.
—¿June? —inquirió Éber, visiblemente confundida—. ¡¿Dónde demonios estabas?!
—Yo... Bueno...
—¡¡Oigan!! —La voz de Lilith atrajo la atención de todas. La Nighfa estaba de pie, sosteniendo el diario de June y mirándolas con una sonrisa burlona y maliciosa—. ¡¿Qué demonios crees que hacen, imbéciles?!
—Oh, claro... —June se enderezó, recuperando su compostura y el control sobre sus palabras.
—Comienzo a impacientarme. Terminemos esto de una maldita vez.
Un escalofrío recorrió la espalda de June al ver a Lilith frente a ella, con una mirada despectiva y perversa en sus ojos. Sin perder tiempo, Lilith lanzó poderosos ataques mágicos hacia June, quien reaccionó de forma casi instintiva, empleando su propia magia para esquivarlos. Daba gracias al diario de su madre, el cual daba consejos para la utilización de la energía, consejos que, al parecer, funcionaban de maravilla. La joven se movía con agilidad, buscando protegerse y encontrar una oportunidad para contraatacar.
Sin embargo, Lilith demostró ser una oponente formidable, con más experiencia en el manejo de la energía y mayor conocimiento. Conocía combinaciones de hechizos que June desconocía por completo, y poco a poco, comenzó a ganar terreno en la batalla. Los ataques de Lilith se volvieron más precisos y letales, y June se vio obligada a retroceder.
La lucha empezó a pasar factura a June, su respiración se volvió más agitada que antes y su cuerpo comenzó a sentirse cansado. A pesar de sus esfuerzos, no podía igualar la destreza de Lilith en la batalla mágica.
Finalmente, June se encontró de rodillas ante la implacable Lilith, quien se regocijaba en su aparente victoria. La Nighfa se acercó a ella, sosteniendo el diario con una sonrisa maliciosa en el rostro.
—¿Creías que podrías enfrentarme, maldita Loreth inútil? —se burló Lilith—. No tienes ni idea de con quién te has metido. Soy tu peor pesadilla.
—No lo creo —exclamó June, algo agitada—. No tienes ni idea de lo que es una verdadera pesadilla.
Mientras Lilith continuaba burlándose de June y la tenía a sus pies, Éber no pudo contener su impulso de intervenir y ayudar a su amiga. Sin embargo, la malvada Nighfa la detuvo con una mirada amenazadora, dejando en claro que cualquier intento de ayuda sería castigado.
—No te atrevas a intervenir, Eximia insolente. Esto no es asunto tuyo —espetó Lilith con desprecio.
Éber se quedó petrificada en su sitio, sintiendo una mezcla de miedo y frustración. Sabía que no podía enfrentarse directamente a Lilith, pero tampoco soportaba ver a June en esa situación tan delicada.
—Esto te lo buscaste tú misma, June —despreció ella, con un tono amenazante, a la vez que presionaba su puño con fuerza. June lanzaba gemidos de dolor a modo de respuesta—. Preferiste la amistad de una estúpida e inútil Eximia en vez de una Nighfa experimentada como yo. Esto te enseñará una buena lección de vida. —Se aceró aún más hacia ella, exhibiendo una sonrisa curvada de oreja a oreja—. Cuando sea Gran Madre te obligaré a lamerme los pies todas las mañanas, ¿has entendido?
June lanzó otro grito ahogado más, y Éber estaba nerviosa, sin saber qué hacer ante tal situación. Consideró la idea de llamar a la Gran Madre, pero eso llevaría tiempo. Los Velerians que pasaban por allí y presenciaban la pelea desaparecían como la propia niebla. Estaba terminantemente prohibido que los Velerians pelearan entre sí, y mucho menos dentro del monasterio. El castigo más leve que Éber imaginaba era sentarse frente a la Gran Madre a escuchar sermones durante horas y horas. No sería la primera vez, y por lo visto, tampoco sería la última.
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Lazos de Sangre
Fantasy📚 Finalista en la Lista Corta de los Wattys 2024 📚 En el mundo de Azaroth, donde los límites entre la magia y la realidad se desdibujan, los destinos de los seres mortales están entrelazados con los caprichos de los Seres Ancestrales, quienes cons...