Ray
La ventana había quedado abierta por completo. Pese a que Eleanor lo había regañado incontables veces debido a ello, Ray no fue capaz de acordarse de cerrarla. La misma yacía justo encima de él y una finísima tela de seda, la cual contenía ciertos encajes y condecorados, se mecía de un lado hacia el otro debido a la suave brisa que ingresaba y helaba la frente y nariz del pequeño niño.
Había estado dando vueltas por su cama desde hacía varias horas. Luego de que la líder de los Centinelas lo hubiese ubicado en su correspondiente habitación y se haya asegurado de arroparlo correctamente, lo dejo a solas. Lina venía con ellos, pero, de alguna forma extraña, parecía haberse ido con Eleanor, pues susurraron palabras tan delicadas que el pequeño no fue capaz de descifrar. Sea lo que fuere que había hecho su amiguita de seguro le esperaba un regaño, y daba gracias que no fuera para él esta vez.
No se había animado a moverse hasta varios minutos después, pues le avergonzaba mucho la situación y no quería hacerle saber que aún estaba despierto. Luego de varios intentos y algunas horas, por fin se forzó a dormir y de alguna manera, como por arte de magia y para su suerte, cayó dormido como un tronco, sin embargo, aún lo atormentaba una pesadilla. Todo estaba oscuro, pero una voz bastante robusta, masculina y muy gruesa parecía mascullarle algunas palabras, las cuales no alcanzaba a descifrar, como si las mismas carecieran de sentido alguno.
Los pliegues de la frente del niño parecían exhibirse por momentos y no podía evitar arrugar su delicada y fría nariz, a la vez que cerraba con fuerza sus ojos, como si algo le estuviese haciendo daño, como si esa maldita pesadilla estuviese haciendo todo lo posible para que el pequeño y débil muchacho despertase y tuviese que pasar mucho tiempo más intentando conciliar el sueño. Aquella voz no parecía hacer más que sonidos roncos, sin embargo, con el paso del tiempo, la misma se fue haciendo cada vez más y más presente en su cabeza, como si se encontrase a su lado, como si alguien le estuviese hablando al oído. Pronto y sin que se diese cuenta, comenzó a entenderlo:
—Niño... Niño... ¡Niño!
El pequeño se despertó dando un brinco como nunca antes lo había hecho. Su cuerpo se encontraba sudado, algo ciertamente inusual, y jadeaba con fuerza para recobrar el aliento, como si el aire que ingresaba a su cuerpo no fuese capaz de llenar por completo sus pulmones. Abrió sus verdosos ojos con desesperación y al cabo de unos pocos minutos recobró el sentido; entonces todo pareció volver a la normalidad. Alzó la mirada sobre sus hombros y contempló la cortina agitarse con violencia debido a la brisa, la cual se había hecho más pronunciada con el pasar de la noche.
—¿Qué demonios fue eso? —susurró para sus adentros. Frotó sus achinados ojos con delicadeza y dejó salir un suspiro forzado—. Esa voz... parecía demasiado real. —Hizo una pequeña pausa y volvió a respirar hondo, lo suficiente como para llenar, ahora sí, por completo sus pulmones—. Esas malditas pesadillas me vienen molestando desde esa maldita noche.
—¡Niño! —La misma voz robusta se escuchó con suma claridad dentro de la cabeza del pequeño.
—¡¿Qué?! —Se levantó de la cama de un sobresalto y comenzó a mirar a sus costados de forma exasperada, en un intento por averiguar de donde provenía.
—Debo hablar contigo, niño.
—¿Quién eres? —gritó Ray de forma desaforada y con su voz un tanto quebrada debido al miedo que lo había inundado por completo—. ¡Muéstrate!
—Si quieres saberlo, entonces ven a buscarme.
El pequeño vaciló por unos instantes. Se quedó expectante durante algunos segundos y tras ello agitó su cabeza repetidas veces hacia ambos lados, como si quisiese asegurarse de que todo aquello no fuese parte de la misma pesadilla de recién. Se llevó ambas manos a sus rosados y helados cachetes y los pellizco con fuerza. Era real. Estaba despierto, pero aquella voz dejó de resonar en su mente.
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Lazos de Sangre
Fantasy📚 Finalista en la Lista Corta de los Wattys 2024 📚 En el mundo de Azaroth, donde los límites entre la magia y la realidad se desdibujan, los destinos de los seres mortales están entrelazados con los caprichos de los Seres Ancestrales, quienes cons...