Capítulo 34

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Reyna y Eleanor


—No podrás hacerle frente con esa postura. —Reyna corregía la posición de las manos de Eleanor—. Eros no es ningún idiota. Si lo haces de esa manera, entonces no tendrás ni una oportunidad contra él.

—¿Podrías ser un poco más específica?

Reyna largó un suspiro para intentar serenar su mente. Había estado horas intentando enseñarle a la líder de los Centinelas y tenía el objetivo de prepararla para que mínimamente pudiera ser capaz de hacerle frente al joven asesino. Se pasó una mano por su frente y pensaba en alguna idea. Algo que pudiese ayudarla. De repente, se le encendió la velita.

—¿Reyna?

—No debería hacer esto... —Ella negaba con la cabeza—. Me prometes que me ayudarás con June, ¿cierto?

—Descuida —Eleanor se reincorporó—, te doy mi palabra.

La joven asesina se acercó a la muchacha y le devolvió una mirada inexpresiva. Una parte de su mente le decía que no lo haga. Que no era una buena idea. Pero la otra sabía que necesitaba su ayuda, por lo que se detuvo justo frente a la guerrera y ascendió su espada.

—Hay un lugar... Existe un recoveco que Eros siempre deja desprotegido. Es tan solo una pequeña abertura, pero si aprovechas el momento adecuado podrás ganarle sin duda alguna.

—¿En serio?

—Sí. —Reyna le demostraba los movimientos específicos que debía hacer con su espada—. Desde que éramos pequeños jamás defendió esa porción de su rostro. No está preparado para ello, por lo que ganarás sin demasiado problema... Todos tienen debilidades, ¿sabes?

—Sí, y sólo los más cercanos la conocemos. —Eleanor bosquejó una sonrisa y posó una mano sobre el hombro derecho de Reyna, quien se comenzaba a arrepentir de decir tales palabras—. Deberemos practicarlo. Luego te enseñaré la forma perfecta de deshacerte de June, ¿de acuerdo? Nadie lo sabrá, te lo aseguro.

Reyna desvió su mirada hacia las centelleantes estrellas y sus ojos se iluminaron. Sabía que no estaba bien lo que hacía, entonces ¿Por qué continuaba con todo aquello? ¿Por qué arriesgar la vida de la persona que estaba tan enamorada?

«Espero que sepas defenderte de eso esta vez», pensó Reyna. «Solo espero que puedas advertirlo a tiempo»

—¿Continuamos? —preguntó Eleanor—. Aún queda mucho por hacer.

—Sí.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora