La decepción de Lupin

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Capítulo 21:

La decepción de Lupin.

En la torre de Gryffindor nadie pudo dormir aquella noche. Sabían que el castillo estaba volviendo a ser rastreado y todo el colegio permaneció despierto en la sala común. Esperando a saber si habían atrapado a Black o no. La profesora McGonagall volvió al amanecer para decir que se había vuelto a escapar.

Por cualquier sitio por el que pasaran al día siguiente encontraban medidas de seguridad más rigurosas. El profesor Flitwick instruía a las puertas principales para que reconocieran una foto de Sirius Black. Filch iba por los pasillos, tapándolo todo con tablas, desde las pequeñas grietas de las paredes hasta las ratoneras. Sir Cadogan fue despedido. Lo devolvieron al solitario descansillo del piso séptimo y lo reemplazó la señora gorda. Había sido restaurada magistralmente, pero continuaba muy nerviosa, y accedió a regresar a su trabajo sólo si contaba con protección. Contrataron a un grupo de hoscos troles de seguridad para protegerla. Recorrían el pasillo formando un grupo amenazador; hablando entre gruñidos y comparando el tamaño de sus porras.

Harry no pudo dejar de notar que la estatua de la bruja tuerta del tercer piso seguía sin protección y despejada. Parecía que Fred y George estaban en lo cierto al pensar que ellos, y ahora los mellizos, Ron y Hermione, eran los únicos que sabían que allí estaba la entrada de un pasadizo secreto.

-¿Crees que deberíamos decírselo a alguien?-preguntó Harry.

-Sabemos que no entra por Honeydukes.-dijo Ron.-Si hubieran forzado la entrada de la tienda, lo habríamos oído.-

Ron se convirtió de repente en una celebridad. Por primera vez, la gente le prestaba más atención a él que a los mellizos, y era evidente que a él le complacía. Aunque seguía asustado por lo de aquella noche, le encantaba contarle a todo el mundo los pormenores de lo ocurrido.

Neville había caído en desgracia. La profesora McGonagall estaba tan furiosa con él que le había suprimido las futuras visitas a Hogsmeade, le había impuesto un castigo y había prohibido a los demás que le dieran la contraseña para entrar en la torre. El pobre se veía obligado a esperar cada noche la llegada de alguien con quien entrar, mientras los troles de seguridad lo miraban burlona y desagradablemente. Ninguno de aquellos castigos, sin embargo, era ni sombra del que su abuela le reservaba; dos días después de la intrusión de Black, envió a su nieto lo peor que un alumno de Hogwarts podía recibir durante el desayuno: un vociferador.

Las lechuzas del colegio entraron como flechas en el Gran Comedor; llevando el correo como de costumbre, y Neville se atragantó cuando una enorme lechuza aterrizó ante él, con un sobre rojo en el pico. Los mellizos y Ron, que estaban sentados al otro lado de la mesa, reconocieron enseguida la carta.

-¡Tómalo y vete, Neville!-le aconsejó Ron. Esté no necesitó oírlo dos veces. Tomó el sobre y, sujetándolo como si se tratara de una bomba, salió del Gran Comedor corriendo, mientras la mesa de Slytherin, estallaba en carcajadas. Oyeron el vociferador en el vestíbulo. La voz de la abuela de Neville, amplificada cien veces por medio de la magia, le gritaba que había llevado la vergüenza a la familia. Tabatha estaba demasiado absorto apiadándose de Neville para darse cuenta de que también él tenía carta. Phoebe llamó su atención dándole un picotazo en la muñeca.

-Oh, gracias.- Harry rasgó el sobre mientras que la lechuza picoteaba entre los copos de maíz de Neville. La nota que había dentro decía:

Queridos Harry, Tabatha y Ron:

¿Les apetece tornar el té conmigo esta tarde, a eso de las seis? Iré a recogerlos al castillo. ESPERADME EN EL VESTÍBULO. NO TIENEN PERMISO PARA SALIR SOLOS.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora