Capítulo 15

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Eros y June


El sol se estaba ocultando y June abrazaba a Eros mientras el viento frío mecía su cabello suavemente. Reyna lideraba la marcha y cabalgaron durante varias horas hasta que la luna se alzó en el oscuro cielo. Finalmente, tomaron la decisión de adentrarse en el bosque para evitar ser encontrados.

Reyna zigzagueaba hábilmente entre los árboles, refugiándolos de posibles perseguidores. Cuando consideró prudente disminuir la velocidad, hizo una señal con la cabeza a Eros, quien comprendió al instante y bajó del caballo con agilidad.

—Por el momento estaremos bien aquí —exclamó Eros dirigiéndose hacia Reyna.

—Espero que no nos hayan seguido el rastro. —La escurridiza asesina se bajó del caballo con delicadeza. Alerta a cualquier movimiento o ruido que fuese ajeno a ellos.

—No lo creo. —Eros inspeccionó la tierra con profundidad—. Se ve que no ha llovido en un buen tiempo, la tierra está seca, por lo que será complicado que nos sigan la pista.

—Maldición —exclamó June a la vez que intentaba, aunque con dificultades, bajar del prominente caballo. No terminaba de acostumbrarse a ello.

—¿Qué demonios fue eso de antes? —formuló Eros de golpe, dirigiéndose hacia la princesa, quien ya había logrado tocar el suelo con sus piernas sin caerse en el intento. Pero los segundos pasaban y ella no era capaz de recitar palabra alguna—. ¡He preguntado qué demonios fue eso!

—¡No lo sé! —gritó June presionando ambos puños con fuerza, intentando alcanzar su nota más alta.

—¿Qué no lo sabes, dices? —Él se llevó una mano a su rostro y lo frotó con suspicacia—. Has hecho eso como si fueses toda una experta, ni siquiera me puedo estar creyendo que lo que vi allí atrás fuese cierto. Mi cabeza me está dando vueltas. ¡Maldita sea!

Ni Reyna ni June podían hablar, pues un profundo silencio se había apoderado de la situación. Eros lucía más alterado que de costumbre y por primera vez comenzaba a pensar que la loca historia de Lyon quizás no era del todo descabellada. Tras varios minutos, fue él quien se dignó a proseguir:

—¿Acaso era por eso que Vadim te buscaba con vida? ¿Qué es lo que escondes? ¿Qué mierda quieren de ti? ¡¿Eh?!

—¡¡Te he dicho que no lo sé, maldición!! —respondió June cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

—¿Qué demonios eres? —Eros se aproximó unos pocos metros hasta ella y la observó de forma penetrante, como intentando desentrañar incluso sus más íntimos pensamientos.

—Una Nighfa, eso está claro —exclamó Reyna desde detrás de ellos, lo que llamó en gran medida la atención de Eros. Ya había escuchado esa palabra una vez y la oyó de Lyon.

—¿Qué?

—Lo que dijo ella. —June elevó su mirada y la cernió sobre el extrañado joven.

—Hace unos días había oído que una persona en una taberna habló de eso, pero jamás creí que fuese cierto.

—Bueno, no solo es cierto, sino que ahora estás viendo a una justo frente a ti —aclaró Reyna.

—No tiene sentido. —Eros se valió de una pequeña pausa, sin apartar su mirada de ella—. ¿Por qué no te deshiciste de mí cuando pudiste?

—Créeme, si hubiese podido lo habría hecho sin siquiera pensarlo.

—Entonces eres lo que sea que se llame y no tienes idea de cómo hiciste lo de recién, ¿verdad?

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora