Capítulo 74

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Lina

Los pequeños deditos de Lina se hallaban sumidos en un gélido entumecimiento, un frío que, por lo general, no le resultaba desconocido ni inquietante. Sin embargo, en esa noche en particular, mientras su pecho palpitaba frenéticamente y sus piernas temblaban con un atisbo de temor, el frío parecía adquirir un protagonismo inusual. Se filtraba sin piedad por cada rendija, obligándola a frotar sus brazos en busca de algún que otro atisbo de calor reconfortante.

Alzó la cabeza una vez más, asegurándose de estar en el camino correcto. A lo lejos, distinguió una especie de fuente de agua esculpida en arcilla blanquecina, donde un diminuto arroyo serpenteaba con gracia por cada detalle de esa estructura armoniosa. Una mano se aventuró en su bolsillo derecho, donde palpó hasta hallar un papel de tono blanco. Lo desplegó bajo la tenue luz lunar y leyó la palabra «Santuario» con una caligrafía inconfundible, acompañado de un horario escrito en uno de sus extremos. Un escalofrío volvió a arremeter como un látigo en su espina dorsal, desencadenando una descarga eléctrica que erizó cada poro de su piel. Tomó unos instantes adicionales, escudriñando la zona con mirada inquisitiva. Volvió a revisar el papel en sus manos. Otra vez. Necesitaba una razón, cualquier excusa que la empujara a salir de allí. Sin embargo, inspiró profundamente y se aventuró de una vez por todas.

Un silencio opresivo envolvía el lugar, congelando su sangre y erizando cada uno de sus cabellos. A los flancos de la fuente de agua, unos fuegos ardían incansables desde hacía años. Los conocía demasiado bien como para desviar su atención hacia ellos. Se quedó inmóvil, en silencio, como una estatua, absorbiendo la atmósfera intensa que la rodeaba.

—Ya estaba empezando a pensar que ni siquiera te dignarías a aparecer. —La voz de Valkor llenó el espacio y Lina se volvió hacia él, su respiración se alteró de golpe. Sabía que él estaría allí, pero aun así...—. Te he dicho en más de una ocasión que detesto la impuntualidad. —Elevó la mirada hacia el cielo, verificando la posición de la luna—. Casi cuarenta minutos... —La devolvió hacia ella—. Pensé que, al menos, no me decepcionarías en eso.

—Noche algo... caótica —respondió Lina, con un tono serio y profundo.

—Atraparon a muchos de los nuestros esta tarde. —Valkor dio unos pasos hacia la niña, evidenciando una clara frustración en su tono de voz y rostro. Aunque, proviniendo de Valkor, no era nada nuevo—. Podrías haber aprovechado ese mismo «caos» para poner fin a todo esto de una vez por todas. Y ni siquiera eso hiciste.

Repentinamente, varios Exiliados más emergieron de las sombras, haciendo que Lina retrocediera ligeramente, visiblemente aterrada. Eran una decena, quizás más.

—¡Dijiste que estaríamos solos!

—Oh, ¿acaso acordamos algo así? —La sonrisa burlona de Valkor no se hizo esperar—. Qué olvidadizo soy... —Ladeó un poco su rostro, entrecerrando sus ojos con desdén. Su mirada se centraba única y exclusivamente en Lina, como si el resto del bosque e incluso todo Azaroth hubieran perdido relevancia—. ¡Tan malditamente olvidadizo como tú! —rugió con furia, haciendo que la pequeña volviese a retroceder, aunque sin demostrar ni una pizca de terror en su rostro. Valkor hizo un gesto con la mano y sus secuaces se detuvieron en sus lugares, mientras él continuaba avanzando hacia ella—. Pero... ¿sabes? Lo he estado pensando y... —Asintió varias veces, como si estuviera reflexionando nuevamente—. Lo tomaré como un error. Has pasado por mucho, mi pequeña Lina. Este último año fue... caótico para todos, especialmente para ti. —Valkor casi había llegado hasta ella y la pequeña le permitió hacerlo, aunque con cierto recelo—. Entiendo cómo te sientes. Tuviste que permitir que Nova encontrara su propio camino con Aelwyn... Fue difícil y lo entiendo. —Se colocó frente a Lina, sin apartar la mirada de sus ojos—. Yo también. No hay un solo día en que no la extrañe. Pero ya te lo dije en más de una ocasión, ¿no es cierto? Hay que pensar que ahora está con ella. En mejores manos...

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora