Capítulo 26

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June


June caminaba detrás del anciano, quien avanzaba con paso tranquilo apoyándose en su habitual bastón de madera. El sendero los llevaba a través del bosque y hacia la montaña, un pico nevado que parecía alzarse muy en lo alto hacia el cielo, como si buscase proclamarse como la montaña más alta de todo Azaroth. Varios Velerians los seguían a cierta distancia, ansiosos por presenciar la prueba que estaba a punto de tener lugar.

—¿A dónde me llevas? —inquirió ella, completamente aterrada. Los ojos de todos se cernían sobre su nuca y no tenía ni la menor idea de a qué iba a tener que enfrentarse.

—Nosotros le llamamos Cova Avialuminis, que se traduce como La Gruta de las Aves Luminosas. —June alzó una ceja, extrañada, pero decidió no interrumpirlo—. Escucha con atención, joven June. La prueba que estás a punto de enfrentar es un paso crucial en todo sagrado camino para convertirte en un Nebulo o, en tu caso, una excepcional Nighfa. Es una tradición sagrada entre los Velerians y uno de los momentos más importantes en la vida de un aspirante.

—¿Esta es la primera de las pruebas?

—Es la que le da comienzo a tu senda como Nighfa, joven June. Si no eres capaz de superar esta prueba, entonces eso querrá decir que no estás preparada para formar parte de las Nighfas. —Aquel comentario hizo que el pecho de June sintiera un dolor punzante, pues su corazón se aseguró de ponerla aún más nerviosa que antes. No le bastaba con todas las miradas y susurros constantes que oía a sus espaldas, sino que ahora también debía superar esta prueba, cualquiera que fuese, sin importar qué. Tragó saliva con pánico y, de un momento para el otro, sus piernas comenzaron a temblar; sus dedos parecían tener vida propia.

El sendero que recorrían para llegar a la cueva era un camino estrecho y empinado, serpenteando por las laderas de la majestuosa montaña de los Velerians, quienes parecían haberla tomado como suya desde hacía siglos, pues nadie parecía tener intención alguna de reclamarla. El terreno estaba cubierto de musgo y raíces, creando una alfombra natural que amortiguaba sus pasos y emitía un suave aroma a tierra y vegetación.

A medida que avanzaban, los árboles altos y frondosos los rodeaban, sus hojas susurraban secretos en el viento. Los rayos dorados del sol filtraban a través del dosel de hojas, creando patrones de luz y sombra en el camino. El sonido de un arroyo cercano fluía como una melodía suave, acompañándolos en su viaje. Un viaje que parecía ser eterno y, cada paso sutil que daba June, sentía su corazón martilleando en su pecho, a punto de salirse de lugar.

—Te adentrarás en el hogar de las Alarys, June. —Ella enarcó una ceja, pero sin apartar la vista del empinado camino que estaban transitando. Lo único que faltaba era que fuese incapaz de siquiera alcanzar la cueva—. Las aves que encontrarás en esa cueva poseen plumas únicas, cada una con un color y un significado distintivo. Cada ave está relacionada con un tipo específico de Alarys Lumenar, y las plumas son la llave que te permitirá acceder a ella.

—¿«Alarys Lumenar»?

—Todo a su tiempo, joven June. —Ella asintió en respuesta y volvió a tragar saliva. El miedo a lo desconocido la estaba matando por dentro—. La prueba consta de dos partes. En la primera parte deberás encontrar una pluma digna para ti. Recuerda que será ella quien te escoja a ti y no al revés. Su elección no será aleatoria; las aves sentirán tu esencia y te mostrarán cuál es la pluma adecuada. Si una pluma no está destinada para ti, volará hacia otro lugar o simplemente su dueña hará todo lo posible por quitártela.

—¿Todo lo posible? ¿A qué te refieres con eso?

—Verás, joven June... —El hombre se tomó un tiempo para responder, mientras intentaba rodear una enorme roca que se interponía en su camino. Tras hacerlo con la delicadeza propia de un anciano, se devolvió hacia una escurridiza June que consiguió hacerlo en dos simples pasos.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora