Capítulo 28

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June


La energía que fluía por los cuerpos de las Nighfas era como una sinfonía mágica, una coreografía de poder y habilidad que dejaba a June maravillada. Ahora que había activado la Alarys Lumenar perteneciente a Alasyra y con el corazón latiendo desbocado en su pecho de la emoción, June se preparaba para unirse al entrenamiento y comenzar su propia transformación. Ella, más que nadie, conocía de sobra que era una batalla contra el tiempo y que no tenía ni un solo valioso segundo que perder. De alguna manera se sentía inspirada y determinada a convertirse en una Nighfa magistral, como las que tenía en frente de ella, como la que siempre había soñado.

Como lo era su madre. Una Loreth hecha y derecha.

—El poder que albergamos en nuestro interior es una energía muy antigua, incluso más antigua que las tierras de Azaroth —comenzó el anciano—. Tenemos la capacidad de materializarla de diversas maneras, e incluso, como pudiste haber apreciado en la mañana, de sanar heridas con una velocidad asombrosa, ya que nuestro cuerpo está compuesto por esta misma energía, permitiéndonos restaurarla de una forma mucho más veloz. Por eso, si esta energía llegara a descender a cero, no nos quedaría más opción que aguardar una muerte inevitable.

—No logro comprender del todo cómo funciona —confesó June, aún confundida, mientras observaba sus manos y movía los dedos en un intento por canalizar esa extraña fuerza.

—La mayoría de los Velerians pasamos largos años intentando aprender a manejarla, joven June. Los niños juegan y estudian al mismo tiempo que intentan hacer emerger, aunque sea, una pequeñísima porción de su energía. Esto los convertiría en Nebulos o Nighfas, algo que todo Velerian anhela, o de lo contrario, están destinados a ser Centinelas... Solo para que lo sepas, querida June, no todos logran controlar esta energía. Aunque algo me dice que no me decepcionarás. Tendré que enseñarte al menos lo básico para que sepas defenderte. El tiempo es nuestro peor enemigo, así que necesito que des lo mejor de ti, aunque sin presionarte demasiado.

—¡Sí! —respondió June, rebosante de entusiasmo—. Daré todo de mí.

—No esperaba menos —dijo tras concederle una sonrisa amable—. Aunque he de informarte que la energía que envuelve tu cuerpo es distinta a la de los Nebulos, pues es mucho más potente con el paso de los años, por lo que debes ser muy precavida, especialmente teniendo en cuenta que llevas contigo esa Alarys Lumenar —apuntó hacia su vestimenta.

—¿Eso que significa? —June sentía que aquello era una advertencia. O un consejo. O simplemente la estaba previniendo de algo que ni él mismo sabía cómo controlar.

—Sólo ten cuidado, ¿de acuerdo? No queremos que lo de hace un rato vuelva a repetirse. Si de algo estamos seguros, es que Alasyra es un poco celosa y no te quitará los ojos de encima. —Hizo una pequeña pausa, mientras hacía un paneo general con la mirada al resto de Velerians, para luego reponerla sobre ella—. He de informarte, además, que el poder de las Nighfas se comparte, joven June, es por ese motivo que al haber menos Nighfas, las que quedan serán mucho más poderosas. Es todo parte de un equilibrio vital.

—Por eso hay tan pocas... —susurró para sus adentros—. Entendido —respondió, aunque sin entender del todo a lo que se refería. Un escalofrío volvió a recorrer su espina dorsal al oír aquel nombre una vez más. Algo en su oreja le estaba comenzando a decir que no sería la última vez que lo oiría.

—Una vez aclarado esto, joven June, ahora sí. Podemos empezar. —El hombre curvó una sonrisa en sus labios y se la quedó contemplando unos momentos en silencio antes de proseguir. Era como si estuviese orgulloso de volver a ver esa Alarys en particular activada una vez más—. El entrenamiento de toda Nighfa consta de tres fases: la primera de ella es establecer la conexión interna con tu propia energía, la segunda es aprender acerca del control y su expansión y la última de ellas es la armonización y dominio de ella. Y luego está la fase final...

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora