Las anormales voces de bienvenida

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Capítulo 9:

Las anormales voces de bienvenida

Tabatha:

Los tres nos dimos media vuelta, sorprendidos. La profesora McGonagall, nos llamaba por encima de las cabezas de la multitud. Tenía una expresión severa y un moño en la nuca; sus penetrantes ojos se enmarcaban en unas gafas cuadradas. Nos abrimos camino hasta ella con cierta dificultad y un poco de miedo. Había algo en la mirada de nuestra jefa de casa, que hacía que pensáramos que habíamos hecho algo malo. De Harry y yo era de esperar, pero ¿de Hermione?

-No tienen que poner esa cara de asustados, sólo quiero hablar con ustedes en mi despacho.-nos dijo.-Ve con los demás, Weasley.- Ron se quedó mirándonos mientras McGonagall se alejaba con nosotros detrás.

Ya en el despacho, una pequeña habitación que tenía una chimenea en la que ardía un fuego abundante y acogedor, nos hizo una señal para que nos sentáramos. También ella se sentó, detrás del escritorio, juntando sus manos sobre el puente de su nariz.

-El profesor Lupin ha enviado una lechuza comunicando que se sintieron indispuestos en el tren, Potter.- mi hermano y yo nos miramos. Antes de que pudiésemos medir palabra; se oyó llamar suavemente a la puerta, y la Madame Pomfrey, la enfermera, entró. Nos sonrojamos un poquito. Ya resultaba bastante embarazoso habernos desmayado o lo que le hubiera pasado, para que encima armaran aquel lío.

-Estamos bien.-dijo hablé con voz casi convincente.-No necesitamos nada...

-Ah, son ustedes.-murmuró Madame Pomfrey, sin escuchar lo que decíamos e inclinándose para mirarnos de cerca.- Supongo que han estado otra vez metiéndose en algo peligroso.

-Ha sido un Dementor; Poppy.-explicó la profesora McGonagall. Ellas dos intercambiaron una mirada sombría y la enfermera chascó la lengua con reprobación.

-Poner Dementores en un colegio.-volvió murmurar echando para atrás la silla de Harry y apoyando una mano en su frente.-No serán los primeros que se desmayen. Sí, está empapado en sudor. Son seres terribles, y el efecto que tienen en la gente que ya de por sí es delicada...-

-¡No somos delicados!-repuso Harry, ofendido.

-Por supuesto que no.-admitió distraídamente Madame Pomfrey, tomándome el pulso.

-¿Qué les prescribes?-preguntó resueltamente la profesora McGonagall.- ¿Guardar cama? ¿Debería pasar esta noche en la enfermería?-

-¡Estamos bien!-volvió a exclamar Harry, poniéndose en pie de un brinco. No entiendo por qué tanto lio si solo fue un desmayo y nada más. Me puse a pensar que si Malfoy estuviese aquí, estaría en el suelo matándose de la risa al ver el rostro colorado de mi amado mellizo. Bueno, debo admitir que en este preciso momento me estoy mordiendo la lengua para no ser yo la que esté en el suelo riéndome de mi pobre James.

-Bueno. Al menos tendría que tomar chocolate.-propuso la enfermera, que intentaba examinar mis ojos.

-Ya hemos tomado un poco. El profesor Lupin nos lo dio. Nos dio a todos.-respondí.

-¿Sí?-preguntó con aprobación.- ¡Así que por fin tenemos un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que conoce los remedios!-exclamó alzando los brazos.

-¿Están seguros de que se sienten bien, Potter?-preguntó la profesora McGonagall.

-Sí.-respondimos a coro.

-Muy bien. Tú.- señaló a Harry.- Haz el favor de esperar fuera mientras hablo un momento con la señorita Granger sobre su horario y con tú hermana. Luego podremos bajar al banquete todos juntos.-Harry salió al corredor con la señora Pomfrey, que se marchó hacia la enfermería murmurando algo para sí. Una vez que solo quedamos solas, la profesora sacó de su cajón un pequeño relojito de oro, pero era un poco diferente a cualquier reloj que yo haya visto en mí vida.- Aquí tiene, señorita Granger.-junto a ese relojito le entrego una hoja que eran los horarios. Mire de reojo y me di cuenta que tenía muchas más materias que los convencionales.- Señorita Potter.-aparté la vista del horario y miré a mi profesora.- Debido a sus clases particulares, usted deberá presentarse todos los viernes después de clases y antes de la cena para continuar con sus clases de Transformaciones, está demás decir que sigue siendo confidencial lo que estamos haciendo.- asentí varias veces.-De acuerdo, jovencitas, pueden bajar.- las dos nos despedimos de ella y salimos al pasillo rumbo al Gran Comedor.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora