Capítulo 27

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June


El sol comenzaba a declinar en el horizonte cuando las Nighfas terminaron de atender a June. Cada una de ellas trabajaron en conjunto para sanar sus heridas y aliviar su cansancio. A medida que la energía vital fluía a través de las manos de las Nighfas, June sentía cómo la fatiga abandonaba su cuerpo, dejando espacio para una sensación de completa renovación. Cada toque que recibía, parecía dulces caricias, acompañada de choques electrizantes que envolvían todo su cuerpo.

Durante las horas de cuidados, las Nighfas no dejaron de hacer preguntas sobre su travesía. Querían saberlo todo. Sobre las aves que había visto, las plumas que había encontrado y, por supuesto, querían detalles sobre su encuentro con Alasyra. June respondió con entusiasmo, relatando cada detalle con vivacidad. Sin embargo, sus ojos no dejaban de volver a la pluma de Alasyra, que ahora parecía emitir sombras, como si estuviese imbuida de una energía mágica.

Eso antes no pasaba. Estaba segura de ello.

Una vez que se sintió completamente recuperada, Raymond la invitó a reunirse junto a la sombra del Gran Árbol. Al llegar allí, June no pudo evitar echar un vistazo hacia el resto de Nebulos y Nighfas, quienes parecían estar entrenando en la utilización de su energía mágica.

Algunas de ellas lucían vestimentas blancas impecables, mientras que otras mostraban ropajes con una amplia gama de colores y detalles exquisitos, lo que llamaba la atención de la joven Loreth en desarrollo. Algunas llevaban destellos plateados que brillaban bajo la luz del sol, mientras que otras exhibían tonos dorados y amarillentos en patrones intrincados. La energía fluía a su alrededor de manera majestuosa, serpenteando y danzando como haces de luz vibrante, que parecían envolverlas. Esos destellos llegaban hasta los ojos centelleantes de June, quien no pudo evitar esbozar una encantadora sonrisa. Todo aquello le hacía recordar a su madre y aquellos «trucos de magia» que tanto le gustaba presenciar cuando era pequeña.

Quedó fascinada al ver cómo las Nighfas manipulaban la energía con tanta destreza y elegancia. Algunas daban vida a esferas luminosas que flotaban suavemente en el aire, mientras que otras formaban complejas figuras geométricas con su energía, moldeándolas a su antojo. Otras Nighfas practicaban técnicas más avanzadas, como crear pequeños remolinos de energía vibrante o agitar ráfagas en el aire con un simple gesto.

—¿Alguna vez imaginaste que podrías estar en un lugar como este? —preguntó el anciano, y June se devolvió para mirarlo, con una sonrisa y entusiasmo incontenibles.

—Lo poco que sabía de ellas... Lo poco que sabía de quién soy ahora, solo lo escuché en las historias que me contaba mi madre. —Hizo una breve pausa antes de continuar—: Jamás creí que fueran ciertas.

—Pues no solo lo son, joven June, sino que además estoy seguro de que tú eras la protagonista de todas ellas... Tu madre. Thryna, era toda una soñadora...

—¡No puedo creerlo! —recitó emocionada, elevando el tono de su voz, incapaz de contenerse—. ¡Eso es increíble!

—Ahora, responderé una de tus dudas, joven June. Lo que ellas visten, nosotros las llamamos Alarys Lumenar o, en otras palabras, Aurora Eterna —explicó el anciano—. Las Nighfas llevan una de estas. Los Nebulos, en cambio, utilizamos una variante, aunque en teoría son lo mismo.

June lo escrudiñó unos pocos segundos y no tardó en detectar que la vestimenta de Raymond era similar a la de las Nighfas, pero difería en colores y composición.

—¿Por qué es tan especial? ¿Qué la diferencia de otras vestimentas? —inquirió curiosa.

—La Alarys Lumenar es más que una simple vestimenta, querida June. Es un tesoro sagrado, un lazo espiritual que conecta a todos los Velerians a lo largo de las eras. Ha sido transmitida de generación en generación, desde los albores de nuestra tribu hasta el presente —explicó con una mirada nostálgica hacia su propia vestimenta—. Cada Velerian que ha portado esta vestimenta ha dejado su huella en ella, impregnando cada fibra con su esencia y su propia historia. Es una historia viva, una encarnación de la energía ancestral de Azaroth que fluye a través de cada uno de nosotros. Un recuerdo. Una memoria que será incapaz de borrar...; una que siempre permanecerá junto a los nuestros y la montaña que siempre nos ha resguardado del peligro.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora