Capítulo 83

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Ray

La lluvia caía con una ferocidad constante, como si el cielo mismo llorara por la batalla que se libraba bajo su manto. Cada gota golpeaba el suelo, mezclándose con la tierra en un ballet caótico de agua y barro. Los truenos retumbaban en la distancia, añadiendo una melodía de peligro y tensión al escalofriante escenario.

Entre el estruendo de la tormenta, Ray y Nevryn se enfrentaban con una intensidad palpable. Cada movimiento era una danza de destreza, cada golpe resonaba con la fuerza del conflicto que los consumía. El aire estaba cargado de electricidad, como si la energía misma del universo estuviera siendo canalizada a través de sus cuerpos. Expectante.

Nevryn no daba tregua, presionando sin descanso con la ferocidad de un depredador hambriento. Ray, por su parte, luchaba con todas sus fuerzas, resistiendo el embate con una determinación feroz. Cada músculo de su cuerpo ardía con el esfuerzo, pero se negaba a ceder ante su implacable adversario.

En medio del caos, el pequeño buscaba desesperadamente el momento perfecto, la oportunidad única que le permitiría cambiar el curso de la batalla. Sabía que no podía permitirse cometer un error, que cada movimiento debía ser calculado y preciso. Era su única esperanza de salir victorioso de aquel enfrentamiento, de demostrar que era más que un simple aspirante. Que podía ser un Centinela más; uno de ellos.

La batalla se intensificó, y los dos combatientes se enzarzaron en un duelo frenético y violento. Los golpes se sucedían con una velocidad y una fuerza increíbles, haciendo temblar el suelo y el aire. El sonido de las armas chocando era ensordecedor, y el de los gritos y los insultos, aún más. Ray y Nevryn se movían con una gracia y una habilidad asombrosas, esquivando, bloqueando y contraatacando con una precisión milimétrica. Parecían dos bailarines en una danza mortal, o dos bestias en una lucha salvaje.

Nevryn estaba empujando a Ray hasta sus límites más extremos. El pequeño aspirante a Centinela luchaba con todas sus fuerzas, pero cada ataque de Nevryn lo llevaba un paso más cerca del abismo. Ray sentía el cansancio pesar en cada fibra de su ser, su aliento se hallaba fuertemente entrecortado por el esfuerzo mientras luchaba por mantenerse en pie.

Nevryn avanzó con determinación, el filo de su espada brillaba bajo la luz de la luna mientras se abalanzaba sobre Ray con un golpe que parecía ser el final. Ray apenas tuvo tiempo de reaccionar, su cuerpo respondió de manera casi instintiva ante el peligro inminente. Si no hubiera sido por el efusivo entrenamiento de Eros, sin duda alguna hubiera perecido desde el primer movimiento. Conocía ese ataque; sabía qué hacer y cómo reaccionar, por lo que cuando la espada de Nevryn descendió con fuerza, Ray se movió con una velocidad impresionante, esquivando el golpe por un pelo.

El silencio se apoderó del bosque por un breve instante, roto solo por la respiración agitada de los combatientes y el suave tamborileo de la lluvia sobre las hojas. Nevryn descendió la mirada, sorprendido al ver un corte en su brazo donde la espada de Ray había rozado su piel.

Ray lo miraba con cierto desdén, agitado, mientras su corazón latía con fuerza en su pecho. La lluvia, impasible, continuaba cayendo a su alrededor. En ese momento, Nevryn abrió los ojos y rugió con furia, la ira parecía haberlo consumido por completo mientras se preparaba para acabar con Ray de una vez por todas.

—No tienes ni idea de cuánto placer me dará arrebatarte tu fulgor esta noche, mocoso. ¡Si hasta tu Fulgurien lo sabe! Desde el momento en el que te lo dieron sabía que estaba condenado. ¡Tan solo mírate! Ya estás atrapado, ¡tu final está sellado! —proclamó Nevryn con una sonrisa desafiante bajo la lluvia que caía implacablemente.

—Una batalla no se da por perdida hasta que de mi último aliento. —respondió Ray, su voz se halaba entrecortada por el jadeo y el palpitar frenético de su corazón. Le costaba hablar sin que su voz temblara por el esfuerzo—. Solo uno de nosotros sobrevivirá. ¡Y ese seré yo!

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora