Capítulo 88

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June

Con el corazón latiendo desbocado, June se armó de valor y confianza mientras se enfrentaba a la prueba más peligrosa e importante de su vida. Sus pasos temblorosos la llevaron hacia la imponente esfera luminosa, cuyos tonos violetas brillantes parecían destellar con una energía mágica. A diferencia de las veces anteriores, el Ojo no parecía emitir rechazo o repelerla, sino más bien se presentaba como una invitación, pero aquello no significaba nada. Con Lilith había ocurrido más de lo mismo y finalmente termino siendo rechazada como el resto, por lo que no debía confiarse.

Mientras se acercaba, el zumbido constante de los rayos azotaba su rostro y su cuerpo, como una caricia eléctrica que la llenaba de una extraña sensación. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos como tambores de guerra, y el miedo y la determinación luchaban en su interior. A pesar de la incertidumbre, tenía claro que esta era su oportunidad, su momento para demostrar que tenía lo que se necesitaba para enfrentar las sombras que amenazaban Azaroth. Mientras se iba aproximando, su Alarys Lumenar vibraba y se iluminaba en destellos y colores vibrantes, como si no comprendiese a la magnitud del poder que se estaba enfrentando. Lo que dijo Raymond se estaba haciendo evidente, la vestimenta le indicaba que aún no estaba lista y no era capaz de discernir de qué se trataba tal inmensa energía y, con ello, su propia vida peligraba. Aquella protección que se activaba con el resto de aspirantes, parte de un mecanismo de defensa ante la prueba, no funcionaría en ella. Ella podría morir. Tanto Raymond como la Gran Madre lo sabían, pero debían asumir el riesgo; después de todo, ella era la hija de Thryna y quizás todo volvería a repetirse como en aquella noche, varias decenas de años atrás.

A medida que June se acercaba, una sensación intensa de energía la envolvía, como si múltiples rayos de energía acariciaran cada porción de su cuerpo. Su vestimenta parecía reaccionar de forma agresiva, agitándose como una fiera advertencia, como si intentara protegerla a toda costa. Pero la princesa no se inmutó. No podía retroceder. Este era su destino.

Avanzó con determinación, y conforme lo hacía, unos susurros misteriosos comenzaron a infiltrarse en su mente. Las palabras resonaban en el antiguo idioma Aerithia, aquel que su madre le había enseñado en su infancia. Al principio, los susurros eran incomprensibles, como un eco distante que apenas rozaba sus pensamientos. Pero a medida que se adentraba en la misteriosa energía que la rodeaba, las palabras cobraban forma y sentido. Era como si alguien hablara directamente en sus oídos, susurros claros y vívidos que enviaban un leve cosquilleo a cada vello de su brazo.

Detuvo sus pasos a mitad de camino hacia el orbe, mientras los susurros crecían en intensidad. En medio de las palabras, pudo distinguir las voces de dos personas, hablando en aquel idioma olvidado. Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando reconoció la voz de su madre, un sonido que llevaba tiempo anhelando escuchar nuevamente.

Junto a la figura lumínica del Ojo del Alba, algunos rayos azulados comenzaron a tomar forma, creando una imagen tangible que solo ella podía ver. Allí, en medio de la luz azulada, vio a su madre. Su figura era etérea, bañada en el resplandor del Ojo. Los susurros en Aerithia se desplegaron ante June, como un cuadro en movimiento que cobraba vida en su mente.

En un parpadeo, la escena cambió y el resplandor azul que envolvía a June la transportó a un recuerdo distante. Se encontró a sí misma como una niña pequeña, sentada en el regazo de su madre. El cálido sol del atardecer teñía el ambiente con tonos dorados y naranjas, creando una atmósfera acogedora y deslumbrante.

Su madre la miraba con ternura mientras acariciaba su cabello, y su voz suave resonaba en sus oídos al contarle historias de antiguas leyendas y héroes valientes, donde un caballero azul se alzaba como uno de los protectores. Siempre el mismo héroe que la tenía fascinaba y ansiaba, alguna vez, conocerlo en persona. Pero sabía que eso era imposible, no eran más que historias de fantasía. Las palabras fluían como melodías, mientras los ojos de la pequeña y dulce June brillaban con emoción, sumergida en cada palabra, imaginando los reinos lejanos y los desafíos que los protagonistas enfrentaban. Ella quería ser la heroína de la historia, quien siempre se presentaba como una maga. Una hechicera muy poderosa.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora