Capítulo 107

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Eros y June

Eleanor se alzó del suelo, acompañada por sus leales Centinelas. Con la elección de una nueva Gran Madre, se abría ante ellos un horizonte de nuevos desafíos y responsabilidades. Era el ciclo interminable de renacimiento y renovación, un nuevo comienzo en su eterna lucha.

Una vez más, un ciclo que parecía repetirse; sin un final claro...

La líder de los Centinelas fijó una mirada de furia ardiente en Balthazar, cuyos ojos chispeaban con malicia y desdén. Sin titubear, desenvainó su espada, lista para enfrentar al enemigo que tanto le había arrebatado. Cada paso que daba hacia él resonaba con una determinación y coraje que difícilmente podía ser replicada, mientras Balthazar la observaba con una sonrisa burlona, como si estuviera saboreando el momento.

Pero antes de que Eleanor pudiera desafiarlo cara a cara, una mano se posó con gentileza en su hombro. Al girarse, se encontró con la mirada de Eros, cuya presencia irradiaba calma y sabiduría en medio del caos. Sus ojos se encontraron en un silencioso entendimiento, recordándole que no estaba sola en esta lucha.

—Debemos hacerlo con cabeza, Eleanor.

—¡Puedo hacerlo sola!

—La Gran Madre no pudo; nosotros menos que menos. Dejemos que June haga lo que tiene que hacer y esperemos el momento adecuado.

—¡Lo mataré con mis propias manos! —No pudo evitar derramar alguna que otra lágrima—. ¡¡Después de todo lo que hizo...!!

Eros envolvió los hombros de Eleanor con sus manos firmes y la sacudió repetidas veces, como si quisiera arrancarla de un sueño profundo y devolverla a la realidad cruda y tangible. Sus movimientos eran enérgicos pero cuidadosos, consciente de que ella parecía perdida en un torbellino de emociones intensas, arrastrada por la furia y el enojo que amenazaban con consumirla por completo. Sabía que ceder ante esos sentimientos podría llevarlos a todos a la perdición, y estaba decidido a ayudarla a mantenerse firme en el mundo real. La cruda y vil realidad.

—¡No hagamos que la muerte de tu madre sea en vano, Eleanor! —Ese grito pareció devolverla en sí—. Ella dio su vida por nosotros. Por ti. Agradezcámosle cómo corresponde.

—Pero...

—Sabes que esa no es la manera, Eleanor. Tiempo al tiempo.

La líder de los Centinelas no parecía estar del todo de acuerdo con las palabras de Eros, pero sacudió la cabeza y optó por seguir su consejo, aunque a regañadientes.

—Veo que estás enfadada por la muerte de tu querida madre, ¿eh? —exclamó Balthazar—. Es una lástima. En serio, en verdad me apena. Era una mujer excepcional, sin duda. Simplemente eligió el bando equivocado.

—Te arrancaré la garganta —soltó Eleanor, llena de furia.

—Oh, parece que la lengua afilada se hereda bastante bien.

—June. —Eros se dirigió a la nueva Gran Madre, que se encontraba a su lado—, ¿crees que puedes enfrentarte a él?

—No lo sé... —June parecía muy insegura de sí misma. Todo eso era muy repentino para ella.

—Escucha —susurró, colocando ambas manos con suavidad sobre las mejillas de June, sumergiéndose en la profundidad de sus ojos—, ante mis ojos, eres la personificación misma de la fortaleza, el coraje y la belleza. Si Eira te eligió a ti, es porque estás lista. Ahora más que nunca, debes responder al llamado de la Gran Madre. Puedes hacerlo, ¿me oyes? La fuerza reside dentro de ti. Tienes a todo Velerian a tus espaldas.

—No lo sé, yo...

—¡Ellos confían ciegamente en ti, June!

—¡Ella era una Gran Madre excepcional, no se compara en nada a lo que soy!

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora